lunes, 17 de octubre de 2011

SHAILA

“No facilitamos negocios a terceros”

La banda de punk rock vuelve luego de un tiempo largo de ausencia. Con aire renovado, no quiere entrar en la vorágine de la industria rockera y apuesta a disfrutar cada etapa. Su lucha contra los medios y los envidiosos de siempre. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



Ya pasaron 17 años desde que Shaila dio el puntapié inicial en la música. Los amigos que formaron la banda mientras estaban en el secundario son ahora un grupo de treintañeros que sigue rockeándola. En el medio hubo discos, giras y shows, que continuarán en el futuro. Vienen de un parate desde fines de 2010, y en la charla con Noticias Urbanas adelantan lo que esperan los fans, un nuevo disco de estudio.

“Cuando volvimos, la idea fue no ponernos plazos o términos y tratar de que cada momento se dé con los tiempos que se tengan que dar. El disco es lo mismo, hay bosquejos de canciones pero sin plazos, puede que esté para el año que viene. Toda vuelta necesita un disco que grafique el ahora y este momento es muy movilizante para todos”.

–¿Por qué se dio el parate y por qué el regreso?
–Es más fácil explicar la vuelta que el parate. La vuelta es por la pasión que genera la música, y la pasión perdida en estos tiempos que paramos; volvemos por una necesidad. Y el parate responde a años de trabajar y trabajar, de tocar mucho y no parar nunca; giras, shows, festivales, cierres de año. En medio de todo eso, grabaciones, componer discos, todo autogestionado. Llegó un momento en que estallamos.

–¿Se plantearon cambios posparate?
–A nivel interno sí, cambian cuestiones de la composición interna, pero nada concreto. Es como escuchar al cuerpo; antes lo obligábamos a que vaya de un lado al otro, ahora nos dice “guarda, que no doy más”. Cada momento va a tener sus tiempos lógicos. Vamos a entrar en una vorágine en algún momento, quizá al grabar, pero de un modo light. Es volver un poco a los orígenes también.

–Con Shaila sucede algo raro, y es que a pesar de siempre crecer, nunca explotaron, mediáticamente hablando, del todo. ¿Lo sienten así?
–No descubro nada si digo que la música es un negocio que se pone por encima de todo. Y a la hora en que los grandes popes deciden qué está de moda y qué no, y qué suena y qué no, el negocio tiene que ser total. Si no te pueden chupar desde Sadaic los shows o los discos, vos no sos buen negocio. Negocio sos si encajás en todos los lugares, entonces te garpan un CD, te organizan shows, te llevan a festivales y te sacan guita. Shaila va en contra de eso y es una banda que no facilita negocios a terceros. Los discos los gestionamos y vendemos nosotros, ¿por qué me vas a dar una mano vos? Si me la das es porque después queres un manguito. Si bien las compañías no tienen el peso de los 90, ser independiente todavía en algunos sectores es mala palabra. Pasa un poco por ahí la cosa. ¿Por qué algunos medios no nos dan pelota? Si tenemos convocatoria, discografía, historia y todo. La única explicación es ésa.

–¿Qué dejaron de lado por la música?
–Todo lo que cualquier pibe se toma su tiempo para hacer, nosotros tuvimos que relegarlo, y no es por pasar factura sino una decisión que tomamos. Tu laburo está por debajo de la banda, tus estudios están por debajo de la banda, incluso quizás tus mujeres y novias están por debajo de la banda. Y el parate tiene algo que ver con eso. Cuando llegaron los chicos hubo que pegar un freno de mano, reestablecer prioridades y arrancar de nuevo.

–Desde las letras siempre manejaron temáticas y formas de decir las cosas distintas al resto de las bandas, ¿eso fue una decisión consciente o se dio solo?
–La lírica fue evolucionando con el crecer de Shaila. En las letras estuvo siempre el buscar el porqué de las cosas de una manera meticulosa. No era cuestionar y decir está mal, sino decir, “está mal por esto”. Eso te lleva a utilizar otro vocabulario.

–En cuanto a género, el punk rock parece haber quedado relegado tras las explosiones del reggae y el reggaeton.
–Nuestro género tiene una naturaleza que es la crítica, ser contestatarios. El punk se caracterizó por decirlo de manera más vehemente; el punk fue siempre un poco más marginal. Hoy al punk le succionaron la ideología, pero va a resurgir, es cíclico. Hoy es reggae, mañana otra cosa.

–¿Qué fue lo más duro contra lo que tuvieron que batallar?
–Son buenas preguntas porque son las que no queremos contestar. Tuvimos que batallar contra la envidia, contra un montón de gente mala leche que te quiere hacer pisar el palito, que le quiere hacer creer a la gente que uno no es como es. Quiere desenmascarar cosas que no tienen máscara, o te ponen en lugares en los que no estuviste ni vas a estar.

–Se me ocurre, por ejemplo, el tema de las letras, que decían que eran sacadas de libros de filosofía.
–Hubo críticas de todo tipo. De las letras decían “ojo, que eso es Rousseau” o “aquello es Foucault”. Es una crítica vacía, como que nos deschavaban, pero nunca nos hizo mella. O decían que tal tema era más ramonero o Bad Religion. Pero leemos y escuchamos más que eso y somos auténticos. Nos quisieron bastardear formas de independencia y autogestión. No venimos a hacernos la vedetonga con la carrera impoluta, pero siempre nos bancamos los discos, las remeras, las giras, editamos bandas, las llevamos de gira. Nos jodió que venga un pelotudo a decir que no somos auténticos.



Nota original publicada en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=19acbba5aef3b9d7c4bb21b45ef96ac8

jueves, 13 de octubre de 2011

LUCAS MARTÍ

"Ya no me afecta que me encasillen"


El hermano de Emmanuel Horvilleur pisa fuerte en un plano menos masivo que el del Illya Kuryaki. Desentraña para Noticias Urbanas el proyecto Varias Artistas, solo de mujeres, y analiza las lógicas de la industria actual y de la prensa local. Texto por Marcelo Maccio Villegas.


No es normal que un artista componga letra y música de 15 canciones para entregarlas a distintas artistas para que las graben. Sin embargo, eso hizo Lucas Martí, dentro del proyecto Varias Artistas, que ya lleva dos discos editados.

En Se puede, el segundo disco del proyecto, participan Julieta Venegas, Mariana Baraj, Deborah del Corral, Naila Borensztein, Daniela Herrero y Flopa, entre otras.

“A nosotros nos cuesta definirlo. ¿Es una banda?, ¿un compilado? No, es un montón de cosas; es algo que no sabemos definir. Lo que unifica todo es el hecho de que yo compongo las canciones, pero el proyecto gira en torno al disco, no hay actividad más allá de eso”, redondea Martí en una charla con Noticias Urbanas.

–¿Hay cambios entre el primer disco de Varias Artistas y este segundo?
–Se sumaron más personas que queríamos que estuvieran, y otra cuestión es el desarrollo de las letras: el primer disco surgió en un momento en que yo venía de otros discos míos, con una intención de hacer temas sintéticos. En el primer disco las letras tienen la intención de simpleza, son cortas. Este, el segundo, retomó la manera de trabajar con canciones largas, con más desarrollo.

–¿Cómo es componer sabiendo que cantará otra persona?
–Divertido, estimulante, muy entretenido, porque te imaginas personas, voces. A veces sabes quién y otras no. Compongo una música primero y esa música va sugiriendo letras. Hay canciones que surgieron de un día para el otro y terminaron adentro.

–¿Cuál es el criterio para elegir a las artistas?
–Tiene que ver con algo de intuición; qué pienso y siento respecto a alguna de ellas; pienso en sus voces o cómo cantan, y a partir de eso surge la búsqueda de si se da o no. Algunas no se encontraban con las canciones, y ellas se tienen que sentir a gusto; varias dijeron que no. Entonces, eso da la pauta de que las que están es porque sintieron algo.

Lucas Martí trabajó las canciones junto a Ezequiel Kronenberg en la producción. Ambos sienten que en el disco el factor común son los estados de ánimo: “Es un disco compuesto hace dos o tres años. Estaba contento con lo hecho con el primer disco, con el que tuvimos muy buena repercusión. Eso me inspiró a componer el disco en ese momento, con un estado de ánimo de transformación, de algo tristón pero con ganas de transformar. De ahí el titulo Se puede. Por más que las cosas estén grises, se puede”.

Si bien Martí reconoce que "llegar lo más lejos que uno pueda es muy importante", pone como condición que sea "“por lo que hacemos y nada más que por eso". Y agrega, algo desafiante: “El primer disco de Varias Artistas daba para mucho más, pero no tuvimos suerte con la compañía”.

“A los discos muchas veces se le ponen estrellas, puntajes, y se dice por ejemplo que un artista perdió creatividad. Pero la gente de la prensa también carece de creatividad. Cuando hay un proyecto como éste, en el que les proponés algo que sale de lo normal, no lo llegan a captar; y ojo, no quiero quedar como ‘soy diferente’. Está muy instalado que las cosas tienen que ser similares a otras que ya fueron exitosas afuera, y prefieren apostar a eso. Incluso con los empresarios también pasa eso: carecen de creatividad para hacer negocios y apostar a las cosas nuevas”, expresa Martí, intentando ser objetivo en su crítica.

–¿Qué ideas nuevas hay en la música?
–Qué pregunta difícil [dice, y piensa varios segundos]. Cuando te ponés grande y no lo querés aceptar, empezás a decir que no hay cosas nuevas, cuando en realidad habría que decir “estoy viejo y ya no investigo como antes”. O también es típico decir que lo viejo fue mejor. Pero creo que siempre hay cosas nuevas, pasa que uno se va cerrando. Igual, lo nuevo, de los 90 para acá, tiene que ver con reciclar y meterse en la basura y sacar algo; meter la mano en lugares donde no la metía nadie. Yo vengo de ahí también. En A-Tirador Láser, mi antigua banda, agarrábamos un montón de cosas, mezclábamos todo, eso me dio una apertura, no soy una persona que se encasille.

–¿Importa el lado comercial?
–Sí, por supuesto. Cuando compongo siento que algunas canciones tienen potencial y pienso que eso va a ir de mano en mano y puede llegar a un montón de lugares. Que yo tenga como motivo principal buscar la belleza musical no quiere decir que eso no pueda escucharlo cualquier persona y entenderlo.

–¿Irían por un tercer disco de Varias Artistas?
–Sí, porque es un proyecto que me da satisfacción en un montón de sentidos y es parte de mi carrera y me renueva. Tomo una distancia de mi ego de cantar; tomo fuerza y sigo en mi actividad de componer y sacar discos. Está bárbara la idea, y proyecto trabajar con gente joven.

–Siempre trabajando de forma independiente.
–Si una compañía hace un proyecto así, el mismo, no va a tener este resultado. Armarlo de manera independiente tiene una magia y se nota. Hay mucha gente que está trabajando en la industria y es inoperante. Si vos le das a un sello grande un proyecto así, quizás lo hacen peor que nosotros.

–¿A qué cosas le esquivás?
–Que me comparen o encasillen fueron los primeros disgustos cuando empecé a hacer música, pero te puedo asegurar que ya no me afecta.



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lunes, 10 de octubre de 2011

2 MINUTOS

“El punk se volvió mainstream”

Con su “estética pastillera”, la banda que se formó hace más de 20 años va de frente y afirma que el género de los tres acordes “goza de buena salud”. Reticentes a las compañías, asumen que no le dan “mucha bola al disco”. Texto por Marcelo Maccio Villegas.




Valentín Alsina. 1987. Un grupo de amigos se junta para hacer música. Nacía un ícono del punk argentino: 2 Minutos.

Palermo. 2011. Los actuales miembros de la banda –Walter “Mosca” Velázquez (voz), Alejandro “Papa” Ainadjian (bajo), “Monty” Montaña (batería), Marcelo Pedro Pedrozo (guitarra) y Pablo Blinsky Coll Velmondo (guitarra)– se sientan frente al cronista de Noticias Urbanas para responder preguntas, aunque la conversación se torna una charla entre amigos, con grabador de por medio.

El presente de 2 Minutos se llama Vamos a la granja/ Directo al Infierno, un disco de 21 temas agrupados en dos conceptos diferentes, que marcan la vuelta al estudio de la banda de Lanús, después de Un mundo de sensaciones, de 2006.

–¿Cómo sienten que le fue al disco desde que lo lanzaron hasta ahora?
Mosca: –En realidad, como no estamos ahí con la movida de las compañías, no sabemos [comienza relatando Mosca, que lleva la voz cantante en la entrevista aunque todo sumen su palabra]. Tocamos dentro y fuera del país… no le damos mucha bola al disco, pero entre los pibes que van a ver a la banda, gustó.

–No darles pelota a las compañías, ¿significa que no les importa vender los discos?
Mosca: –Nos chupan un huevo las compañías, nos importa que nos saquen el disco y nada más. El resto lo hacemos nosotros.

–En el álbum hay cuatro covers, de The Clash, Sandro, Melero y Joaquín Sabina, ¿cómo los eligieron y por qué?
Mosca: –El de Melero lo veníamos haciendo hace tiempo, en los ensayos. Había una transición desde el disco Un mundo de sensaciones a este, pasando por los 30 años del punk, que nos metieron a nosotros ahí; un curro, un invento por los 30 años del “punk” [se esfuerza por hacer notar las comillas]. ¿Y por qué festejaron los 30 y no los 31? Un curro total, un invento... ¿Qué te estaba diciendo?

–Los covers del disco nuevo
Mosca: –Hacía tiempo que no salía un disco nuestro, tres años, entonces pusimos toda la carne al asador, salió el de Melero, el de Sandro salió también, después el de Sabina y el de Calamaro (“Todavía una canción de amor”) los eligió Papa por una cuestión personal, y el de The Clash lo hicimos porque nos gusta a todos.

“¿The Cult?”, pregunta Papa, que se había distraído de la conversación. “The Clash, boludo”, le aclara Mosca.

–¿Qué bandas de acá les gustan o escuchan?
Mosca: –Loquero, Catarro Vandálico, Tan Biónica.

–¿Tan Biónica? Parece muy pop para su estilo.

Papa: –A mí Tan Biónica me cae muy bien.
Mosca: –De la generación punk-rock los tenemos a todos los que son colegas hace tiempo. A mí también me gustan Melero, Victoria Mil, que con el punk [pronuncia “punk”, como se escribe, y no “pank”] no tienen nada que ver.

–Hace unos meses estuvieron en el festival Vive Latino, ¿cómo fue la experiencia?
Mosca: –Es un festival de la concha de su madre y nos fue excelentemente bien. Si te digo del 1 al 10, le doy un 22, ¡imaginate! Te redoblo la apuesta: un 22 en buen sentido, un ¡WOOAAAA! [hace el sonido a gran volumen].Algo así es.

–Ustedes ya tienen un público fiel, que los sigue, ¿les gustan los festivales donde el público se mezcla y quizá no los va a ver a ustedes?
Mosca: –Nos gustan, pero te dan poco tiempo y cuando estás recalentando motores te miran del costado y te dicen “2 o 3 temas más” y no querés bajar. Y por eso nos bajaron de algunos festivales, porque no les damos bola cuando nos dicen eso.

Papa: –En el Cosquín y en el Quilmes Rock no podemos tocar más por esos temas.

Pedrozo: –¡Ahora tocamos en el Vive, putos!

–El punk es de los géneros que menos crecieron en los últimos años…
Mosca: –Pero goza de muy buena salud. Las bandas la están rockeando. Hay pibes, Bulldog, Cadena, Catarro… lo que no hay es nueva camada.



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Pedrozo: –Los pibes en vez de hacer cosas nuevas quieren hacer covers, quieren ser Los Ramones, quieren ser Flema.

–¿Sigue teniendo sentido el punk como género, en cuanto a filosofía?
Mosca: –Hay bandas que tienen mucha rebeldía y ese estilo de filosofía, y hay otras que la cagan y hacen lo que les dicen las compañías. Pero el punk y el hardcore pasaron a ser un estilo más de música y se volvieron mainstream, porque las discográficas chuparon ese estilo de música.

–Hay bandas que ponen mucha atención a la estética, ¿cómo ven esa situación?
Mosca: –Ya ves la bola que le damos a la estética, yo recién me levanto. La estética pastillera tengo yo. Pero cada loco con su tema, igual está bueno, si alguno se produce para subir a tocar, lo aplaudo; pero si se basa en la estética y la música es una garcha, andá a tocar a un cabaret.

–¿A ustedes qué cosas les importan?
Mosca: –Hacer buenas canciones, sacar buenos discos y subir al escenario a arrancarle la cabeza a la gente... en el buen sentido de la palabra.

–¿Qué planes tienen para el futuro?
Mosca: –El objetivo es crear buena música y hacer lo que me importa... despeinarte el flequillo. Para adelante, agarrarme un zarpe bárbaro. Ponele que drogas, alcohol, y después seguir tocando.

–¿Sigue estando esa pose de rockero drogado?
Mosca: –Nosotros no tenemos pose, no nos fijamos en nada, si tal anda con la modelito ni nada. Nos metemos en una pancheria 24 horas, nos tomamos diez birras, comemos un panchito, nos drogamos un poco y después a las casas. No ostentamos: simplificamos todo.

–No son como Los Marrone (banda ficticia creada por Diego Capusotto en su programa Peter Capusotto y sus videos), ¿qué les parece su humor?
Mosca: –Es excelente. Desde siempre lo miramos. Del 1 al 10, de nuevo le pongo 22.

jueves, 6 de octubre de 2011

BRANCALEONE

“Esta banda es un negocio emocional”

De objetivos algo locos, como la construcción de un anfiteatro en La Plata, y de un sonido que es pura mixtura, estos muchachos se las traen. En constante expansión, dicen: “No buscamos sacarles un mango a los CD”. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“Sin concesiones. Sin transas. Sin mercenarios. Con todo lo otro”, parece ser una de las premisas de Brancaleone, tal como afirman sus integrantes, en un pasaje de la charla con Noticias Urbanas, antes de su show el próximo 10 de septiembre en El Teatro de Colegiales.

La banda tocará su último disco, Todos los cueros la misma canción, que a simple vista ya sale del común por su tamaño y estética, que incluye láminas para montar sobre el arte. “Los discos se venden cada vez menos, y nosotros somos de buscarle la quinta pata al gato, de agregarle un plus a las cosas. Como el disco tiende a desaparecer y la gente se baja todo por internet –algo de lo cual estamos a favor–, le agregamos algo más, para que los oyentes quieran tenerlo original”, explican, y agregan que “si lo hablamos desde lo artístico, un disco es un todo, una obra, e intentamos transmitir lo que queremos desde todos los puntos de vista”.

La relación con el público y la llegada de lo que hacen parece ser una de las claves de Brancaleone: “Cuando las canciones son escuchadas, dejaron de ser de cualquier banda y ya son de la gente”, aclaran, y comentan que “no está la búsqueda de sacar un mango de los discos”. Dicen: “Si bien nos encantaría vender millones y hacer guita a full, la distribución la hacemos en los shows, con posibilidad de que haya mucha, poca o nada de gente”.

“Queríamos ir a tocar a La Plata y no era fácil, había que mover mucha gente; pedían en todos los lugares por cantidad de gente y plata. Nos contactamos con el Centro Cultural Olga Vázquez, que tenía espacio para personas, estaba habilitado, pero que no estaba en condiciones, y en asamblea decidimos que queríamos construir un auditorio para 200 personas”, explican la movida que los llevó a picar paredes, construir un escenario y hacer instalaciones eléctricas, entre otras cosas.

En la tarea estuvieron los integrantes de la banda –Martín Dufou (voz, charango), Juan Argain (guitarra), Alejo Urbani (bajo), José Giorgi (batería), Gonzalo Gutiérrez (armónica), Marcelo Henin (guitarra), Edgardo Bonani (teclas) y Pedro Dufou (todo lo demás)– y algunas personas del centro cultural. “La movida era trabajar toda el día, desde las 8 de la mañana hasta la noche, y esa misma noche tocar, con las manos llenas de sangre a veces, para recaudar fondos para la siguiente jornada”, cuentan.

El justificativo que los llevó a poner manos a la obra parece lógico: “El tipo que tiene un bar o lugar para tocar, lo tiene para vivir. Nosotros no vivimos de Brancaleone, es más un negocio emocional que de guita. Hay que darles lugares a las bandas para que crezcan. ¿Cómo hace si no una banda para llegar a La Plata y meter 50 personas si todavía no tocó nunca?”.

Lo próximo en la vida de Branca es encarar su nuevo disco, el cuarto en su carrera. “Lo estamos laburando, haciendo maquetas. Tenemos un par de canciones a las que les faltan cositas. Hay unas quince ya”, adelantan y comentan que “todos los temas tienen esas vueltitas que ya son nuestras, pero estamos en la búsqueda todavía”.

Si bien asumen que la idea es tenerlo lo antes posible y sueñan con que puede ser en diciembre, afirman que “tiempo para laburar hay, en el verano estamos todos más tranquilos”. Y expresan que “a principios del año que viene el disco ya debería estar listo”.

Los lugares donde se presenta la banda son todo un punto anecdótico: además de construir un auditorio en la ciudad de las diagonales, armaron una peña y prepararon temas de corte folclórico para la ocasión; también consiguieron un camión con sonido necesario y anduvieron dando vueltas. En otra ocasión, cuando el Indio Solari tocó en Tandil, consiguieron una camioneta y se fueron para allá a tocar en la calle, para que la gente que veía al ex Redonditos los conociera.

¿Demasiado trabajo para una banda? “Es también una forma de disfrutar, buscar tu forma. La banda tiene que ser escuchada y para eso hay que ponerla en lugares donde hay gente. Como banda independiente que somos tenemos que ocuparnos de los espacios”, explican.

“Nosotros hablamos de firmar un contrato o no; cada uno hace de su banda y su vida lo que se le canta y lo que puede. Firmaríamos según lo que diga el contrato. Si nos permite estar tranquilos y no nos priva de hacer el tipo de cosas que nos gusta, no le vemos el lado malo”, sostienen los Branca, y refieren que a veces las discográficas prohíben que se presenten antes de fechas organizadas por ellas, o incluso llegan a cambiar integrantes de las bandas.

Si bien no hay letras que hablen de cosas puntuales de la banda, como el auditorio, “la lírica habla de los sentimientos y de lo que nos pasa”, analizan, y agregan que “no somos explícitos, no pretendemos explicar cosas que están a la vista”.

Pensando más en el hoy que en el mañana o el ayer, dicen: “Dentro de diez o veinte años, mientras estemos tranquilos y contentos, va a estar bueno donde estemos. Tenemos en claro qué es lo que no queremos”. Y sueñan: “Ojalá demos la vuelta al mundo tocando. A veces para conseguir cosas hay que pagar un cierto precio, pero por ahora lo ponemos nosotros”. 



Texto original publicado en Noticias Urbanas: http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=ec52e9ef4b4f1b546a2a7d08840c3674

viernes, 16 de septiembre de 2011

LA SAGA

“Queremos cruzar la frontera”

Mientras intentan hacer pie en territorio argentino, los integrantes del grupo uruguayo siguen rodando su último álbum, El vendaval. NU habló con su frontman, Nicolás Baggatini, que repasa pasado, presente y futuro de la banda. Texto por Marcelo Maccio Villegas.





La Saga, banda uruguaya que ya ronda la década de historia, acaba de editar en la Argentina El vendaval, su último disco. Sin embargo, hubo algunos trabajos con anterioridad que repasamos con Nicolás Baggatini (voz) –que integra el grupo junto a Daniel Azzoni (guitarra y coros), Damián Silva (bajo), Nicolás Constantini (batería) y Agustín Ferreyra (guitarra y coros).

“En ¿De donde querés venir mañana? (2003) queríamos mostrar nuestras canciones y estábamos felices de tener un disco en la mano. Quiero (2005) fue un CD poscrisis económica, es rockero y reivindicativo de la justicia social, desde una poética no agresiva que dice cosas: habla de la crisis y de una despedida a una persona que queríamos mucho. Después vino Eso que nos lleva (2006) (NdR: se convirtió en disco de oro y vendió todas las copias en un día), una gira y, en medio de todo eso, hubo cambios en la banda, fue un momento muy crítico; después viene el ahora, que estamos más armados que nunca”, resume Baggatini en una charla con Noticias Urbanas.

–Un error común en los argentinos es creer que el sonido de las bandas uruguayas tiene siempre vientos y mixturas con el candombe, ¿coinciden con eso? ¿Cómo definen su sonido?
–Las bandas que abrieron camino, La Vela Puerca y No Te Va Gustar, tienen formación big band, con vientos acoplados, y eso en el imaginario popular argentino quedó grabado a fuego; pero el rock uruguayo no termina ahí. Hay bandas muy grandes que nunca cruzaron el charco, como Buitres, otras pop punk que están resurgiendo, como La Trampa, y en medio de todo eso está La Saga. A los músicos nos cuesta etiquetarnos porque salimos todos queriendo no parecernos a nadie y nos cuesta dar referencias. Si digo que somos amigos de NTVG la gente se piensa que somos eso, y no somos sólo eso, somos rock uruguayo.

–Nombrás a Buitres, que nunca exploraron la Argentina como mercado; ¿por qué La Saga decidió intentarlo?
–Buitres es la banda emblemática de la posdictadura uruguaya. Son gente bastante grande. Y cruzar el charco para hacer el camino de hormiga no es fácil. Es una banda que podría haber funcionado muy bien acá, tienen una poética especial. En nuestro caso, yo hace cinco años que largué todo, era médico pediatra, y eso significa que voy a tratar de hacer de La Saga mi forma de vida. Queremos que nuestras canciones, que ya forman parte del imaginario popular uruguayo, crucen la frontera.

–Se suele decir que las canciones son el reflejo del momento en que fueron compuestas, ¿en qué situación nacieron las de El vendaval?
–Imaginate un período muy crítico y a la vez germinal; noche, borrachera y sensibilidad puestas en las canciones, pensar el arte desde otro lado. Hasta este disco teníamos actividades paralelas, no era la banda nuestra actividad principal, pero ahora sí. El disco fue el descubrimiento de un nuevo camino, que es el de la esperanza, levantarte todos los días y hacer lo que tenés ganas.

–El arte de tapa parece tener un mensaje.
–El concepto general, al estar dado vuelta el paraguas y nosotros también, lo que intenta decir es que vino este viento que cambió todo de lugar y definió una nueva realidad. Se llevó el paraguas de viaje, no destruyó nada pero abrió las puertas.

–Una particularidad del disco es que el nombre no es el de ninguna canción ni nada muy relacionado con las letras de los temas.
–Está bueno como surgió. En la mitad del tema “Donde nada importa” hay un recitado: “Llevo en el alma un vendaval enfermo, la melodía que es el alba de lo oscuro eterno”, algo superoscuro, la palabra vendaval estaba ahí, nada más. Al disco no sabíamos cómo ponerle y escuchando las premezclas nos dimos cuenta de que el disco parecía estar rodeado de aire, y la palabra vendaval es bien rioplatense. Entonces la usamos. El sonido fue quien le puso nombre al disco.

–¿Ya piensan en el disco que viene?
–El martes 23 grabamos en Uruguay un CD y DVD en vivo, Verás, que tiene una canción nueva y canciones de otras épocas. La banda lo piensa como disparador para el futuro disco. Hay muchísimas canciones, pero tienen que llegar al ensayo y pensarse conceptualmente. En las letras hay una historia de encuentro y desencuentro de dos personas, que todavía no sé quiénes son. Hay indicios de adónde vamos, pero no se sabe nada hasta que no te metés en la joda.

–Por el momento político argentino, varios músicos han dado su apoyo a políticos e incluso integraron listas de candidatos, ¿eso se da en Uruguay? ¿Cómo es esa relación?
–El rock uruguayo, salvo algunos exponentes como Los Traidores, es bastante apolítico, por lo menos no hay nada directo. La participación de artistas en estructuras políticas no existe y no creo que exista por mucho tiempo. Lo cual no quiere decir que las bandas no digan cosas que están relacionadas con política. Uruguay está viviendo lo que ustedes viven con el paco, de a poco, y está bravo de verdad; estamos pensando qué hacer como artistas desde nuestro lado, aportar un grano de arena. Lo último que hicimos fue hacer una canción a una fundación que se ocupa de dar apoyo a todos los niños con cáncer; y eso es política, desde otro lado.

–Sos quien escribe las canciones y las canta, ¿sentís que sos el que marca el destino de la banda?
–Si bien tenés razón, una de las cosas más importantes que aprendí es que si el grupo no avanza como un todo y no está de acuerdo, los proyectos se caen. Para que te des una idea, Daniel Azzoni es mi compañero de banco de la primaria, mi complemento armónico.

martes, 13 de septiembre de 2011

SALTA LA BANCA

“Hacemos política desde la música”

Con el segundo disco, Seremos, en la calle y un discurso sin ingenuidad, Santiago Aysine, voz cantante, dialogó con NU, en una charla anclada más en el arte de lo posible que en lo musical. “La Argentina es el único país del facho pobre”, asegura. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“Si estamos juntos, ¿qué importa el mundo?”, se pregunta Santiago Aysine en “Seremos”, último corte del reciente disco homónimo de Salta la Banca, banda de la que es cantante e integra junto con Alberto Grammatico (guitarras y coros), Santiago Maggi (teclados), Gonzalo Sosa (bajo), Mauro Ostinelli (saxo alto y tenor), Julián Baranchuk (batería) y Ramiro Maidana (armónica).

Mientras los integrantes de la banda cruzan saludos, se oye la conversación que están teniendo sobre política, tema que, asumen, les importa muchísimo. “Hacemos política desde la música y creemos que cada vez va a tener más patas dentro de las canciones”, dice Santiago.

–¿Cómo es hacer política desde la música?
–Está desarrollado desde la sensibilidad y tiene que ver con combatir la segregación que fomenta el sistema. Es una forma de combatir el fascismo del pobre que existe en la Argentina, es el único país en que existe el pobre facho.

–¿Cómo se definen políticamente?
–Yo soy de una familia muy política: mi madre y hermana son militantes del Partido Obrero. Me defino como un socialista y, antes que todo, anticapitalista.

–¿La ideología de la banda también camina por ese sendero?
–Sí, sí, por supuesto.

–¿Cómo hacen para que no los vean como una banda que sólo quiere bajar línea?
–El tema está en que esto arrancó de manera opuesta. Si bien hay figuras políticas dentro de la banda, la gente no lo embandera en ese sentido. Las canciones del primer disco van por otro lado. Eso hizo que no nos embanderen como banda política sino como banda comprometida. Ya en el segundo disco las letras son más críticas, pero Salta la Banca trata de ir por todos los lugares que hacen a una persona: el amor, desamor, amigos, el barrio, la política, la familia…

–¿Qué opinan de las bandas que se definen como “apolíticas”?
–No las escuchamos con atención, son un producto consumista. No somos cerrados a las bandas que no dicen nada, pero creemos más y nos gustan las que sí dicen algo. De todas formas, si la música es buena, la escuchamos; pero en esta coyuntura y con todo lo que está pasando –la nota se concretó previo al ballottage porteño– la obsecuencia ya está, sería hasta absurdo omitir todo lo que está pasando. Tener la posibilidad de decirlo y no hacerlo.

–Pero también está la otra campana, que asegura que con todo lo que está pasando, hay que despojar a la música de ciertos temas.
–La música es neutral, pero el eje de todas las cosas son políticas. Hay gente que no entiende lo importante que es la política.

–Es, como aseguran algunos, “aunque no te ocupes de la política, ella se ocupará de vos”.
–Adherimos a eso. No me parece mal la banda que escribe boludeces o es apolítica, pero no lo haría. Me gusta usar este medio para decir lo que pienso en vez de cantar “Vamos a bailar toda la noche”. La gente que se queja de que le cortan las calles y putea porque no va a laburar en paz, que se adentre y se entere del porqué están cortando la calle, qué está pasando, que ayude. No te cierres en que saliste del laburo y querés llegar a tu casa.

–¿Les importa trascender en cuanto al público? ¿El tema político no puede ser una traba en eso?
–Que lo sea; si la idea es llegar siendo banales, no llegaremos. La idea es que la gente que piensa que no está bien se sume y se dé cuenta de que la política es importante. Una persona que colaboró con el disco dijo que estaba bueno el producto pero que ya había pasado el tema de tener un discurso político y zurdo. Esa mentalidad hay que combatir, la que diga que ya pasó de moda decir algo desde una canción.

–¿Por qué creen que los artistas toman ciertas banderas políticas?
–La gente tiene más acceso a los artistas que a la política y creen más en los artistas que en los políticos, y si el artista adhiere a una candidatura, la gente va a acercarse para ver si está de acuerdo o no.

–¿Y si el artista se incorpora a las listas?
–Está bien, no descarto yo también integrar alguna lista en algún momento.

–En el plano musical, ¿qué diferencia hay entre este disco y el primero?
–Diferencias, todas. Uno es acústico y otro eléctrico. El contenido y el mensaje también son distintos. En este se traduce muy bien el gusto y encanto que tenemos todos, y lo que nos gusta. No buscamos un género determinado sino que le damos a cada mensaje un ritmo particular.

–¿Por qué se dieron tantos cambios?
–Porque hemos progresado en lo que hacemos, y las ideologías se van desarrollando y eso te va haciendo mutar. El disco que viene seguro será distinto, pero con el mismo corazón. Mucha gente nos dice que escucha el disco y escucha algo adaptado a Salta la Banca, sienten que las canciones tienen identidad. Eso nos llena de emoción y orgullo.

–Si bien el disco es muy reciente, ¿ya piensan en el que viene?
–Ya estamos pensando los ritmos del disco que viene. Este disco se empezó a laburar hace un año y medio, y para el disco que viene ya sé que quiero hablar de ciertas cuestiones, y cómo quiero laburarlas. Si bien el disco recién salió, ya sé para dónde se va a dirigir el que viene, sé lo que quiero.

jueves, 8 de septiembre de 2011

MATIAS MENDEZ - EL CHAVEZ

“Acá el medio rocker es conservador”

Matías Méndez es El Chávez, aunque no se sienta solista. Habla de cultura rocker, política y también, claro, de su próximo CD. Asegura que le gustan las mixturas. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



En las referencias obligadas de Matías Méndez se encuentran su paso por Nuca, ser parte fundadora de Árbol y producir discos de No Te Va Gustar y de Gustavo Cordera, entre otros. Pero su mejor carta de presentación es su disco Morón City Groove, que presentará y despedirá –insólito pero cierto– el próximo sábado 3 de septiembre.

En una charla con Noticias Urbanas contó que al principio la idea era subir el disco a la web y grabarlo en CD ya que “venía de malas experiencias con sellos y la industria”. Habla
de “nosotros” y no como El Chávez solista.

–Con más de un año de rodaje del disco, ¿cuáles son las conclusiones?
El disco no para de darnos alegrías. Encontramos una forma de tocarlo y un ambiente que es lo que estábamos buscando;la gente viene a bailar, no es un concierto, y han usado temas para publicidades, en la tele, y eso abre, es una especie de mimo. Dimos en el clavo de algo que no estaba y ahora está. Capturamos algo que estaba pasando, el triunfo de este disco es eso.

–En el arte del disco no aparecen las letras, ¿eso marca una supremacía de la lírica por sobre
la música? ¿Cómo definís las letras?
–Fue una decisión estética. Si escuchás la música, quizás la asemejás al estilo de bandas que hablan de arengue o liviandades, pero tengo una forma de escribir muy críptica. En este disco traté de ser más claro, pero no me salió. La letra tiene una estética en sí misma.

–¿Qué búsquedas te interesan?
–Me interesa mezclar la cosa electrónica y lo folclórico. Hay temas que tienen guitarras de milonga uruguaya mezclada con cumbia, acordeones y sonido litoraleño. Nos encanta mixturar el folclore de distintas zonas. Si nos escuchara un folclorista diría que somos unos irrespetuosos, pero nos gusta un acordeón litoraleño mezclado 
con hip hop y cumbia, esos elementos nos seducen.

–¿Ya estás trabajando en el disco nuevo?
–Todo el tiempo vengo armando cosas, componiendo, probando. En un momento me doy cuenta de que tengo un montón de cosas y ahí trabajo más enfáticamente para cerrarlas. 
En el próximo disco vamos a agregar una veta de trash y guitarras rítmicas y algo folk.

–Dijiste que “el discurso y la cultura rock son una planta seca”. ¿A qué te referías? ¿Seguís sosteniendo eso?
–No quiero hacer una bandera de eso. Es algo que siento, no quiero decir que sea así, pero la forma rock y el discurso rock están agotados hace bastante tiempo. Yo apuesto a abrir y mixturar. Hace mucho que no escucho que pase algo, se vienen mordiendo la cola.

–¿Qué cosas escuchás que no te parecen nuevas?
–Escucho en la Rock & Pop que pasan el disco nuevo de equis banda y digo “Muchachos, dejemos de robar, ya está”. Acá todo llega tarde, es bastante conservador el medio del rock, las radios. No hay espacio para cosas nuevas y sí para cosas que no tienen nada para decir desde la estética, el discurso y el arte. También está en las cosas nuevas ganarse su espacio de manera natural, por peso propio. A nosotros en la Rock & Pop no nos pasan por una cuestión de estética musical, pero me hace ruido el discurso de decir “24 horas de rock revolucionario” cuando lo revolucionario hoy es abrir juego y dar lugar a otras cosas. Está todo armado para que todo siga igual, como la Revolución Cubana, que 50 años después ya no es una revolución, es algo conservador. Lo mismo pasa con el rock, no es revolucionario, un mono hablando de drogas y reviente no es revolucionario, es más revolucionario ser espiritual y sano.

–Sos músico, hablás de la Revolución Cubana, ¿cómo ves la relación entre música y política?
–Me parece bien que la música deje de estar en una burbuja. Hay una realidad política nueva a partir del kirchnerismo, estés a favor o no. La juventud está militando y es algo que no pasa desde los 70. Me parece que está bueno salir a defender cosas que se han ganado. Soy de Castelar, Morón, y ahí Sabbatella es la revolución política. Ahora el intendente tiene 29 años y viene con una forma de hacer las cosas distintas a la que yo adhiero.

–¿Formarías parte? ¿Te interesaría?
–Una idea es armar talleres de producción musical en los barrios humildes. Yo soy productor y grabo discos gracias a la computadora: tener un estudio es carísimo, pero tener una computadora no. Tengo ganas de abrir eso y dar a los chicos con talento o inquietud esa herramienta. En Morón, hay una orquesta en la Villa Carlos Gardel, pibes hijos de analfabetos que tocan música clásica. Eso es la revolución, y quiero ser parte de eso.

–Como productor, ¿con qué proyectos te interesa trabajar?
–Dejo pasar las cosas en las que veo que no tengo nada que aportar y no vibro, y hago discos por muy poca plata y que hacen que pierda guita, porque pongo mucha energía y tiempo en algo que después no me da para pagar los impuestos.

–¿Está sobrevalorado el trabajo del productor?
–Es el director de ese disco, es muy importante. Llamar a tal o cual productor hace que vos tomes una decisión estética de cómo va a sonar; pero tampoco es que llamás a tal y pasa tal cosa. Trabajo hace mucho tiempo pero para el mainstream todavía es un riesgo llamarme, y me llaman las bandas que deciden correr un riesgo.

–¿Todavía te preguntan por tu salida de Árbol? (NdR: Santaolalla aconsejó que cambiaran a Matías Méndez por otro baterista para producirlos).
–Es algo que va a decantar solo. A veces me hincha un poco los huevos, pero ya va a terminar.



Nota publicada originalmente en Noticias Urbanas


martes, 6 de septiembre de 2011

WALTER SCHVARTZ

"El mercado editorial no existe"

Walter Schvartz habló con NU sobre su nueva obra, las claves de su labor, el negocio de las letras y los nuevos formatos. Texto por Marcelo Maccio Villegas

Walter Schvartz trabaja como científico químico desarrollando productos, y toma justamente esa labor para volcarla en la literatura, ya que ambas actividades, dice, se dan “buscando aquello que no está”. El autor dialogó con Noticias Urbanas acerca de su reciente libro, El ojo de la culebra (Editorial Losada), que tiene al investigador Joaquín Santa Fortuna como protagonista.

Schvartz sostiene que, al momento de escribir el relato, su idea “era poner un ojo sobre la Ciudad” y contar su percepción “sobre la gente y las cosas. Ese ojo se constituye en persona porque no se sostiene solo. Las historias vienen después y son excusa para reflexionar sobre la vida y la posibilidad del lector de armar un mundo y la relación con los personajes: hasta dónde cobran vida propia y se constituyen como individuos”.

“En el libro miro este mundo y me miro en él, hago una extrapolación de lo que pensará nuestro creador, si lo hay, respecto de nosotros. Cómo pensó nuestros sentimientos y si nos corresponden. Me pregunto si el dios que nos creó se está preguntando por nosotros y si tiene la capacidad de manejarnos”, ahondó Schvartz.

Si bien el escritor considera que “cuando los personajes arman su propia historia el autor pierde autonomía sobre ellos”, la presencia del narrador en el relato –algo que ocurre a lo largo del libro– “le quita verosimilitud y la refuerza a la vez, porque de repente el novelista discute con los personajes, asume la imposibilidad de manejarlos y la historia no es historia real pero los personajes sí son verdaderos”.

Las movilizaciones al escribir parecen ser una de las claves en la literatura de Schvartz, que ya editó la novela El legado de Ts’ui Pen y el libro de cuentos Una puta verdad. “La base tiene que ver con hurgar en las cosas para ver la esencia. La pregunta por el ser es filosófica. Yo la hago desde un lugar literario, es el tópico fundamental que me moviliza”, aclara, y agrega que “la búsqueda por aquello ausente en la presencia, lo que no se ve y está oculto es la temática que toco en la próxima novela”, que está escrita hace más de un año y se encuentra en proceso de corrección.

Claro que al hablar sobre lanzamientos editoriales es menester analizar el contexto. “El mercado editorial no existe”, expresa Schvartz, quien considera que “hay un furor por lo que trae beneficio inmediato. No veo un esfuerzo de las editoriales por promover la literatura; habrá excepciones, pero no promueven novedades sino que corren atrás de lo seguro”, y señala que eso beneficia a las novelas históricas.

En vistas al futuro del libro y su soporte, considera que los formatos digitales pueden ser una buena salida, “aunque todavía hacen ruido”, y advirtió que le interesa el formato de audio-libro “porque la narración nació oral y hay narradores fantásticos, que convierten el texto en algo fabuloso”.


Publicado originalmente en Noticias Urbanas

lunes, 22 de agosto de 2011

LAURA CANOURA

“Nunca apoyé a un candidato electoral”

A pocos días de su show en Buenos Aires, la compositora y cantante da su punto de vista sobre varios temas y comenta los detalles de su último disco editado en la Argentina. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



Laura Canoura tiene un nuevo “motivo de festejo”, como ella llama a cada nuevo disco (ya lleva más de una decena) de su carrera. El más reciente, editado en la Argentina, es Un amor del bueno. Con esa excusa, Noticias Urbanas dialogó con la intérprete y compositora.

–Un amor del bueno es un disco con canciones de tu autoría, ¿cómo fue ese trabajo?
–Empecé como compositora muy tibiamente. Al principio me daba mucha vergüenza, después me fui envalentonando. Tomo mis temas como si fueran temas de otros intérpretes. Una vez que terminé de componer trato de darles mis virtudes como intérprete, que son mayores que como compositora, me despego de mí como autora.

–La edición argentina tiene cambios respecto a la uruguaya, ¿a qué se debe?
–Es diferente el arte, se hizo un formato más apaisado. Está basado en el arte original y fue un tema de productora, para que se destaque en los puntos de venta. El arte tiene que ver mucho conmigo en este momento.

–¿Seguís escuchando el disco después de editado?
–La gente fantasea con que los músicos tenemos los mejores equipos de música, y no es así. Somos muy desbolados, nuestros equipos son un rejunte que sólo uno sabe cómo se conectan. A mí se me había roto y hacía mucho que no escuchaba mis discos, y cuando lo arreglé, volví a escucharlo, con un poco de temor, pero pasó la prueba. Lo escuché íntegro sin interrupciones, que es como me gusta. Además, en Uruguay está saliendo una antología de dos discos, por lo que tuve que escuchar ese máster, que incluye material de mi primer y último disco… [hace una pausa, mira cómplice y suelta] El disco nuevo me gusta mucho.

–Decís que el disco hay que escucharlo de principio a fin. Es decir, lo pensás como una totalidad, ¿no?
–Es inevitable. El artista piensa el disco como una totalidad, como el escritor, que no se le ocurre que van a empezar a leer su libro por el capítulo 3. Éste no es un disco que requiera ser escuchado de principio a fin como si fuese una historia, pero a la hora de armarlo, no es que uno tiró las canciones y como cayeron quedaron. Creo que es un tema de educación también.

–Cantaste varias veces con la filarmónica de Montevideo, ¿cómo fue la experiencia?
–Genial. Al principio fue superestresante cantar con una banda con más de 80 músicos. Da la impresión de que te tiran arriba de una ballena y hay que hacer equilibrio. Veía que algo no estaba haciendo bien, hablé con el director y él me dio una clase magistral: me dijo que tenía que cantar como cantante de ópera, que él me seguía, veía mis tiempos y que los músicos seguían su batuta. A partir de ese momento para mí fue la felicidad, porque podía hacer lo que quisiera que él iba a manejar ese bicho enorme.

–También participaste en la asunción de Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, ¿creés que debe existir una relación del artista con la política? Si es así, ¿cómo debe ser?
–Es inevitable como individuos. Soy una persona con ideología, forma de pensar, ética, como cualquiera. A mi criterio no son buenas las asociaciones político-partidarias, porque eso flecha demasiado la cancha, obliga al artista a poner al servicio de una campaña política partidaria muchos años de trabajo, de prestigio, de imagen; pero sí creo que está bien asociarse con las causas que uno cree que son justas y necesarias. Yo soy una mujer de izquierda, de toda mi vida. He sido votante del Frente Amplio desde que pude votar, entonces, qué mayor felicidad para mí que poder estar ahí en el momento de celebrar que después de décadas de buscar un gobierno de izquierda se lograra. Y en el caso de la asunción de Bachelet, el vínculo con Chile es afectivo desde mi adolescencia. Ideológicamente y por ser una mujer que asumía en el poder, marcando una tendencia, para mí fue un honor.

–¿En la música también existen los tratos diferentes de acuerdo al género?
–En lo musical estricto, nunca tuve problemas; pero en el círculo que lo rodea sí hay discriminación, y hay que ir con pie de plomo. Se sabe que para ciertas negociaciones es preferible que vaya un hombre, en ciertos ámbitos y ciertos acuerdos. Esas cosas a la larga cambian, son otros los paradigmas en estas épocas.

–En la Argentina aparecieron solicitadas con la firma de artistas en apoyo a candidatos; ¿harías eso?
–Soy partidaria de que en cualquier transacción debe haber ganancia para ambas partes. En un acuerdo de ese tipo, el artista entrega mucho, años de prestigio, a una cosa que pasa en esas elecciones, y después ya no hay acuerdo. No creo que sea útil o necesario. Me lo ofrecieron y nunca quise.

–Sin embargo, sostenés que apoyarías ciertas cuestiones, ¿cuáles?
–Una es la lucha contra la violencia doméstica. Soy una mujer reconocida en Uruguay, y si salgo en la tele y digo cosas que ayuden a otra mujer que está del otro lado para preservarse y salvarse, por supuesto que lo hago; y también coincido con cosas relacionadas a los niños. Además participé de la campaña por el matrimonio igualitario. Son cuestiones que no tienen tanta difusión y si mi presencia puede aportar algo, lo hago.

viernes, 19 de agosto de 2011

JUANCHI BALEIRÓN


“El productor no inventa discos” 

En una charla que comenzó con el trabajo más reciente “y de mayor reggae” de su banda, Pericos & Friends, y concluyó con la partida del Bahiano, habló de todo: el disco que se viene, su rol como productor, el consumo de música y su rechazo al vinilo como salida a la piratería. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



Juanchi Baleirón, frontman de Los Pericos, charló amablemente con Noticias Urbanas. En la conversación, que tocó varios temas, mostró su felicidad con Pericos & Friends, un CD de reversiones con invitados nacionales e internacionales, como Gondwana, No Te Va Gustar, The Skatalites y The Wailers. “Fue una alegría. Ya es disco de oro. Es algo que nos da la pauta de que estamos haciendo las cosas bien”, comenta.

Antes de Pericos & Friends parecía que se alejaban del sonido reggae, pero este CD es reggae puro. ¿Cómo lo ven ustedes?
–Yo creo que es el disco más de reggae que hemos hecho. Elegimos los temas más reggaeros por los invitados; no hay temas festivos ni rockeros. Quisimos encarar una especie de review de la mano de los temas de reggae, y gracias a los invitados también tomó ese color. Pero no es que seamos más o menos reggae. No estamos siempre fijos, atados a una línea.

–¿Ya piensan en el disco que viene?
–Pensar, estamos pensando, pero haciendo, todavía no. Vamos a arrancar después de la primavera para el año que viene tener un trabajo nuevo.

–No son de arrancar mucho antes a armar el disco.
–Trabajamos sobre la marcha, cuando hay que hacer el disco empezamos a coleccionar demos y sacar conclusiones. Depende de cada época que el disco tome distinta forma. Depende de lo que pase emocionalmente e inspiracionalmente, si cabe esa palabra.

–Sos uno de los productores con mejores comentarios, críticas. Varios músicos quieren trabajar con vos, ¿cómo te sentís en ese rol?
–Superbién, me encanta y me gusta que se reconozca el esfuerzo y el laburo. No es para poner adjetivos, sino sustantivos: esfuerzo, ganas y entusiasmo. La gente dice si le gusta o no. Por suerte, las cosas salieron bien, a la gente le gusta y por eso me llaman.

–¿Cuál es el criterio para tomar trabajos como productor?
–Voy de la mano de mi intuición, no lo hago porque haya adelante mío un disco para hacer y un presupuesto. Lo hago porque me gusta y cuando hay tiempo. Este verano tuve que decir que no al disco de Massacre, que me hubiese encantado hacerlo pero no tenía tiempo. Me gusta laburar en las condiciones ideales, no me gusta estar corriendo y de mal humor.

–Y en cuanto a géneros te movés sin prejuicio, incluso despuntando el gusto por el punk.
–Hice discos de Attaque 77, Mal Momento, 2 Minutos, Cadena Perpetua, Expulsados… del punk sólo me faltan Los Violadores. Lo que sí, no he hecho ningún disco de reggae fuera de Pericos, es como que Pericos absorbe mi energía reggaera, y si en Pericos tenemos una línea determinada, cuando produzco rompo con eso.

–¿Qué importancia creés que tiene el productor dentro de un disco?
–Siento que le están dando un valor exagerado, el productor tiene que potenciar lo que hay. No es inventor, dictador ni salvador de discos. Tiene que encontrar el mejor momento de esa banda. A veces hay un artista talentoso pero dormido y el productor lo tiene que despabilar, y a veces hay uno superembalado e inspirado y ahí hay que limpiar el camino y dejar que el tipo fluya. No hay un manual, el manual hay que romperlo antes de hacer el disco.

–Sin embargo, parece que hay algunas constantes, como no pasar de 12 temas, hacer discos cortos…
–Son tendencias generales que no dependen de los productores.

–¿Vamos hacia un cambio en el formato?
–Cambió la forma en cómo se escucha la música hoy, que se escucha como el orto, no se presta atención en escuchar un disco con un equipo bueno. Antes te sentabas y escuchabas el disco, ahora lo que importa es que sea portable, no que sea bueno. Antes te dedicabas a escuchar música y hoy escuchar música es parte de tu vida. Cambió sociológicamente la manera en que se “consume” la música. Ahora se escucha un playlist que va de Shakira a Massacre, y eso es lo que genera un cambio, no los productores o la industria, sino la gente.

–En la pelea contra la piratería y las descargas ilegales, ¿una salida puede ser el vinilo?
–Eso no es ninguna salida [se apura a contestar]. Lo que está cambiando es la cultura, no el formato. No es una cuestión de formato sino de la forma en que la gente escucha y consume la música. El vinilo es una cosa romántica, una cosa superchiquitita, no una tendencia.

–Por ese lado no es la salida entonces.
–No [dice tajante]. El vinilo es sumamente romántico, ¿cómo le explicas a un pibe que es mejor un vinilo que un mp3? Resulta torpe el objeto, entran cuatro temas por lado, se escucha ruido, no se puede adelantar, te tenés que levantar y darlo vuelta… Es algo genial que le sucedió a nuestra generación pero no creo que sea una tendencia ni una salvación. La tendencia es llevar todo a formatos que se puedan transportar, aunque suenen mal, comprimidos y con frecuencias alteradas.

–Hay rumores que indican que cerveceras y productoras quieren volver a vender alcohol en recitales, ¿cómo ves esa posibilidad?
–A mí me gusta tomar cerveza en un recital, pero no sé cómo estamos para convivir con eso socialmente. Si sigue habiendo bengalas y señales que no leemos como pueblo… yo me voy a controlar, pero no puedo pensar como la masa. Es difícil que todo vuelva a ser como antes, por un tema de libertad. Digo que estaría bueno, pero en la práctica hay que ver qué pasa.

–La última, ¿siguen en contacto con el Bahiano?
–No tenemos relación. Él se fue de la banda y de ahí en más no hubo más contacto.

–¿Escuchaste sus discos?
–Escuché el primero. Está muy bien. Él esta buscando su norte musical y está con una buena banda. Está muy bien lo que está haciendo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

LAS MANOS DE FILIPPI


"El Estado privatiza la cultura"

Lo nuevo de la banda, además del CD y el DVD, es la unión con agrupación mamanis. Rockero militante, Cabra habló con NU y dejó un mensaje a la juventud: "Hacemos lo que se nos canta por ser independientes". Texto por Marcelo Maccio Villegas



Hernán “Cabra” de Vega pone voz y letra a las canciones de Las Manos de Filippi. También pone su nombre y cuerpo a las campañas del Partido Obrero, del que fue candidato en las legislativas de 2009. Noticias Urbanas le hizo algunas preguntas, previo al show presentación del reciente disco y DVD, La calesita de Mamanis.

–El disco tiene mucha rima, ¿por qué ese cambio en las letras?
–El humor, para que pegue, tiene que tener sí o sí rima. El estilo rapero de protesta no las necesita, importa más lo que decís que el cómo; pero en el humor, la rima es fundamental: decís pirulo y todos esperan que digas culo. Si no lo decís, no se ríe nadie. Los desilusionás.

–En comparación con el disco anterior, que venía montado sobre una bomba de plástico, éste tiene una estética más tradicional, ¿por qué se dio ese cambio?
–Cambiamos a lo más normal. Fue por el cambio mismo, tratamos de no repetir y agarrar para un lado diferente.

–Y en lo musical también hubo cambios.
–Con este disco dejamos plasmada la unión de Las Manos con Agrupación Mamanis (NdR: una banda paralela compuesta por varios integrantes de Las Manos de Filippi, pero con un sonido cercano a la cumbia). Todavía se nota una división entre la música, que es bien divertida y, por ejemplo, lo que se ve en el DVD, que son nuestras actividades con Las Manos.

–Agrupación Mamanis existía en paralelo a Las Manos, ¿por qué unirlas?
–Porque necesitábamos apuntar el discurso y unir fuerzas. Es muy difícil llevar adelante una banda independiente sin todos los medios, entonces, imaginate dos, era el doble de difícil y era un autoboicot. La unión también enriquece el show. Estamos contentos por eso, fue una boludez que deberíamos haber hecho hace años.

–El DVD tiene un contenido más político que musical, ¿por qué esa elección?
–Es mostrar en qué andamos, qué hacemos con banda independiente, desde lo musical, que no nos atamos a una estética comercial y podemos hacer lo que se nos canta por ser independientes, ése es un mensaje a los jóvenes: no hace falta hacer siempre un disco que le guste a Santaolalla, es más amplio.

–Ahora se habla de periodismo militante, ¿se consideran una “banda militante”?
–Sí, otros integrantes y yo militamos en el Partido Obrero y hay una relación militante. Es una banda solidaria con las luchas, creemos que está bueno no encerrarse sólo en lo musical. Yo digo que este disco es humorístico porque por otro lado hago algo por la causa de ir contra el sistema.

–Otra lucha la libran con el Movimiento Unidos por el Rock (MUR).
–Surgió después de Cromañón, y lo que hace es exigir al Estado apoyo y espacios para difundir bandas independientes. Es lo que debería hacer el Estado para generar cultura. Nosotros denunciamos que se apoya la privatización, las bandas nuevas tienen que pagar para tocar.

–¿Hay algo que rescatás de la gestión cultural de Macri?
–Me gusta cómo baila cuando gana [responde entre risas].
–Varios músicos ven como algo positivo la iniciativa de los festivales en Parque Roca.

–¿Pero quién tocó ahí? ¿Qué banda nueva? ¿Qué posibilidades se les dio a las bandas nuevas? Lo que planteamos nosotros es otra cosa. Hacer demagogia con las bandas y artistas conocidos lo hacen Macri y el Gobierno nacional, lo hacen todos. Los legisladores kirchneristas y del PRO votaron juntos la Ley de Autarquía del Teatro Colón, que es para privatizarlo. Partiendo de ahí, ¿qué más podés esperar?

–¿Cuál sería la solución más urgente?
–Nosotros pedimos que haya centros culturales y fondos manejados por los músicos y asambleas; que no haya jurados que decidan, que el gobierno financie y los músicos decidan. El MUR siempre le exigió al Estado no a cambio de modificar el discurso, porque lo seguimos culpando por lo que pasó en Cromañón y es lo mismo que pasa ahora, que las bandas no tienen lugares para tocar.

–Muchos músicos también apuntan su lucha a las compañías multinacionales, ¿lo ves así?
–Hay que aprovechar cuando uno es joven para hacer lo que salga de más adentro. Al ser más grande te agarrás de lo económico porque tenés familia, más responsabilidades, pero la juventud tiene que ir por el arte y el amor a crear libremente. Eso no te lo da una compañía; todo lo contrario, ellos te piden 50 temas, seleccionan 12 y te dicen hasta cómo tocarlos. El problema es que no hay otra opción brindada por el Estado y que no esté manejada por una visión comercial. El Estado tendría que tener una visión de sociedad.

–¿Cómo ves el under? ¿Te interesa conocer nuevas bandas?
–No miro mucho, pero conozco. A mí me interesa relacionarme con músicos viendo qué opina de esto que hablamos en vez de escuchar lo que hace. Yo escucho más Piñón Fijo y Hannah Montana porque tengo una nena chiquita.

–¿Qué harían si algún día se lograra todo lo que piden desde las letras?
–¡Nos tienen que hacer un himno! Igual desdramatizamos, no creo que sirva para lograr algo, sino que con la música acompañamos; el cambio está en lo que, apoyado en la música, podés construir paralelamente.

–¿La gente que llega a ustedes por la música entiende ese mensaje?
–Puede entenderlo o no. Puede pasar que escuches y eso te ayude en algo, pero no te saque de la cama; y también que milites y por eso llegaste a conocer Las Manos. Pero no le cargamos a la música esa responsabilidad.

–En las legislativas de 2013, ¿candidato de nuevo?
–Capaz, seguro. Esta vez me iba a presentar pero planteamos que no iba a tener tiempo por el disco y la gira. 

jueves, 28 de julio de 2011

CADENA PERPETUA

“Ya no nos preguntan por qué nos llamamos así”

La banda punk de Villa del Parque está por presentar Plaga, su último disco. Previo al recital del 11, el grupo, lejos de pensar en “la explosión del público”, repasa con Noticias Urbanas sus dos décadas de vida. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“Ya no nos preguntan por qué tenemos este nombre: eso es un paso adelante. Si nos preguntan, nos ponemos el cassette y disparamos. La respuesta es que cuando habíamos elegido el nombre eran todos nombres violentos; ensayábamos cerca de una cárcel y de ahí salió. Estaban Massacre Palestina, Los Violadores, ¡mirá qué nombre!, y nosotros buscábamos eso. Incluso nos llamaron ‘Los Cadena’, porque ‘Cadena Perpetua’ sonaba muy fuerte. Hoy ya ni las guitarras suenan fuertes, la distorsión ya no llama tanto la atención.” El párrafo, casi sin pausas, surge de boca de Eduardo “Edu” Graziadei, bajista de Cadena Perpetua, banda que integra junto a Damián Biscotti (batería) y Hernán “Vala” Valente (voz y guitarra).

La banda oriunda de Villa del Parque presentará el 11 de junio su nuevo disco, Plaga, de fines de 2010. “Por los comentarios noto que a la gente adulta le gusta mucho el disco; a los chicos no sé. Vamos a ver qué pasa en los recitales, pero bueno, a mi novia y a mi mamá les gusta, eso es buena señal, porque nunca les gustan mis discos, es la primera vez que pasa lo contrario”, dice Edu –entre risas– y da paso a Vala: “‘Gritan mucho’, ‘hacen mucho ruido’, ‘no se entiende’, son los comentarios típicos”.

–¿Cómo llegan a laburar con Juanchi Baleirón como productor?
Vala: –Él tiene un estilo que se relaciona con el nuestro desde hace mucho: estuvo en la grabación de Invasión 88, hizo Ángeles caídos (Attaque 77) y también discos de Mal Momento, Massacre, Expulsados, y es amante de nuestro género. Hacía mucho que lo teníamos en cuenta como opción y estábamos con ganas de trabajar con él. Por suerte se dio.

–¿Tuvieron en cuenta las expectativas del público al hacer el disco nuevo?
Edu: –Tenemos en cuenta siempre a la gente, cómo lo va a recibir. Lo que no tenemos en cuenta son las opiniones de la gente antes de hacer el disco: no nos limita lo que ellos quieren escuchar. Hacemos lo que nos gusta a nosotros porque el disco es nuestro, aunque después forme parte de cada uno. Primero nos tiene que gustar a nosotros.

–Cuando lanzaron Malas costumbres (2003) expresaron que no se sentían seguros con el sonido logrado. ¿Ahora sienten esa misma inseguridad?
Edu: –Este disco está muy aproximado a lo que esperaba y no siento muchas fisuras. Otras veces me pasó de decir que con tal canción hubiera hecho otra cosa. De todos los que grabamos, éste es con el que me quedé más conforme, lo sigo escuchando y disfrutando. Somos muy enfermos con lo que hacemos y en un 95 por ciento estoy de acuerdo con lo que hicimos esta vez.

–Tocan hace más de 20 años y siempre crecieron, pero nunca tuvieron un gran hit. ¿Creen que sucederá en algún momento?
Edu: –Sentimos lo mismo, que siempre fue creciendo la banda, pero nunca hubo una explosión, ni creo que la haya a esta altura. Son fenómenos que se dan a veces. Sin ir más lejos le pasó a 2 Minutos, después a Attaque 77, pero después, dentro del estilo, no le pasó a otras bandas. A nosotros no nos pasó, pero tampoco esperamos que nos pase, estamos bien así.
Vala: –No lo esperamos ni pensamos cosas como “con este tema la pegamos”.

–Pero reconocen que hay un crecimiento constante.
Edu: –Sin duda. Yo creo que a nosotros nos ganó la música. Empezamos con esto no para ser músicos, sino para decir nuestras verdades. Y de a poco la música nos fue atrapando y ahora queremos hacer buenas canciones y buscar la canción perfecta, que nunca va a salir, pero estamos atrás de eso.

–En la búsqueda parece que rompieron el molde al tratar, desde la lírica, siempre temas que hacen a la problemática social.
Vala: –Sí, a ningún disco le faltó lo social, y Plaga no es la excepción. Observar y hacer una canción está siempre, y para no machacar todo el tiempo con lo mismo, también está bueno fijarte en otras cosas que te suceden o inventar una historia.
Edu: –Me encantó que suceda ese cambio. En Largas noches (2000) pensamos que no iba a gustar porque veníamos muy sociales y le dimos espacio a cosas más sentimentales y pasó todo lo contrario, la gente se sentía también identificada. Nos dimos cuenta de que a la gente no sólo le pasa que está cara la carne, sino que también se pelea con una mina o el pibe no sabe cómo decirle a una chica que le gusta.

–Y dentro de los cambios, ¿nunca pensaron en agregar otro guitarrista?
Edu: –Sí, de hecho el año pasado ya hicimos dos shows con Sam, el guitarrista de Motorama. Y la idea es presentar Plaga también con él, en Capital, y que venga al interior a girar después. Vamos a necesitar otro violero porque en este disco hay muchos arreglos.
Vala: –Queremos respetar los arreglos que hay en el disco. No nos achicamos, de hecho apuntamos a más, nos gustaría poder mantener una estructura más grande. Cuando tocamos en Obras, en 2007, hubo tres vientos y otra guitarra como invitados y cuando se bajaron del escenario y quedamos nosotros tres, sentimos la diferencia. Queríamos que volvieran a subir.
Edu: –Igual siempre van a ser artistas invitados, por más que toquen durante 20 años, Cadena es un trío.

–¿Notan una gran diferencia entre Buscando salidas (1997) y Plaga?
Vala: –No hay una cosa sin otra. No estaría Plaga sin Buscando salidas. Es una madurez de nuestro trabajo. No podría hacer un Buscando salidas hoy, ni podría haber hecho un Plaga antes. Creo que todo es una cosa.
Edu: –El sonido realmente es muy distinto. Hay algo que está muy pensado y otra cosa que está hecha como se puede. Grabamos Buscando salidas sin tener idea de cómo se hacía para grabar, sin productor artístico. Lo hicimos nosotros y en un estudio, de una, a las seis de la mañana porque era más barato.

lunes, 25 de julio de 2011

CUATRO PESOS DE PROPINA

“Somos independientes por coherencia”

Con su segundo disco ya editado, la banda uruguaya viene a presentarlo a Buenos Aires. Diego Rossberg, su cantante, afirma que el grupo es su “medicina”. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



“La única certeza que tengo es que en el futuro van a seguir existiendo las canciones; pero no sé en qué formato.” Ésa es la conclusión final de Diego Rossberg, voz de Cuatro Pesos de Propina, una banda uruguaya que tuvo su nacimiento en 2000 y se afianzó con formación estable cuatro años más tarde. En 2007 editaron Se está complicando y a finales de 2010, Juan.

“A diferencia del primero, que se tocó durante tres años antes de grabarlo, este disco empezó con los temas en la guitarra, que después se produjeron antes de entrar al estudio, lo que es un proceso nuevo, como un parto. El niño nació precioso, sano. Salió impecable la edición”, afirma el cantante en la charla que tuvo con NU previo a la presentación de la placa en Buenos Aires.

–¿Cómo responde el público?
–La sensación es que al que le gustaba el primer disco, el nuevo le encanta. Y al que el primero no lo convencía, éste le gustó. Estamos muy conformes.

–¿Creen que ya tienen un estilo definido después de dos discos?
–Una cosa es el sonido del disco y otra es el vivo. Nuestra característica es fusionar mucho. Por ejemplo, el saxofonista nuestro toca, además, en la Sinfónica; el percusionista escucha folclore y Mano Negra; yo soy argentino y traigo mi música, y el guitarrista tiene una distorsión podrida aunque hagamos salsa o ska. Eso es un sello que hace una identidad, pero no descubrimos la pólvora. Nuestra energía es transmitir desde el amor lo que estamos haciendo.

–¿Y no tienen miedo de no hacer pie en ningún lado?
–No, porque hacemos que Cuatro Pesos sea la parte más sana que tenemos. Podré tener mal mi relación con la familia, con los amigos, pero Cuatro Pesos es la parte sana mía. Cuatro Pesos es lo que nos colma el espíritu, nuestra medicina.

–¿Y lo toman como un laburo o como un hobbie?
–La banda es una herramienta que me hace bien, que encontré en esta vida. Es mi herramienta para ofrecer la sanación y cosas con amor, que la parte sana contagie y sane a alguien, yo me voy con amor cuando alguien se me acerca con amor, y yo con la música hago lo mismo: entrego mi amor. Por consecuencia quiero terminar viviendo de esto.

–Vivir de la música siempre es un tema difícil.
–En el under, a veces, es mal visto eso: querer cobrar una entrada, tocar en mejores lugares, pero bueno, voy por donde voy y si soy coherente con lo mío es lógico que quiera vivir de esto porque lo hago con un amor y una fuerza increíbles.

–Y en el camino está ser independientes. ¿Es una elección o es el único camino que hay?
–Es por coherencia. Por sentir que hacemos las cosas con mucho amor, con mucho esfuerzo, y sería incoherente que ese amor y esfuerzo lo regaláramos a una disquera que nos pague regalías de un peso con cincuenta por unidad de disco y perdamos el derecho de comercialización de nuestra música. Es como que tengas un hijo y se lo des a una empresa que lo esclavice laburando 18 horas por día, a uno con cincuenta. En cambio, no sería descabellado firmar un contrato, porque ser independiente requiere de un esfuerzo descomunal que agota. No podés estar ensayando, componiendo, haciendo notas, tocando y, además, ir a una disquera a ver si en la batea había un disco tuyo y se vendió.

–¿Qué es lo más difícil de ser una banda independiente?
–Es tener un grupo que se afiance y que se sienta cómodo de laburar así. Esto requiere de una estructura operativa y humana y laburar todo el tiempo para que no se derrumbe. Mucho huevo. Al final es un desgaste, pero también una satisfacción. Hacés lo que te gusta y el balance termina siendo positivo. Hoy estamos en ésta, mañana veremos. Está bueno vivir de la música. A veces la gente se baja un disco y después cuando tiene guita se lo compra. Y lo que más convendría es que se lo bajara, pasara por la sala de ensayo y dejara 5 pesos; con eso ganaría más el músico.

–Si bien Juan, el último disco de la banda, es reciente, ¿ya piensan en su sucesor?
–Ya pensamos en el que viene. Al guitarrista se le ocurrió que tenía que ser así y me apretó, así que ya estamos cocinando temas, pero para sacarlo el año que viene, cuando esté listo y se pueda. Hay que concretar ensayos y llevarlo bien producido al estudio para en un mes grabarlo entero.

–¿Prefieren grabar rápido?
–Es por un tema monetario. No podés ir a boludear al estudio, quizás se cambian cositas, pero no mucho más, porque el reloj corre y marca. No se puede ir a zapar ahí adentro.

–Al momento de la composición, ¿cómo es el trabajo de las letras?
–Yo compongo. Trato de alinearme con la parte más sana mía y de ahí bajar mensajes, contar lo que me pasa, una historia.

–¿Y hay primacía de la letra sobre la música o viceversa?
–Una canción no se separa, si no, es un poema o una pieza musical. Una canción es un paquete: letra y música.

domingo, 17 de julio de 2011

FRED WESLEY

“Quiero morir en el escenario” 

El trombonista, por años ladero de James Brown, se presentará en la Ciudad en doble fecha. En exclusiva, adelanta su show para Noticias Urbanas, habla del jazz, de su ex compañero y de la música como forma de vida. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



Fred Wesley es conocido a nivel mundial por su trabajo al lado de James Brown, junto con quien diseñó un sonido funk que marcó a las generaciones posteriores. Luego tocó junto a George Clinton & Bootsy Collins. La crítica y sus colegas lo han reconocido como uno de los mejores trombonistas de su generación (junto a Frank Lacy, Ray Anderson y Steve Turre).

Wesley, además, es compositor y arreglista de funk y jazz. Jugó un papel esencial en la definición de un sonido que hoy se considera estándar dentro del estilo. Su talento como improvisador y músico de jazz y su papel en la transición de Brown desde el soul hasta el funk, sumado a la enorme influencia que su concepción ha tenido en la música moderna, lo transforman en una de las figuras de referencia de la música contemporánea en general y como trombonista en particular.

Noticias Urbanas se contactó con el artista y, en exclusiva, adelanta sus shows en la Ciudad, en los que estará acompañado por The New JB’s (siete músicos que lo secundan) en la gira que también lo llevará a Brasil.

–¿Qué expectativas le genera venir a tocar a la Argentina?
–Creo que todas las personas en el mundo son básicamente las mismas, y espero que la gente en la Argentina disfrute de un show de funk. Yo haré lo correcto para ellos, así que esperamos que la gente en la Argentina pueda bailar, cantar, divertirse y ser feliz, al igual que toda la gente de otros lugares del mundo.

–¿Cómo va a ser el show en el plano musical?
–Vamos a tocar la música de la JB’s, que es básicamente la música de James Brown, y es el tipo de música que me hizo famoso. Pero vamos a intercalar también mi música, que no es tan conocida por algunos, pero que a la gente le gusta. Espero y creo que al pueblo de la Argentina le va a gustar también. Deseo, además, que tengamos un buen momento.

–¿Cómo ve la escena del jazz y funk actual a nivel mundial?
–El jazz y el funk han progresado a un nuevo nivel de competencia. Los músicos de jazz ahora son competentes. Son más competentes que conmovedores. El jazz es más cerebral ahora y no tan conmovedor. Los jóvenes tienen habilidades y creo que su música habla de éstas, mientras que el jazz de mi época era muy conmovedor.

–¿Qué diferencias obseva en el jazz desde sus inicios hasta la actualidad?
–Más gente blanca toca jazz ahora porque se enteraron de que no es sólo una cosa de negros. El jazz puede ser tocado por cualquier persona que lo estudia y lo aprende.

–¿Qué músicos o bandas le gusta y escucha?
–Bueno, todavía me encanta la banda de Count Basie. Es muy conmovedor, es muy bueno; no puedo decir lo mucho que me encanta. Pero también me gusta Kool and the Gang. Lee Morgan es mi trompetista favorito, y también me encantan Cannonball Adderley y J. J. Johnson. La mayoría de la gente son personas que quiero y ya están muertas. Curtis Fuller es un querido amigo mío y es un gran músico. Esos son mis favoritos.

–¿Cuáles son sus recuerdos de James Brown? ¿Alguna historia de su relación con él?
–Creo que a James Brown le gusté. No creo que le gustara mucha gente, pero creo que se encariñó conmigo. Él me dio un consejo que me ha ayudado en mi vida. Mis recuerdos hacia él son como una especie de maestro y amigo. Pero pongo más énfasis en la parte docente que en la parte amigo porque yo realmente no creo que él fuese amigo de nadie, aunque creo que yo le gustaba.

–¿Cuál es el motor que lo lleva a seguir tocando en vivo?
–¡¡Pastillas de ginseng!! Creo que eso es todo. Yo no quiero morir sentado y sin hacer nada. Quiero morir en el escenario. Lo que más me gusta es tocar para un público. La gente dice que tengo un incendio, una magia, y creo que viene de mi padre. Había una magia en él también. No puedo explicarlo, sólo está allí. Realmente no sé de dónde viene. Digamos que viene de Dios. Debe ser Dios. Tiene que ser Dios.

–¿Piensa o imagina que pueden surgir nuevos artistas de la talla de James Brown, Bob Marley y otros grandes músicos de la historia?
–Tal vez, de una manera diferente. James Brown nació de la pobreza, y Bob Marley, de la opresión. Fueron adversidades que los hicieron hablar y ser grandes. El próximo Bob Marley puede no ser oprimido o no nacer en la pobreza, pero quizás tenga cosas diferentes que lo impulsen. Tal vez, la necesidad de ser famoso. Como Michael Jackson, que tenía una gran necesidad de ser famoso.

–¿Hay otros temas que, además de la música, le apasionen?
–La justicia. Soy un apasionado de la justicia. Ojalá todo el mundo pueda obtener justicia en el mundo.



Nota original: abril 2011 http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=d6d5ab07716bd15fd0120ae866ca7c8f

jueves, 14 de julio de 2011

CARLOS BALMACEDA

“Buenos Aires tiene una mirada autorreferente”

Acaba de editar "La plegaria del vidente", una novela que trata de reconstruir la saga de asesinatos del “loco de la ruta”, en Mar del Plata, cuya adaptación al cine está por conocerse. Texto por Marcelo Maccio Villegas.



El caso conocido en los medios, el del asesino serial que trascendió como “el loco de la ruta”, que durante la década del 90 mató a prostitutas de la ciudad de Mar del Plata, es el tema de La plegaria del vidente, el libro de Carlos Balmaceda, que dialogó con Noticias Urbanas.

“Durante tres años aproveché la realidad, los lugares y las escenas de Mar del Plata para crear una ficción en torno a ese tema, con el objetivo de poner en crisis la lectura de la verdad: cómo es que nos enteramos de lo que sucede, cómo se construye la verdad y los relatos en la contemporaneidad. Ésa es la génesis.”

–Uno de los mayores atractivos de la novela es su forma de escritura, con tres personajes en primera persona, que se turnan la palabra.
–Quería que el lector se enterara de lo que pasaba de manera fragmentada y espacial, tanto en tiempo como en lugares, entendiendo lo que sucedía mediante la reconstrucción de lo que contaban todos. Hoy se construye la realidad de esa manera. El único que se entera de todo lo que pasa es el lector, que es un espectador de la realidad y va sumando información que dan los personajes. Buscaba que hacia el final el único que supiera lo que había sucedido fuera el lector.

–¿Eso fue buscado o apareció con el libro ya terminado?
–Se dio en paralelo, porque iba escribiendo la novela mientras que las cosas que se cuentan (y las que no se cuentan) iban pasando. Es una novela que se construye en paralelo a la realidad, que también construía su propia historia, en relación a estos casos.

–Está por estrenarse la película basada en el libro, ¿cómo es esa experiencia?
–Fue utilizar un lenguaje muy distinto, porque el cinematográfico es de acción, con una resolución concreta de los episodios a través de la imagen y el sonido. La novela tiene otro estilo, es sólo la palabra que describe y cuenta. Pero me gusta saltar de género. Escribo teatro, documentales, y la posibilidad de hacer un guión de cine me interesaba mucho e hice el de la película. Es una coproducción hispano-argentina y ya está lista para el estreno. La película en sí es un policial duro, pero atractivo y filmado con un voltaje fantástico.

–Pareciera que lo que más vende libros en la actualidad es la investigación periodística o la revisión histórica de los 70 y 80.
–Siempre hay tensión entre la literatura de ficción y la de actualidad, metiendo en la de actualidad no sólo los libros periodísticos sino también los de artistas o famosos que hacen biografías. Eso tiene un público. Lo que la ficción tiene de diferente es que es un mercado que es imposible que tengan los otros libros. Es imposible que un ensayo periodístico alcance la dimensión de un Harry Potter, por ejemplo, o de libros de García Márquez, Vargas Llosa o Stephen King. La ficción es la única posibilidad que tiene la literatura de producir fenómenos mundiales globales de mucha intensidad. En la Argentina hay un momento particular, con una invasión, generada desde el campo oficial, por ejemplo, de una temática que redunda alrededor de ciertos momentos históricos o circunstancias histórico-políticas. Pero eso tiene una salida local, interesa muy poco fuera de las fronteras.

–¿Y además no tienen un plazo temporal?
–Después de años, esos libros sólo sirven como fuente. La temporalidad le quita dimensión a las obras, pero se da una convivencia normal y no conflictiva. En la ficción hay autores como Andahazi o Guillermo Martínez, que tienen libros con no menos de 30 traducciones a otros idiomas. Nunca vas a ver que eso suceda con libros periodísticos. Con la ficción hay una posibilidad con el mercado de la traducción, la adaptación cinematográfica, a series… para eso lo más buscado son los libros de ficción, y dentro de eso, los géneros policial y negro. Por ejemplo, la novela de Eduardo Sacheri, La pregunta de sus ojos, que se adaptó al cine (El secreto de sus ojos) y ganó un Oscar.

–¿Qué opina sobre la Feria del Libro?
–Me parece espectacular la Feria, con sus contradicciones y matices. Creo que año tras año muestra la potencia cultural de nuestro país. Este año tuvo crisis, como si convenía que viniera o no un premio Nobel, que no le cae bien a un determinado sector de la intelectualidad argentina. Pero al margen de esa anécdota, me parece importantísima la Feria.

–¿Cómo vio el episodio con Vargas Llosa?
–La venida de Vargas Llosa juega a favor del idioma, porque no deja de ser una feria en un país que tiene un idioma que es de los más difundidos a nivel mundial, y que además tiene una potencia cultural espectacular. Nuestra Feria del Libro es muy buena y es una de las más importantes del mundo.

–En Mar del Plata está al frente de un festival de libros.
–Soy presidente de la ONG Mdpnegraypol, que organiza el festival Azabache los días 13, 14 y 15 de mayo en Mar del Plata. Es un festival del género negro y policial con literatura, cine, TV, cómic, graffiti, arte urbano y otras cosas. Hay mesas, charlas, ponencias, encuentros de fotos y hasta bandas de jazz que tocan música de películas del género. Es el primer festival de esta naturaleza que se hace en Latinoamérica.

–¿De qué reniega de la literatura?
–Los escritores como yo, que vivimos en Mar del Plata, notamos que en Capital hay una mirada muy autorreferente. Cuando se habla de literatura, se habla de la literatura de la Ciudad de Buenos Aires, la porteña, escrita por porteños o por personas del interior que se fueron a vivir allá. No hay una mirada global, esto es algo que pasa en la Argentina. En otros países no pasa.



Nota original: abril 2011 http://www.noticiasurbanas.com.ar/info_item.shtml?sh_itm=923455f4baaa7a297a7b2422fb4ad54e