“Queremos cruzar la frontera”
Mientras intentan hacer pie en territorio argentino, los integrantes del grupo uruguayo siguen rodando su último álbum, El vendaval. NU habló con su frontman, Nicolás Baggatini, que repasa pasado, presente y futuro de la banda. Texto por Marcelo Maccio Villegas.
La Saga, banda uruguaya que ya ronda la década de historia, acaba de editar en la Argentina El vendaval, su último disco. Sin embargo, hubo algunos trabajos con anterioridad que repasamos con Nicolás Baggatini (voz) –que integra el grupo junto a Daniel Azzoni (guitarra y coros), Damián Silva (bajo), Nicolás Constantini (batería) y Agustín Ferreyra (guitarra y coros).
“En ¿De donde querés venir mañana? (2003) queríamos mostrar nuestras canciones y estábamos felices de tener un disco en la mano. Quiero (2005) fue un CD poscrisis económica, es rockero y reivindicativo de la justicia social, desde una poética no agresiva que dice cosas: habla de la crisis y de una despedida a una persona que queríamos mucho. Después vino Eso que nos lleva (2006) (NdR: se convirtió en disco de oro y vendió todas las copias en un día), una gira y, en medio de todo eso, hubo cambios en la banda, fue un momento muy crítico; después viene el ahora, que estamos más armados que nunca”, resume Baggatini en una charla con Noticias Urbanas.
–Un error común en los argentinos es creer que el sonido de las bandas uruguayas tiene siempre vientos y mixturas con el candombe, ¿coinciden con eso? ¿Cómo definen su sonido?
–Las bandas que abrieron camino, La Vela Puerca y No Te Va Gustar, tienen formación big band, con vientos acoplados, y eso en el imaginario popular argentino quedó grabado a fuego; pero el rock uruguayo no termina ahí. Hay bandas muy grandes que nunca cruzaron el charco, como Buitres, otras pop punk que están resurgiendo, como La Trampa, y en medio de todo eso está La Saga. A los músicos nos cuesta etiquetarnos porque salimos todos queriendo no parecernos a nadie y nos cuesta dar referencias. Si digo que somos amigos de NTVG la gente se piensa que somos eso, y no somos sólo eso, somos rock uruguayo.
–Nombrás a Buitres, que nunca exploraron la Argentina como mercado; ¿por qué La Saga decidió intentarlo?
–Buitres es la banda emblemática de la posdictadura uruguaya. Son gente bastante grande. Y cruzar el charco para hacer el camino de hormiga no es fácil. Es una banda que podría haber funcionado muy bien acá, tienen una poética especial. En nuestro caso, yo hace cinco años que largué todo, era médico pediatra, y eso significa que voy a tratar de hacer de La Saga mi forma de vida. Queremos que nuestras canciones, que ya forman parte del imaginario popular uruguayo, crucen la frontera.
–Se suele decir que las canciones son el reflejo del momento en que fueron compuestas, ¿en qué situación nacieron las de El vendaval?
–Imaginate un período muy crítico y a la vez germinal; noche, borrachera y sensibilidad puestas en las canciones, pensar el arte desde otro lado. Hasta este disco teníamos actividades paralelas, no era la banda nuestra actividad principal, pero ahora sí. El disco fue el descubrimiento de un nuevo camino, que es el de la esperanza, levantarte todos los días y hacer lo que tenés ganas.
–El arte de tapa parece tener un mensaje.
–El concepto general, al estar dado vuelta el paraguas y nosotros también, lo que intenta decir es que vino este viento que cambió todo de lugar y definió una nueva realidad. Se llevó el paraguas de viaje, no destruyó nada pero abrió las puertas.
–Una particularidad del disco es que el nombre no es el de ninguna canción ni nada muy relacionado con las letras de los temas.
–Está bueno como surgió. En la mitad del tema “Donde nada importa” hay un recitado: “Llevo en el alma un vendaval enfermo, la melodía que es el alba de lo oscuro eterno”, algo superoscuro, la palabra vendaval estaba ahí, nada más. Al disco no sabíamos cómo ponerle y escuchando las premezclas nos dimos cuenta de que el disco parecía estar rodeado de aire, y la palabra vendaval es bien rioplatense. Entonces la usamos. El sonido fue quien le puso nombre al disco.
–¿Ya piensan en el disco que viene?
–El martes 23 grabamos en Uruguay un CD y DVD en vivo, Verás, que tiene una canción nueva y canciones de otras épocas. La banda lo piensa como disparador para el futuro disco. Hay muchísimas canciones, pero tienen que llegar al ensayo y pensarse conceptualmente. En las letras hay una historia de encuentro y desencuentro de dos personas, que todavía no sé quiénes son. Hay indicios de adónde vamos, pero no se sabe nada hasta que no te metés en la joda.
–Por el momento político argentino, varios músicos han dado su apoyo a políticos e incluso integraron listas de candidatos, ¿eso se da en Uruguay? ¿Cómo es esa relación?
–El rock uruguayo, salvo algunos exponentes como Los Traidores, es bastante apolítico, por lo menos no hay nada directo. La participación de artistas en estructuras políticas no existe y no creo que exista por mucho tiempo. Lo cual no quiere decir que las bandas no digan cosas que están relacionadas con política. Uruguay está viviendo lo que ustedes viven con el paco, de a poco, y está bravo de verdad; estamos pensando qué hacer como artistas desde nuestro lado, aportar un grano de arena. Lo último que hicimos fue hacer una canción a una fundación que se ocupa de dar apoyo a todos los niños con cáncer; y eso es política, desde otro lado.
–Sos quien escribe las canciones y las canta, ¿sentís que sos el que marca el destino de la banda?
–Si bien tenés razón, una de las cosas más importantes que aprendí es que si el grupo no avanza como un todo y no está de acuerdo, los proyectos se caen. Para que te des una idea, Daniel Azzoni es mi compañero de banco de la primaria, mi complemento armónico.
Mientras intentan hacer pie en territorio argentino, los integrantes del grupo uruguayo siguen rodando su último álbum, El vendaval. NU habló con su frontman, Nicolás Baggatini, que repasa pasado, presente y futuro de la banda. Texto por Marcelo Maccio Villegas.
La Saga, banda uruguaya que ya ronda la década de historia, acaba de editar en la Argentina El vendaval, su último disco. Sin embargo, hubo algunos trabajos con anterioridad que repasamos con Nicolás Baggatini (voz) –que integra el grupo junto a Daniel Azzoni (guitarra y coros), Damián Silva (bajo), Nicolás Constantini (batería) y Agustín Ferreyra (guitarra y coros).
“En ¿De donde querés venir mañana? (2003) queríamos mostrar nuestras canciones y estábamos felices de tener un disco en la mano. Quiero (2005) fue un CD poscrisis económica, es rockero y reivindicativo de la justicia social, desde una poética no agresiva que dice cosas: habla de la crisis y de una despedida a una persona que queríamos mucho. Después vino Eso que nos lleva (2006) (NdR: se convirtió en disco de oro y vendió todas las copias en un día), una gira y, en medio de todo eso, hubo cambios en la banda, fue un momento muy crítico; después viene el ahora, que estamos más armados que nunca”, resume Baggatini en una charla con Noticias Urbanas.
–Un error común en los argentinos es creer que el sonido de las bandas uruguayas tiene siempre vientos y mixturas con el candombe, ¿coinciden con eso? ¿Cómo definen su sonido?
–Las bandas que abrieron camino, La Vela Puerca y No Te Va Gustar, tienen formación big band, con vientos acoplados, y eso en el imaginario popular argentino quedó grabado a fuego; pero el rock uruguayo no termina ahí. Hay bandas muy grandes que nunca cruzaron el charco, como Buitres, otras pop punk que están resurgiendo, como La Trampa, y en medio de todo eso está La Saga. A los músicos nos cuesta etiquetarnos porque salimos todos queriendo no parecernos a nadie y nos cuesta dar referencias. Si digo que somos amigos de NTVG la gente se piensa que somos eso, y no somos sólo eso, somos rock uruguayo.
–Nombrás a Buitres, que nunca exploraron la Argentina como mercado; ¿por qué La Saga decidió intentarlo?
–Buitres es la banda emblemática de la posdictadura uruguaya. Son gente bastante grande. Y cruzar el charco para hacer el camino de hormiga no es fácil. Es una banda que podría haber funcionado muy bien acá, tienen una poética especial. En nuestro caso, yo hace cinco años que largué todo, era médico pediatra, y eso significa que voy a tratar de hacer de La Saga mi forma de vida. Queremos que nuestras canciones, que ya forman parte del imaginario popular uruguayo, crucen la frontera.
–Se suele decir que las canciones son el reflejo del momento en que fueron compuestas, ¿en qué situación nacieron las de El vendaval?
–Imaginate un período muy crítico y a la vez germinal; noche, borrachera y sensibilidad puestas en las canciones, pensar el arte desde otro lado. Hasta este disco teníamos actividades paralelas, no era la banda nuestra actividad principal, pero ahora sí. El disco fue el descubrimiento de un nuevo camino, que es el de la esperanza, levantarte todos los días y hacer lo que tenés ganas.
–El arte de tapa parece tener un mensaje.
–El concepto general, al estar dado vuelta el paraguas y nosotros también, lo que intenta decir es que vino este viento que cambió todo de lugar y definió una nueva realidad. Se llevó el paraguas de viaje, no destruyó nada pero abrió las puertas.
–Una particularidad del disco es que el nombre no es el de ninguna canción ni nada muy relacionado con las letras de los temas.
–Está bueno como surgió. En la mitad del tema “Donde nada importa” hay un recitado: “Llevo en el alma un vendaval enfermo, la melodía que es el alba de lo oscuro eterno”, algo superoscuro, la palabra vendaval estaba ahí, nada más. Al disco no sabíamos cómo ponerle y escuchando las premezclas nos dimos cuenta de que el disco parecía estar rodeado de aire, y la palabra vendaval es bien rioplatense. Entonces la usamos. El sonido fue quien le puso nombre al disco.
–¿Ya piensan en el disco que viene?
–El martes 23 grabamos en Uruguay un CD y DVD en vivo, Verás, que tiene una canción nueva y canciones de otras épocas. La banda lo piensa como disparador para el futuro disco. Hay muchísimas canciones, pero tienen que llegar al ensayo y pensarse conceptualmente. En las letras hay una historia de encuentro y desencuentro de dos personas, que todavía no sé quiénes son. Hay indicios de adónde vamos, pero no se sabe nada hasta que no te metés en la joda.
–Por el momento político argentino, varios músicos han dado su apoyo a políticos e incluso integraron listas de candidatos, ¿eso se da en Uruguay? ¿Cómo es esa relación?
–El rock uruguayo, salvo algunos exponentes como Los Traidores, es bastante apolítico, por lo menos no hay nada directo. La participación de artistas en estructuras políticas no existe y no creo que exista por mucho tiempo. Lo cual no quiere decir que las bandas no digan cosas que están relacionadas con política. Uruguay está viviendo lo que ustedes viven con el paco, de a poco, y está bravo de verdad; estamos pensando qué hacer como artistas desde nuestro lado, aportar un grano de arena. Lo último que hicimos fue hacer una canción a una fundación que se ocupa de dar apoyo a todos los niños con cáncer; y eso es política, desde otro lado.
–Sos quien escribe las canciones y las canta, ¿sentís que sos el que marca el destino de la banda?
–Si bien tenés razón, una de las cosas más importantes que aprendí es que si el grupo no avanza como un todo y no está de acuerdo, los proyectos se caen. Para que te des una idea, Daniel Azzoni es mi compañero de banco de la primaria, mi complemento armónico.
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