martes, 16 de febrero de 2010

Arbolito: "El folclore se abrió mucho más que el rock"


Aunque en sus espaldas ya hay miles de kilómetros, creen que todavía les falta mucho. Y en su pasado más reciente está Despertándonos, el último CD de estudio. Arbolito charló con NU, con la sinceridad como eje: “Los prejuicios joden siempre”.

Hace 12 años que Arbolito recorre un camino propio, con la fusión como estandarte y letras comprometidas con la realidad, intentando, desde su lugar, cambiar algo o, al menos, despertar un pensamiento en quien los escuche.

Y si de despertar se trata, su último disco, que salió a la venta a fines de 2009, se llama Despertándonos, nombre que surgió, tal como señalan sus integrantes, “por la sensación de que en Latinoamérica se está dando un despertar”.

–¿Qué significa haber lanzado un nuevo disco de estudio?
–Cada disco es una alegría, es hacer palpable lo que se hace a lo largo de un tiempo: canciones, ideas, ensayos. Es muy lindo ver el crecimiento de la banda disco a disco; cada vez está más aceitada, todos en la misma frecuencia, y en este disco se nota que hace mucho que tocamos y nos llevamos muy bien. Los discos son como fotos, y esta foto está muy bien sacada.

–Si al comenzar la carrera les hubieran mostrado esta foto actual, ¿firmaban el resultado?
–(Risas) No es que nos parezca poco o mucho, pero esperamos seguir evolucionando. Haber pasado por cinco discos, con sus virtudes y defectos, hace que lleguemos hasta acá. Grabamos en lugares prestados, con instrumentos prestados, en galpones, arriba de una camioneta viajando… Eso hace que disfrutemos y tomemos con seriedad las oportunidades que tenemos.

–¿Por qué Arbolito sigue creciendo?
–Porque mucha gente todavía no nos escuchó. Eso tiene que ver con lo que nosotros somos como banda. Vamos recorriendo un camino que no tiene un punto final. Disfrutamos de estar, tocar, compartir, grabar… No queremos demostrar que somos unos grosos ni que la tenemos re clara. Nos importa tocar y hace 12 años que no paramos. Eso hace que nos vean y nos crean.

–En las letras siempre reflejan una forma de pensar y ver el mundo, ¿cómo podrían definirla?
–Primero tiene que ver con la libertad: de cada persona y de cada cosa del mundo, que pueda hacer lo que quiera. Eso lleva a cuestiones económicas, de explotación, de esclavitud. Después hay cuestiones de medio ambiente, la conquista de América, el genocidio, la dictadura militar, todo lo que va en contra de la libertad de las personas. La libertad importa, pero con la otra cara de la moneda, que es la responsabilidad. Nosotros nos hacemos cargo de todas las cosas que hacemos. Desde las letras hasta los shows.

–Con la música también representan la libertad…

–Hacemos lo que tenemos ganas, sin que nos importen los ritmos.

–Aunque forman parte de una compañía, a la que le importan los números.
–Cuando nos sentamos a hablar con Sony planteamos ciertas cuestiones, libertades artísticas y poder expresar lo que queríamos. Ya grabamos dos discos con ellos y nunca nadie nos dijo qué hacer, ni nada. Si vos te dejás, seguro que ellos te van a hacer lo que quieran; nosotros estuvimos meses armando el contrato antes de firmar.

–Volviendo a las letras, ¿cómo componen?
–Las letras, muchas veces, son personales, aunque somos una banda que convive todos los días y por más que las escriba uno, el resto tiene la misma vivencia, porque las letras surgen de vivencias de la banda. Cualquier día puede salir un tema, y después, cuando presentamos los temas para los discos, cada uno muestra los que tiene.

–¿Nunca probaron con encerrarse a componer el disco un tiempo antes de grabarlo?
–No podemos, si no tocamos en dos o tres semanas nos comen los piojos (risas). No nos podemos dar el lujo de irnos a un campo a componer.

–Desde el principio, la banda luchó contra prejuicios musicales, ¿les sigue pasando ahora?
–El folclore se abrió mucho más que el rock. El folclore antes era muy cerrado, hasta el punto de ser reaccionario. Después empezó a abrirse y ahora está más abierto que el rock. En el ambiente rockero, si usás un charango no te llaman a equis festival, en el que después ves a bandas que son… cualquiera.

–O sea que siguen luchando contra los prejuicios.
–Los prejuicios joden siempre, pero nosotros hacemos la nuestra hace años y nunca le golpeamos la puerta a nadie. Si nos quieren invitar, que nos inviten, y veremos, pero no pedimos nada. Se decía que no tocábamos en festivales porque no queríamos, pero era porque no nos llamaban (risas). O nos llamaban y querían que toquemos por el pancho y la Coca; y nosotros, por el pancho y la Coca, preferimos tocar donde queremos, aunque nos vea mucha menos gente, pero no en un festival que auspicia una empresa multinacional, cobran un fangote la entrada y no te quieren pagar lo que corresponde.

Por Marcelo Maccio Villegas para el semanario Noticias Urbanas