sábado, 8 de diciembre de 2007

Fin de año.

Decidido a publicar algo nuevo en mi blog, tomo algo que escribí hace pocos días y lo cual terminaré ahora:

A estas alturas del año es imposible no hacer una revisión de los hechos que se vivieron y que cada uno de nosotros ha experimentado. Generalmente son los tiempos que mas rápidos pasan del año, donde las horas parecen acelerarse y las noches de descanso quedan reducidas a un puñado de minutos. Con este panorama, uno es cuando mas piensa y analiza los hechos, no que lleva a cabo, sino los que se sucedieron a lo largo del año. Es en estos días cuando uno se toma esos minutos para reflexionar en el año que termina, en lo que hizo, lo que no hizo, lo que le queda por hacer. Las cosas buenas y las malas, tomar conciencia de lo que pasó. Y no se si tomar conciencia, sino tan sólo recordar y quizás evaluar el grueso de las cosas, sin detenernos en detalles o hechos puntuales.

Es imposible no hacer balances, uno continuamente hace balances. Esos pequeños diálogos que mantenemos con nosotros mismos son balances; esas horas pensando en nuestro pasado y revisando las decisiones, son balances; esas incontables veces que delimitamos lo positivo de lo negativo, son balances; si nuestro año fue productivo o no, es balance; deliberar si somos felices o no, es balance.

Yo no niego que mi balance es bueno, pero reparo en aquellas cosas que quedaron inconclusas o que siquiera comenzaron a rodarse. Pienso entonces en el tiempo que viene: Miles de horas por delante con la libertad de modificarlas. Minutos que correrán continuamente y que no se detendrán, es el futuro.

Vacaciones, el gran interrogante. Descanso o los meses mas productivos del año, cuando se planea el resto, se fijan las pequeñas metas y logros por obtener. Se imagina el fin de año y con ello los nuevos logros alcanzados.

Necesito mis vacaciones, y ese tiempo para discutir intrapersonalmente lo que busco para mí.

Cada uno pensará lo que espera del año que viene y lo que dejó el año que termina, yo luego les cuento.

M.a.r.c.e.l.o.