“Nunca apoyé a un candidato electoral”
A pocos días de su show en Buenos Aires, la compositora y cantante da su punto de vista sobre varios temas y comenta los detalles de su último disco editado en la Argentina. Texto por Marcelo Maccio Villegas.
Laura Canoura tiene un nuevo “motivo de festejo”, como ella llama a cada nuevo disco (ya lleva más de una decena) de su carrera. El más reciente, editado en la Argentina, es Un amor del bueno. Con esa excusa, Noticias Urbanas dialogó con la intérprete y compositora.
–Un amor del bueno es un disco con canciones de tu autoría, ¿cómo fue ese trabajo?
–Empecé como compositora muy tibiamente. Al principio me daba mucha vergüenza, después me fui envalentonando. Tomo mis temas como si fueran temas de otros intérpretes. Una vez que terminé de componer trato de darles mis virtudes como intérprete, que son mayores que como compositora, me despego de mí como autora.
–La edición argentina tiene cambios respecto a la uruguaya, ¿a qué se debe?
–Es diferente el arte, se hizo un formato más apaisado. Está basado en el arte original y fue un tema de productora, para que se destaque en los puntos de venta. El arte tiene que ver mucho conmigo en este momento.
–¿Seguís escuchando el disco después de editado?
–La gente fantasea con que los músicos tenemos los mejores equipos de música, y no es así. Somos muy desbolados, nuestros equipos son un rejunte que sólo uno sabe cómo se conectan. A mí se me había roto y hacía mucho que no escuchaba mis discos, y cuando lo arreglé, volví a escucharlo, con un poco de temor, pero pasó la prueba. Lo escuché íntegro sin interrupciones, que es como me gusta. Además, en Uruguay está saliendo una antología de dos discos, por lo que tuve que escuchar ese máster, que incluye material de mi primer y último disco… [hace una pausa, mira cómplice y suelta] El disco nuevo me gusta mucho.
–Decís que el disco hay que escucharlo de principio a fin. Es decir, lo pensás como una totalidad, ¿no?
–Es inevitable. El artista piensa el disco como una totalidad, como el escritor, que no se le ocurre que van a empezar a leer su libro por el capítulo 3. Éste no es un disco que requiera ser escuchado de principio a fin como si fuese una historia, pero a la hora de armarlo, no es que uno tiró las canciones y como cayeron quedaron. Creo que es un tema de educación también.
–Cantaste varias veces con la filarmónica de Montevideo, ¿cómo fue la experiencia?
–Genial. Al principio fue superestresante cantar con una banda con más de 80 músicos. Da la impresión de que te tiran arriba de una ballena y hay que hacer equilibrio. Veía que algo no estaba haciendo bien, hablé con el director y él me dio una clase magistral: me dijo que tenía que cantar como cantante de ópera, que él me seguía, veía mis tiempos y que los músicos seguían su batuta. A partir de ese momento para mí fue la felicidad, porque podía hacer lo que quisiera que él iba a manejar ese bicho enorme.
–También participaste en la asunción de Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, ¿creés que debe existir una relación del artista con la política? Si es así, ¿cómo debe ser?
–Es inevitable como individuos. Soy una persona con ideología, forma de pensar, ética, como cualquiera. A mi criterio no son buenas las asociaciones político-partidarias, porque eso flecha demasiado la cancha, obliga al artista a poner al servicio de una campaña política partidaria muchos años de trabajo, de prestigio, de imagen; pero sí creo que está bien asociarse con las causas que uno cree que son justas y necesarias. Yo soy una mujer de izquierda, de toda mi vida. He sido votante del Frente Amplio desde que pude votar, entonces, qué mayor felicidad para mí que poder estar ahí en el momento de celebrar que después de décadas de buscar un gobierno de izquierda se lograra. Y en el caso de la asunción de Bachelet, el vínculo con Chile es afectivo desde mi adolescencia. Ideológicamente y por ser una mujer que asumía en el poder, marcando una tendencia, para mí fue un honor.
–¿En la música también existen los tratos diferentes de acuerdo al género?
–En lo musical estricto, nunca tuve problemas; pero en el círculo que lo rodea sí hay discriminación, y hay que ir con pie de plomo. Se sabe que para ciertas negociaciones es preferible que vaya un hombre, en ciertos ámbitos y ciertos acuerdos. Esas cosas a la larga cambian, son otros los paradigmas en estas épocas.
–En la Argentina aparecieron solicitadas con la firma de artistas en apoyo a candidatos; ¿harías eso?
–Soy partidaria de que en cualquier transacción debe haber ganancia para ambas partes. En un acuerdo de ese tipo, el artista entrega mucho, años de prestigio, a una cosa que pasa en esas elecciones, y después ya no hay acuerdo. No creo que sea útil o necesario. Me lo ofrecieron y nunca quise.
–Sin embargo, sostenés que apoyarías ciertas cuestiones, ¿cuáles?
–Una es la lucha contra la violencia doméstica. Soy una mujer reconocida en Uruguay, y si salgo en la tele y digo cosas que ayuden a otra mujer que está del otro lado para preservarse y salvarse, por supuesto que lo hago; y también coincido con cosas relacionadas a los niños. Además participé de la campaña por el matrimonio igualitario. Son cuestiones que no tienen tanta difusión y si mi presencia puede aportar algo, lo hago.
A pocos días de su show en Buenos Aires, la compositora y cantante da su punto de vista sobre varios temas y comenta los detalles de su último disco editado en la Argentina. Texto por Marcelo Maccio Villegas.
Laura Canoura tiene un nuevo “motivo de festejo”, como ella llama a cada nuevo disco (ya lleva más de una decena) de su carrera. El más reciente, editado en la Argentina, es Un amor del bueno. Con esa excusa, Noticias Urbanas dialogó con la intérprete y compositora.
–Un amor del bueno es un disco con canciones de tu autoría, ¿cómo fue ese trabajo?
–Empecé como compositora muy tibiamente. Al principio me daba mucha vergüenza, después me fui envalentonando. Tomo mis temas como si fueran temas de otros intérpretes. Una vez que terminé de componer trato de darles mis virtudes como intérprete, que son mayores que como compositora, me despego de mí como autora.
–La edición argentina tiene cambios respecto a la uruguaya, ¿a qué se debe?
–Es diferente el arte, se hizo un formato más apaisado. Está basado en el arte original y fue un tema de productora, para que se destaque en los puntos de venta. El arte tiene que ver mucho conmigo en este momento.
–¿Seguís escuchando el disco después de editado?
–La gente fantasea con que los músicos tenemos los mejores equipos de música, y no es así. Somos muy desbolados, nuestros equipos son un rejunte que sólo uno sabe cómo se conectan. A mí se me había roto y hacía mucho que no escuchaba mis discos, y cuando lo arreglé, volví a escucharlo, con un poco de temor, pero pasó la prueba. Lo escuché íntegro sin interrupciones, que es como me gusta. Además, en Uruguay está saliendo una antología de dos discos, por lo que tuve que escuchar ese máster, que incluye material de mi primer y último disco… [hace una pausa, mira cómplice y suelta] El disco nuevo me gusta mucho.
–Decís que el disco hay que escucharlo de principio a fin. Es decir, lo pensás como una totalidad, ¿no?
–Es inevitable. El artista piensa el disco como una totalidad, como el escritor, que no se le ocurre que van a empezar a leer su libro por el capítulo 3. Éste no es un disco que requiera ser escuchado de principio a fin como si fuese una historia, pero a la hora de armarlo, no es que uno tiró las canciones y como cayeron quedaron. Creo que es un tema de educación también.
–Cantaste varias veces con la filarmónica de Montevideo, ¿cómo fue la experiencia?
–Genial. Al principio fue superestresante cantar con una banda con más de 80 músicos. Da la impresión de que te tiran arriba de una ballena y hay que hacer equilibrio. Veía que algo no estaba haciendo bien, hablé con el director y él me dio una clase magistral: me dijo que tenía que cantar como cantante de ópera, que él me seguía, veía mis tiempos y que los músicos seguían su batuta. A partir de ese momento para mí fue la felicidad, porque podía hacer lo que quisiera que él iba a manejar ese bicho enorme.
–También participaste en la asunción de Tabaré Vázquez y Michelle Bachelet, ¿creés que debe existir una relación del artista con la política? Si es así, ¿cómo debe ser?
–Es inevitable como individuos. Soy una persona con ideología, forma de pensar, ética, como cualquiera. A mi criterio no son buenas las asociaciones político-partidarias, porque eso flecha demasiado la cancha, obliga al artista a poner al servicio de una campaña política partidaria muchos años de trabajo, de prestigio, de imagen; pero sí creo que está bien asociarse con las causas que uno cree que son justas y necesarias. Yo soy una mujer de izquierda, de toda mi vida. He sido votante del Frente Amplio desde que pude votar, entonces, qué mayor felicidad para mí que poder estar ahí en el momento de celebrar que después de décadas de buscar un gobierno de izquierda se lograra. Y en el caso de la asunción de Bachelet, el vínculo con Chile es afectivo desde mi adolescencia. Ideológicamente y por ser una mujer que asumía en el poder, marcando una tendencia, para mí fue un honor.
–¿En la música también existen los tratos diferentes de acuerdo al género?
–En lo musical estricto, nunca tuve problemas; pero en el círculo que lo rodea sí hay discriminación, y hay que ir con pie de plomo. Se sabe que para ciertas negociaciones es preferible que vaya un hombre, en ciertos ámbitos y ciertos acuerdos. Esas cosas a la larga cambian, son otros los paradigmas en estas épocas.
–En la Argentina aparecieron solicitadas con la firma de artistas en apoyo a candidatos; ¿harías eso?
–Soy partidaria de que en cualquier transacción debe haber ganancia para ambas partes. En un acuerdo de ese tipo, el artista entrega mucho, años de prestigio, a una cosa que pasa en esas elecciones, y después ya no hay acuerdo. No creo que sea útil o necesario. Me lo ofrecieron y nunca quise.
–Sin embargo, sostenés que apoyarías ciertas cuestiones, ¿cuáles?
–Una es la lucha contra la violencia doméstica. Soy una mujer reconocida en Uruguay, y si salgo en la tele y digo cosas que ayuden a otra mujer que está del otro lado para preservarse y salvarse, por supuesto que lo hago; y también coincido con cosas relacionadas a los niños. Además participé de la campaña por el matrimonio igualitario. Son cuestiones que no tienen tanta difusión y si mi presencia puede aportar algo, lo hago.
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