jueves, 8 de julio de 2010

EDU SCHMIDT


"Soy una ideología de izquierda en un país facho"


Llegó a acaparar todas las cámaras, tocar en el Luna Park, llenar dos Obras consecutivos grabando un DVD y, en la cresta de la ola, se bajó. Arrancó de nuevo. Barajó y volvió a repartir. Hoy el presente le da la razón.


Los filósofos empiristas afirman que el hombre llega al mundo como un papel en blanco y todos sus conocimientos van adquiriéndose desde la experiencia de los sentidos. Sobre Edu Schmidt, ex frontman de Árbol, sus experiencias han escrito mucho. Su carrera dio un giro de 180 grados cuando decidió abrirse de la banda que él había fundado y comenzar un camino solista; para ello, arrancó de cero. Volvió a las raíces. Al under. Hace meses lanzó su primer disco, El silencio es salud, producido por su sello Apio Verde y distribuido por EMI. Café mediante, se apostó a responder todo y más, sin rodeos.

–Grabaste el disco pero hasta que salió a la calle pasó un tiempo, ¿qué sensación te dejó eso?
–Rara, por un lado la adrenalina de grabar y sacarlo se diluyó, pero antes de lanzarlo evaluamos todo: hacerlo todo independiente y perdernos exposición o esperar.


–¿Es mejor firmar con la discográfica después de grabar el material para evitar “sugerencias”?
–A mí nunca me impusieron nada en una discográfica, pero siempre fui con todo resuelto. Si el artista no tiene todo cerrado le dan una mano y aconsejan. El mito de que te dicen “cortate el pelo” no me pasó, quizás porque no tengo pelo.

–¿Qué aporta EMI que vos no lograbas de forma independiente?

–La distribución es mucho más grande. La fabricación. Hay bandas que graban y no fabrican los discos y lo terminan colgando en internet. El soporte cuesta, igual que el marketing, que no se resuelve con poco.


–¿De qué manera surgieron las letras del disco?
–De distinta forma. Lo que hice fue tomarme mucho tiempo, para una letra hubo siete páginas escritas antes. Algunas surgen en situaciones personales, otras leyendo o mirando una peli. En relación a las de Árbol, éstas son muy interiores.


–En varias letras se nota una enumeración.
–Hay una fórmula aditiva, la usan Borges y Bukowski. Sobre una situación se anotan un montón de imágenes que surgen. Siempre alguna de esas cosas pasó. En el caso de “El mosquito sin luz”, por ejemplo, es un vacío afectivo, la vivimos todos cada vez más.


–En “Tu mundo feliz” preguntás “si pudieras elegir, ¿qué cosas harías?”. ¿Qué respondés vos a eso?
–Estar más tranquilo. Una idea recurrente es la necesidad de bajar dos cambios y disfrutar más las cosas desde un lugar más sensible que mental. Muchas preguntas que te mantienen vivo te pueden volver loco. Tranquilo, pero sin dejar de cuestionarse cosas. “Tu mundo feliz” es una idea que tuve hace muchos años: hacer una canción sólo con preguntas, ir en contra de la cosa grandilocuente de quienes tiran postas, porque el artista tiene que hacer todo lo contrario, insinuar cosas que despierten algo en el otro.

–¿Ya te acostumbraste a que el nuevo proyecto lleve tu nombre?

–Es raro y me llevó mucho tiempo. Si bien es una banda, son mis canciones y hago todo yo. Compartimos ensayos y el vivo, pero hay laburos que hago yo solo. Creo en los grupos como lugares de intercambio y generación de ideas, pero acá decido mucho yo.

–¿Te molestan las comparaciones con Árbol?

–Son inevitables. Yo escuché sus discos al igual que en internet mirás a una ex novia. Los sigo queriendo y extraño muchas cosas de ellos. Fue mi grupo, lo hice durante 13 años. En El silencio es salud hubo una cosa adrede porque busqué decir las cosas como en el disco Chapusongs, que es lo que yo más extrañaba. El próximo disco no va a estar tan emparentado a ése, pero sí hubo una búsqueda por ese lado, Chapusongs era a donde tenía que volver para retomar.


–Hablando de Chapusongs, en “Son todas putas”, tema de ese disco, había una frase que volviste a usar.

–Esa frase quedó en un tema que era como un chiste y quedaba perdida. Acá la resignifiqué y queda como que no puedo dejar de ir en contra de la corriente. Agarrar una frase de Chapusongs, citarme y reinventarme tiene que ver con esto de volver a nacer pero seguir siendo el que soy. Reinventé muchas cosas, como el gato que ladra, que era yo: en una orquesta soy un rockero, en un grupo de rock soy clásico, soy una ideología de izquierda en un país facho.


–¿Es obligatorio dar mensajes en las canciones?

–No es imprescindible. La cosa social te atraviesa por más que hables de amor. Somos ideológicos hasta cuando nos abstenemos. El compromiso que tomo con mi carrera es político, de izquierda, por más que hable de las nubes.

–Capusotto dijo que el rock hoy es una salida laboral, ¿Qué opinas vos?

–Yo peleé mucho para que el músico de rock pudiera vivir de su música; el rockero por lo general labura de otra cosa. Yo enseñé muchos años y es algo muy digno, pero eso es docencia. En un acto una directora no me dejó hacer un tema de León Gieco porque era de izquierda. Para no pelear con esa burocracia retrógrada me puse a pelear por los derechos del músico.

–¿Qué es lo depara el futuro del proyecto?

–Estoy componiendo mucho para llegar a fin de año con 10 o 12 canciones y grabarlas el año que viene. También hay proyectos de música para películas, tocar, producir algo.

–¿Te sentís cómodo con tu actualidad?
–Sí. Había una comodidad económica que ahora no tengo. Eso era parte del riesgo, pero disfruto mucho más todo lo otro.

1 comentario:

Sergio91 dijo...

Edu es un maestro. Muy buena la entrevista!