sábado, 11 de septiembre de 2010

ABEL PINTOS:

Cerca de la reevolución

A sus 26 años, es una de las figuras más convocantes de la música popular argentina. A días de lanzar su séptimo disco, afirma: “Propongo mi versión del folclore”. Texto: Por Marcelo Maccio Villegas.



La gente aprovecha el día soleado en la Ciudad, y plaza Armenia es un reflejo de ello: decenas de personas disfrutan del buen clima. En la terraza de un bar sobre Costa Rica, Abel Pintos espera a Noticias Urbanas debajo de una sombrilla, mientras da los últimos tragos de un jugo frutal. Amable, se muestra con ganas de hablar y lo hace de manera rápida, casi sin pausas. El tema ineludible es su reciente trabajo, Reevolución.

–¿Cómo se gestó el disco?
–Siempre me junto con quienes van a trabajar en la producción, Marcelo Predacino y mi hermano Ariel en este caso, y con la gente de la compañía. Charlamos las ideas que tengo yo del concepto del disco y las cosas de las que quiero hablar. La compañía aporta su idea de cómo desarrollar el trabajo ya hecho y la persona que trabaja en la producción también da su opinión. Ahí armamos el concepto y una vez que tengo en claro qué va a decir el disco, empiezo a componer.

–El título encierra varios conceptos.
–El juego de palabras de la re-evolución es porque me fue muy bien con cada uno de los discos que saqué hasta ahora y se había generado una expectativa con el disco nuevo, muchos de los que habían escuchado los discos anteriores esperaban la reacción que tenemos los humanos frente a algo que nos da éxito y cómo nos solemos aferrar a eso, tratando de sacarle todo el jugo posible. Yo no quería repetir una fórmula, quiero seguir descubriendo cosas y evolucionando dentro de mi música con lo que pasa en mi carrera. En pocos años viví muchas cosas muy intensas pero soy muy joven todavía y no quiero quedarme con una sola fórmula de vida y carrera. Todo eso generó en mí una revolución a nivel emocional, mental, porque te planteás cosas de otra manera, te replanteás cosas, usás el mismo tablero pero planteás un juego distinto. Además busco títulos que sean cortos y con un impacto, que digan cosas atrás, un mensaje. Revolución y reevolución, los dos en una misma palabra, eran conceptos muy fuertes y en una palabra muy concisa.

–¿Sigue existiendo el enfrentamiento entre los conservadores o puristas del género y los integrantes de las nuevas camadas?

–Me parece que pasa en todos los géneros de la música, como en todos los géneros de todo: literatura, música, cine. En todo hay personas que se enamoran de una época o etapa, ahí se quedan para siempre y dicen que eso es lo mejor. Después están los que reconocen que eso es bueno, pero que también quieren lograr lo propio y seguir aportando –espera un segundo, ríe cómplicemente, y aclara–, entre ésos estoy yo.

–¿La puja es por un cambio en el género?
–Yo propongo mi versión de la música folclórica con el único y sincero deseo de aportar. No quiero cambiar al folclore, el folclore es algo que yo quiero y admiro muchísimo, pero deseo aportar algo más, una nueva línea o rama. Pero desde el folclore, desde el concepto de folclore, desde la música popular argentina.

–¿Es posible que la música quede desactualizada?
–No, porque siempre hay grupos de personas que se quedan prendidas a cada etapa. El Chaqueño Palavecino es un folclorista tradicional, pero que dentro de su estilo tiene un audio y una forma de tocar muy contemporánea. Él suena a la vanguardia dentro del estilo tradicional y yo voy a la vanguardia dentro de otro estilo, el de innovar, el de nuevas ideas. No es querer cambiar, es presentar nuevas ideas.

–¿Qué te parecen las bandas que desde otro estilo, como puede ser el rock, toman elementos del folclore?
–Entienden muy bien la esencia del folclore. El folclore no es un género de música por definición. Sino sólo la Argentina tendría folclore y todos los países tienen el propio. El folclore por definición es lo que identifica a una cultura, a un lugar y a la gente que vive en ese lugar. Para mí es tan folclórico un disco de Los Palmeras, uno de Divididos como uno de Los Cantores del Alba. Son músicas que identifican a esta tierra.

–¿Cómo se hace para instalar en el público el material nuevo?
–A mucha fuerza de trabajo. Los medios difunden los temas y después están los conciertos, tocar, tocar y tocar para llegar a todo el público de esa forma. En los shows hacemos canciones de los discos anteriores también, porque en los festivales de una lista de 20 temas sólo cinco son nuevos, el resto son las canciones que la gente quiere escuchar. Después hay shows en teatros o estadios donde los que van es porque quieren escuchar el material nuevo, y ahí tocamos el último disco casi entero.

–¿Por qué incluiste el cover “Halleluja”?
–En 2004 empecé a componer. Reflejo real (2005) y La llave (2007) no tuvieron canciones de otro autor, y como toda mi primera etapa fui intérprete, quería volver a divertirme haciendo mi versión de la canción de alguien más, que a su vez complementara el mensaje que yo desde mis letras quise darle al disco.

–¿Cómo fue la elección de Marcela Morelo como invitada?
–Invito a personas que siento que van a aportar algo que una canción necesita. En el caso de “Aventura”, compuse la canción y sentí que era muy tierna y había que enaltecer esa parte de la ternura, entonces pensé en Marcela, que la conozco hace mucho, la admiro y es una de las mejores cantantes de la Argentina, con un timbre que parece una chica de 15 años. Me pareció exacta y realmente fue así.

–¿Qué pensás de los artistas que van a los medios para opinar de política?

–Deben tener una idea muy formada de las cosas que vayan a decir. El arte tiene que ver con expresar las cosas sentidas y llega un momento que desean también expresar, en este caso, sus pensamientos e ideas políticas. Mientras sea constructivo puede estar bueno. Es una obligación de todos nosotros el tener siempre una postura política. Mi pensamiento es que si tenés una postura y salís a hablar de eso, salí con una postura formada con la intención de generar un cambio para el bien de todos. Si no, quedate en tu casa.
 

miércoles, 18 de agosto de 2010

BARBI UTOPIANS

"Somos una banda con pocos ideales"

Bárbara Recanati lidera Utopians, banda que se abre paso en la escena local y crece en popularidad. A días de lanzar su segundo disco, Freaks, dialogó con NU sobre una agrupación cuyo atributo es la “diversidad”.



“Cuando hacés música siempre estás inspirado por algo, y que te identifiquen con lo que te inspiró, es un cumplido grande”, explica Bárbara Recanati –Barbi–, sobre las referencias a Patti Smith que reciben tanto ella como la banda de la cual es guitarrista y frontwoman: Utopians.

La entrevista se concreta en el corazón de Palermo. Barbi vive a seis cuadras de la casa de Charly García y, a pesar de ser casi las cuatro de la tarde, almuerza arroz con hongos, sentada a la barra de un bar.

Utopians se completa con Larry (batería), Mario (bajo y coros) y Gustavo Fiocchi (guitarra). “Nos define la diversidad: somos diferentes, fanáticos de la música, pero muy diferentes. Esas diferencias al extremo hacen el sonido de la banda”, delinea, y agrega que los integrantes coinciden en que no son seguidores de bandas nacionales. Y remata: “No escucho un disco de Serú Girán desde que tengo nueve años”.

–Están cerca del lanzamiento de su segundo disco.
–Estamos entusiasmados, sólo falta masterizarlo. El disco anterior (Inhuman) fue malparido, nos quisimos sacar de encima el material que teníamos. Este fue distinto, le dedicamos más tiempo, nos sentamos a componerlo y lo fuimos a grabar a Chile porque pegamos buena onda con Chile. Se llama Freaks, un término muy Utopians. A nuestro público lo tildan de freak, que es un halago: destacarse ahora que todo es igual.

–Se hace esperar el lanzamiento.
–Cuando terminamos la grabación vino el terremoto y fue un caos, no se pudo hacer nada. El estudio se vino abajo y tuvimos que esperar meses para poder mezclarlo acá: un quilombo.

–¿Se perdió la energía de grabar el disco y salir a presentarlo?
–Se re perdió. Lo vamos a sacar porque lo piden, pero nosotros grabaríamos otro. Debido a la naturaleza se atrasó a un punto que ya queremos regalarlo en Cabildo y Juramento.

–El disco incluye una novedad: temas en castellano.
–Fue un proceso no-proceso. Cuando arrancamos nunca nos cuestionamos el idioma. Era sentarnos, escribir y tocar. Nos empezó a ir bien, nos iba a ver más gente y a reclamar el español, que para nosotros era imposible, no nos salía. Con el tiempo tuve ganas de experimentar algo en castellano por los seguidores que querían escucharnos en nuestro idioma, y empecé a escuchar más música de acá. Cuando llegó el momento de componer, me salió hacer cuatro temas en español y nadie las cuestionó.

–¿Los otros integrantes lo tomaron naturalmente también?
–¡Los chicos tocaron semanas las canciones antes de darse cuenta que eran en español! Eran mitad y mitad, inglés y español, y me dijeron que era una cagona y no me la jugaba, así que las pasé todas a español. Nos llevó mucho tiempo que sea natural, cinco años, y estamos orgullosos de eso.

–¿En vivo rinden igual que las cantadas en inglés?
–En vivo es re natural, me encanta la reacción de la gente. Haría más canciones en español por la reacción de la gente; no por estupideces que me dijeron, referidas al patriotismo: eso es una estupidez, un pensamiento chato, básico y retrógrado.

–¿De qué tratan las letras de Utopians?
–Son fantasiosas. Hablan de psicópatas y freaks, que los veo mucho en la vida cotidiana y es algo referente de la banda: siempre vemos personas bizarras del mundo de la noche y los temas son dedicados a ellos.

Comenzó a tocar la guitarra después de ver la película American Pop y “flashearla en colores”. Por eso, tomó una guitarra vieja que había en su casa y se fue ¡a la iglesia a aprender! Luego se enemistó con la Iglesia, y a los 12 compró su primera guitarra eléctrica con la cruz de su comunión. Asegura que les gustaría “vivir de la música”, y aclara sobre el camino a recorrer: “A veces uno se desespera y confunde y piensa que hay cosas que son parte de ese camino, cuando no. Viene un sello y no ofrece nada, sólo te sacan lo poco que conseguiste. Algunos piensan que firmar con sellos es vender el culo; yo lo tengo a la venta hace muchos años al culo, pero lo que necesito es un buen precio, no me molesta venderlo. Hace falta un buen contrato nomás”.

–¿Cómo cambia la banda con el pasar de los años?
–El tiempo pule la personalidad. A muchas bandas les pasa lo contrario, arrancan como un núcleo y después quieren experimentar y terminan en cualquier lugar. Nosotros con el tiempo nos volvemos más definidos.

–¿Con qué trabas se cruzaron?
–El idioma y el dinero, que a veces no es traba, pero vos vas caminando y los demás lo hacen en auto. Igual terminó ayudando, porque hacer las cosas sin dinero hizo que aprendamos a ganar plata con la música y a las bandas eso les cuesta mucho. Nosotros cobramos por tocar en lugares donde otras bandas pagan por tocar.

–¿Apuntan a ser una banda masiva?
–No me molestaría. Nos gusta tocar y somos una banda con pocos ideales, lo único que queremos es tocar en vivo. Si podemos hacerlo cada vez para más gente y más cómodos, mejor.

–¿Tocar es lo más importante?
–Nos gusta el vivo, el resto es un tramiterío plomo. Hay un mes que no tocamos, y es cuando queremos separar la banda, nos peleamos, uno se quiere suicidar (risas). Estamos acostumbrados a tocar todos los fines de semana. Hay mucho esfuerzo de por medio y se justifica tocando en vivo. Si no tocás, se pierde la justificación y parece que estás perdiendo tiempo.

martes, 3 de agosto de 2010

Jorge Rossi, líder de Manto

"Apuesto todo a la banda"

Ex bajista en Los Gardelitos e Intoxicados, luego de la disolución de la banda de Pity, Jorge Rossi formó Manto. Tras grabar un primer CD, De velocidad de tiempo y despacio, ya piensa en el sucesor, mientras se muestra feliz con su nueva etapa.



Jorge Rossi, ex bajista de Los Gardelitos e Intoxicados, presentó hace ya más de un año su nueva banda, Manto, en la que tiene el rol de voz principal, guitarrista y compositor.

Lanzó De velocidad de tiempo y despacio, el primer disco de la banda, que a lo largo de su corta historia tuvo algunos cambios de integrantes. En comunicación con Noticias Urbanas, Rossi explica la génesis de su nuevo proyecto: “Lo de Manto nace porque yo tenía temas guardados, grabados en mi casa mientras tocaba en Intoxicados. Se fueron juntando y llegó el momento en que los quise grabar con una banda. Una amiga, María Eva (Albistur) –que tocó el bajo en el disco–, me dijo por qué no lo grababa, que ella le avisaba a algunos músicos”.

“Le avisó a Fernando Samalea (batería) y yo le dije al ‘Negro’ Carlos García López (guitarra) y a Adrián ‘Burbujas’ Pérez (teclados) y se fue formando así, para hacerme la gamba a mí, para grabar. Fuimos a Circo Beat y grabamos el disco con producción nuestra en algunos temas. Algunos los produjo Ezequiel Araujo, que había producido algunos discos de Intoxicados, y otros los produjeron Alfredo Toth y Pablo Guyot. Los mezclamos con Mario Breuer y después de grabarlo salimos a tocarlo”, relata, con naturalidad.

–Hasta ese momento era una selección de músicos y productores.
–Cada uno de los chicos tenía sus proyectos. Eso era para grabar el disco y chau. Samalea tocaba con Gustavo (Cerati), el Negro García López tiene su proyecto solista y toca con Charly también, pero para mí fue muy importante haber grabado con ellos mi primer disco.

–¿Después vino la formación actual?
–Cuando se dio que cada uno de los chicos volvió con sus proyectos, les dije a unos amigos, algunos ex Turf, como Fernando Caloia (batería) y Nicolás Ottavianelli (teclados) –ellos también habían estado de invitados en un tema del disco–; Sebastián Alonso (bajo), Facundo Iñigo (primera guitarra) y Gianina Torino (coros). Con todos ellos sigo tocando hasta ahora.

–Después de estar al lado de Korneta Suárez y el Pity Álvarez, ¿cómo te sentís en el rol de frontman?
–Me siento cómodo, la verdad. Si bien antes lo hacía para amigos, ya la primera vez que canté y toqué la guitarra ahí adelante me sentí cómodo. Pero cada vez me tengo que esforzar más y tratar de aprender más; es algo que hago hace un año y medio como mucho, supongo que tengo que aprender un montón más todavía.

–¿Qué devolución da el público?
–Muy buena onda, muy buena onda. La verdad es que hay un gran recibimiento, y Manto no es algo parecido a lo que hacía en mis otras bandas.

–¿Hay algo en común entre Manto, Los Gardelitos e Intoxicados?
–Quizás el espíritu de muchas cosas que hice tanto en Intoxicados como en Los Gardelitos, o del Pity, Korneta y los músicos con los que toqué, puede parecerse. Esa experiencia la puedo estar exponiendo, usando, ahora. Pero creo que está bueno que no sepa muy bien a dónde va la banda y no tenga un estilo. En eso se parece a Intoxicados.

–¿Te molesta que te pregunten por el Pity o Intoxicados?
–Ahora no, al principio sí. Venía con todas las ganas de contar lo nuevo… pero es lógico, porque fue una banda bastante popular y es lógico que se pregunte. La verdad que todo bien, me sigo viendo con Pity y los chicos, y cada uno hace la suya.

–¿Qué opinas del Pity ahora? Le dedicaron un mural.
–Sí –interrumpe–, es cerca de mi casa. ¡Buenísimo! Me parece que el Pity se lo merece, porque hizo muy buenas canciones, es un personaje total. Yo lo que siempre quise es que el loco esté bien y la pase bien; es lo que se le puede desear a una persona con la que compartiste tanto, viviste, y en lo musical también, que grabe un disco y siga haciendo música.

–Gardelitos, Intoxicados, ¿Manto es la banda definitiva de Jorge Rossi?
–No lo puedo asegurar ahora, pero sí creo que tengo para rato y es mi proyecto, lo siento muy propio, algo mío. Y si alguna vez estoy cansado y lo dejo… me lo tomé muy relajado esto, después de haber venido con toda la vorágine de lo que fue Intoxicados, una banda con la que toqué mucho y muy seguido, con Manto me tomo todo más tranqui, es una buena fórmula hacer las cosas tranquilo, relajado y disfrutando a full. Después se verá que pasará dentro de 10 años, si sigo estando en Manto o formé algún otro grupo. Por ahora apuesto todo a Manto.

–¿Ya está en mente el segundo disco?
–Sí, ya pienso en eso. Tenemos 20 o 25 temas, de los cuales quiero seleccionar 12 y en febrero empezar a grabar. Son temas míos pero los chicos pueden mostrar sus canciones.

–¿Es posible explicar las letras?
–Algunas son un poco abstractas, ideas que me vienen a la cabeza y tienen que ver con sentimientos o esa tristeza alegre que nos agarra a la mañana, a la madrugada o a la noche, en varias etapas. Si te tengo que decir de qué hablan, no te sabría explicar; a veces hasta a mí me salen letras que después las escucho, me gusta no entenderlas un poco, releerlas y decir “uh, sí, ahora entiendo lo que estoy diciendo” y hace un año no. Eso está bueno, significa que me siguen pasando cosas.

miércoles, 14 de julio de 2010

GUILLERMO BONETTO

"Estamos en una serena ebullición"

Si llega, la banda más convocante del reggae local estrenará disco este año. Además, su líder dice que "cada uno tiene que ser su Bob Marley" y que el género "está en un punto de quiebre".

Sube a los escenarios más variados en calidad de invitado, presta su voz en discos de diversos artistas y parece estar dispuesto a contestar todas las preguntas frente a un grabador sin importarle cuántas sean. Sin embargo, aclara: "Tengo buena onda cuando la gente tiene buena onda conmigo. Si estoy cansado, te lo digo". Y, entre risas, agrega: "No soy bueno todo el tiempo, cuando tengo que ser mala onda, soy re mala onda".

La persona detrás de las palabras es Guillermo Bonetto, cantante y líder de Los Cafres. Con una impronta simpática y divertida, gran tranquilidad al hablar y mucha predisposición, el frontman de la banda de reggae más convocante del país responde a cada una de las preguntas de Noticias Urbanas y anticipa: "Ya estamos componiendo y armando el disco de estudio que viene. Tenemos varios temas y entraremos a grabarlo este año. Si llegamos, también saldrá este año".

–¿Puede superarse a Bob Marley desde el lado creativo?
–No creo, porque hay techos en todo, y Bob Marley es el techo. Cada uno tiene su propio techo, sus metas y posibilidades. Lo mejor es apuntar a descubrir para qué es bueno uno y lo que cada uno puede aportar. Pero no debe importarle a uno lo que hacen los demás. Encontrando su lugar, cada uno tiene que ser su propio Bob Marley.

–¿En la actualidad el reggae es un estilo de vida o sólo un género musical?
–Para que te guste el reggae tenés que tener cierta frecuencia, de ahí puede venir el estilo de vida; pero a un montón de gente le gusta, a mucha gente le gusta más o menos y a muchos no les gusta. El punto de vista religioso depende de cada uno. El reggae en sí mismo tiene una religión e ideología que uno la capta o no. Después está el mensaje, que depende de quién hable o escriba. Pero es música, puede haber de todo: Beethoven, cumbia o tango, hay muchas cosas en la música, pero cuando está hecha al tope, siempre es buena. El reggae tiene condimentos en su origen y en la rebeldía, que junto a la forma en que balancea los instrumentos, genera una mística muy especial y guarda en sí mismo una especie de fuerza muy grande.

–Las bandas de rock que se animan a hacer temas de reggae son cada vez más, ¿cómo ves estas experiencias?
–El reggae es una música muy linda que hay que aprovechar, y cuanta más gente la toque, mejor va a ser. Lo que sí, se hablan muchas pavadas.

–¿Por ejemplo, cuáles?
–Las clasificaciones mismas son una pavada. La música es música y etiquetar es bueno para poder encontrar estilos, pero te limita. La música no se puede etiquetar. En un grupo o un cantante hay un montón de estilos y es mejor conocer por el nombre del artista que por una etiqueta. Hoy se vive todo con mucha velocidad y a veces las cosas importantes se pasan por alto.

–¿Cómo banda, esperaban tanto crecimiento como el que tuvieron y también tuvo el reggae?
–Sí, sí, pero tardó bastante. El momento ahora es gigante, pero probablemente no sea tan grande en un futuro.

–¿Creés que va a decrecer?
–Sí, hoy está en un punto de quiebre. Hacía falta el crecimiento, porque la Argentina era uno de los pocos países de America latina en el que el reggae no estaba fuerte. Había buenas bandas pero no suficiente público; había más bandas que público –dice y ríe–.

–Igual, desde hace algunos años los festivales y grandes recitales le dedican una fecha o escenario especial al género.
–Cuando sucedió eso es que empezó a establecerse el reggae, fue la época en que se fue ampliando.

–¿En qué momento están Los Cafres ahora?
–En una serena ebullición… –piensa unos segundos y continúa– en una serena euforia, por que tenemos cierta experiencia para ciertas cosas y mucha inocencia e ignorancia para muchas otras. Tenemos un balance bastante interesante que nos da fuerza, ímpetu e impulso para los nuevos caminos y tenemos experiencia para ser cautelosos y saber en qué momentos arriesgarnos, pero a la vez tenemos bastante inocencia, que es lo que nos ayuda a ponernos metas arriesgadas y jugarnos a esas cosas.

–¿Qué meta u objetivo les falta cumplir como banda?
–No pensamos en eso, nunca comentamos ese tipo de cosas. Yo tengo metas o sueños, pero es muy relativo. Como meta nos planteamos poder seguir tocando y tener la oportunidad de seguir existiendo. Queremos aprovechar el hoy, que es lo que hace que el futuro pueda estar bueno. Cómo se viva el hoy permite proyectar algo potable para el futuro.

–¿Es posible explicar la forma en que se compone?
–Hay muchas formas conocidas y muchas por descubrir. Uno puede trabajar cosas nuevas o agarrar viejas y renovarlas, dejarlas como están o reemplazarlas. Durante toda la vida uno va haciendo cosas nuevas, frases. Eso va variando, hay temas que salen improvisados en la sala, que llegan con bocetos livianos, pero siempre surgen cosas nuevas, fórmulas o métodos, cosas para decir. Hay mucho por hacer y eso es lo bueno, que estamos vivos y con mucho por escribir.

–Siempre se asocia al género con los mensajes de paz, amor, el hippismo y el rastafarismo, ¿está bien eso?
–Hay que escuchar reggae para saber de qué habla. A veces habla de guerra y muerte, de cosas que no hay que olvidar, como las traiciones. Babilonia como metáfora del tema de los poderes y diferencia de ricos y no ricos. Y el rastafarismo está bien relacionado porque le dio fuerza al reggae; el mensaje contundente de libertad y unidad en diferencia a ser esclavos, negros, Tercer Mundo, estar obligados y olvidados, la herencia de la esclavitud y las injusticias. Eso es un mensaje fuerte, no light. Y a pesar de eso, habla del amor como una fuerza renovadora de las cosas. Hablar de libertad es importante pero en el sentido real de la palabra: que uno es libre. Lo que falta es darse cuenta de ello.

jueves, 8 de julio de 2010

EDU SCHMIDT


"Soy una ideología de izquierda en un país facho"


Llegó a acaparar todas las cámaras, tocar en el Luna Park, llenar dos Obras consecutivos grabando un DVD y, en la cresta de la ola, se bajó. Arrancó de nuevo. Barajó y volvió a repartir. Hoy el presente le da la razón.


Los filósofos empiristas afirman que el hombre llega al mundo como un papel en blanco y todos sus conocimientos van adquiriéndose desde la experiencia de los sentidos. Sobre Edu Schmidt, ex frontman de Árbol, sus experiencias han escrito mucho. Su carrera dio un giro de 180 grados cuando decidió abrirse de la banda que él había fundado y comenzar un camino solista; para ello, arrancó de cero. Volvió a las raíces. Al under. Hace meses lanzó su primer disco, El silencio es salud, producido por su sello Apio Verde y distribuido por EMI. Café mediante, se apostó a responder todo y más, sin rodeos.

–Grabaste el disco pero hasta que salió a la calle pasó un tiempo, ¿qué sensación te dejó eso?
–Rara, por un lado la adrenalina de grabar y sacarlo se diluyó, pero antes de lanzarlo evaluamos todo: hacerlo todo independiente y perdernos exposición o esperar.


–¿Es mejor firmar con la discográfica después de grabar el material para evitar “sugerencias”?
–A mí nunca me impusieron nada en una discográfica, pero siempre fui con todo resuelto. Si el artista no tiene todo cerrado le dan una mano y aconsejan. El mito de que te dicen “cortate el pelo” no me pasó, quizás porque no tengo pelo.

–¿Qué aporta EMI que vos no lograbas de forma independiente?

–La distribución es mucho más grande. La fabricación. Hay bandas que graban y no fabrican los discos y lo terminan colgando en internet. El soporte cuesta, igual que el marketing, que no se resuelve con poco.


–¿De qué manera surgieron las letras del disco?
–De distinta forma. Lo que hice fue tomarme mucho tiempo, para una letra hubo siete páginas escritas antes. Algunas surgen en situaciones personales, otras leyendo o mirando una peli. En relación a las de Árbol, éstas son muy interiores.


–En varias letras se nota una enumeración.
–Hay una fórmula aditiva, la usan Borges y Bukowski. Sobre una situación se anotan un montón de imágenes que surgen. Siempre alguna de esas cosas pasó. En el caso de “El mosquito sin luz”, por ejemplo, es un vacío afectivo, la vivimos todos cada vez más.


–En “Tu mundo feliz” preguntás “si pudieras elegir, ¿qué cosas harías?”. ¿Qué respondés vos a eso?
–Estar más tranquilo. Una idea recurrente es la necesidad de bajar dos cambios y disfrutar más las cosas desde un lugar más sensible que mental. Muchas preguntas que te mantienen vivo te pueden volver loco. Tranquilo, pero sin dejar de cuestionarse cosas. “Tu mundo feliz” es una idea que tuve hace muchos años: hacer una canción sólo con preguntas, ir en contra de la cosa grandilocuente de quienes tiran postas, porque el artista tiene que hacer todo lo contrario, insinuar cosas que despierten algo en el otro.

–¿Ya te acostumbraste a que el nuevo proyecto lleve tu nombre?

–Es raro y me llevó mucho tiempo. Si bien es una banda, son mis canciones y hago todo yo. Compartimos ensayos y el vivo, pero hay laburos que hago yo solo. Creo en los grupos como lugares de intercambio y generación de ideas, pero acá decido mucho yo.

–¿Te molestan las comparaciones con Árbol?

–Son inevitables. Yo escuché sus discos al igual que en internet mirás a una ex novia. Los sigo queriendo y extraño muchas cosas de ellos. Fue mi grupo, lo hice durante 13 años. En El silencio es salud hubo una cosa adrede porque busqué decir las cosas como en el disco Chapusongs, que es lo que yo más extrañaba. El próximo disco no va a estar tan emparentado a ése, pero sí hubo una búsqueda por ese lado, Chapusongs era a donde tenía que volver para retomar.


–Hablando de Chapusongs, en “Son todas putas”, tema de ese disco, había una frase que volviste a usar.

–Esa frase quedó en un tema que era como un chiste y quedaba perdida. Acá la resignifiqué y queda como que no puedo dejar de ir en contra de la corriente. Agarrar una frase de Chapusongs, citarme y reinventarme tiene que ver con esto de volver a nacer pero seguir siendo el que soy. Reinventé muchas cosas, como el gato que ladra, que era yo: en una orquesta soy un rockero, en un grupo de rock soy clásico, soy una ideología de izquierda en un país facho.


–¿Es obligatorio dar mensajes en las canciones?

–No es imprescindible. La cosa social te atraviesa por más que hables de amor. Somos ideológicos hasta cuando nos abstenemos. El compromiso que tomo con mi carrera es político, de izquierda, por más que hable de las nubes.

–Capusotto dijo que el rock hoy es una salida laboral, ¿Qué opinas vos?

–Yo peleé mucho para que el músico de rock pudiera vivir de su música; el rockero por lo general labura de otra cosa. Yo enseñé muchos años y es algo muy digno, pero eso es docencia. En un acto una directora no me dejó hacer un tema de León Gieco porque era de izquierda. Para no pelear con esa burocracia retrógrada me puse a pelear por los derechos del músico.

–¿Qué es lo depara el futuro del proyecto?

–Estoy componiendo mucho para llegar a fin de año con 10 o 12 canciones y grabarlas el año que viene. También hay proyectos de música para películas, tocar, producir algo.

–¿Te sentís cómodo con tu actualidad?
–Sí. Había una comodidad económica que ahora no tengo. Eso era parte del riesgo, pero disfruto mucho más todo lo otro.

domingo, 27 de junio de 2010

LA VELA PUERCA

"Extrañamos nuestros primeros conciertos"

Antes de una gira por todo el país en la que presentarán su CD+DVD, La Vela Puerca rememora sus épocas pasadas con nostalgia y adelanta lo que será su nuevo disco de estudio, "más rockero, directo y simple".



La Vela Puerca es, por sus orígenes, una banda uruguaya; por adopción, una banda argentina; para conformar a todos, una banda rioplatense. Los fanáticos de cada una de las orillas crecen día a día, y a punto de comenzar una nueva gira por la Argentina, Noticias Urbanas dialogó con Santiago Butler (guitarra).

–¿Cómo se preparan para enfrentar la nueva gira por la Argentina?
–Con La Vela hemos viajado mucho por la Argentina, esta gira es una más, pero estamos con el clima de presentar lo que es el DVD que sacamos (Normalmente anormal), que tiene algunas canciones nuevas. Es algo que nos gusta mucho y lo disfrutamos desde el comienzo, hace once años.

–¿El lugar en el que van a tocar influye en el armado de la lista de temas?
–El lugar se tiene en cuenta y siempre se va cambiando. Si vamos a equis lugar nos fijamos qué tocamos antes, qué teníamos ganas de tocar, qué nos dijo la gente, qué nos pidieron, si hay alguno que quiere tocar algo particular… lo vamos cambiando. No es lo mismo estar en un lugar que estuvimos hace cuatro o cinco meses que en uno que no fuiste nunca.

–¿Hay temas que ya no les gusta tocar en vivo?
–Los conciertos no van de la mano de los discos. Nosotros sacamos El impulso, y no te voy a decir que tocamos las canciones del disco, porque sabemos que el disco se dio en un momento especial y tiene un ambiente especial; es un disco para escuchar, no es un disco agitador. En vivo seguimos tocando canciones del primer disco. ¿Pero la pregunta era…?

–Si hay temas que ya no les gusta tocar.
–Ésa es una discusión que tenemos a veces, por que uno dice “toquemos tal canción”, y otro dice, “ésa en vivo rinde poco” o “es más para otro ámbito”. Así que hay discusión. Algunos temas rinden en vivo y otros precisan de un ambiente y a veces no son momentos para hacerlos, igual algunos siempre tienen que estar.

–Cuando salen de gira por Europa, ¿se sienten embajadores rioplatenses?
–Empezamos a ir a Europa hace seis años. Trabajábamos con Universal en Uruguay y la Argentina, y ellos nos editaron De bichos y flores en Alemania. Ahí surgió la posibilidad de ir, y en ese momento sí nos sentimos embajadores, era llevar un pedazo de Uruguay y eso te hace sentir así. Después, cuando fuimos a España, sin dudas es más como en casa, porque hay más uruguayos y argentinos y por el idioma. Lo que se siente en esos lugares es que para el uruguayo que está allá es muy emocionante, el que la está peleando se junta y se genera una identidad, viene una gran nostalgia y lo mismo pasa con los argentinos.

–El DVD repasa la historia de la banda, ¿cómo se siente girar la cabeza y mirar el camino recorrido?
–Estábamos hace bastante tiempo queriendo sacarlo y es bastante emotivo. Cuando Agustín Ferrando Trenchi (dirección y edición) nos llamó, nos juntamos en la sala, pusimos un proyector y nos mostró el adelanto, la gran mayoría de nosotros nos emocionamos juntos y ahí caímos y dijimos: “¡Pa, qué historia tenemos, de tantos años!”. Había una historia para contar, y nos pasó a nosotros, pero le podría haber pasado a cualquiera. Y quedó bien, es muy emotivo. Nos pone orgullosos de que haya tanto filmado. Es un documento que no nos muestra como una banda de “mirá qué bien que nos fue”, también muestra mucha vivencia interna de amigos y ves que no todo es tan bueno y lujoso. Y hay que viajar, convivir, muchas cosas.

–Después de tanto camino andado, ¿qué cosas extrañan o ya no causan tanto placer?
–La primera gira alemana de dos meses, a la que fuimos sin técnicos y tuvimos que hacer bastante y todo era nuevo, la disfrutamos mucho. Ahora una gira tiene su parte rutinaria, sabes qué puede llegar a pasar. Es como un trabajo, va cansando el tema de viajar. Algunos tenemos hijos y el viajar separa de la familia y eso entra a pesar un poco. Que extrañemos los primeros conciertos que hacíamos, o los festejos gratis, celebrando el cumpleaños los 24 de diciembre, hasta el año 10.

–¿Por que dejaron de hacerlos?
–Nos significaba mucha presión, lo hacíamos nosotros y eran muchos gastos de todo tipo. No lo pudimos hacer más y lo extrañamos, era como una costumbre. Iba creciendo año a año, el último año en el parque Rodó creció tanto que no se podía manejar ya. Lo producíamos nosotros y era mucha responsabilidad. Este diciembre estamos viendo si lo volvemos a hacer.

–¿Ya están trabajando en un nuevo disco de estudio?
–Hoy estuvimos juntos y estamos tirando ideas, tenemos una lista pequeña de canciones y proyectos, melodías. Le estamos dando forma a todo. Queremos grabar un disco nuevo, aunque no sabemos si saldrá este año. Queremos renovarnos y salir de El impulso, que es un disco raro. El nuevo disco no creo que sea tan introspectivo como El impulso.

–Varias veces remarcaste lo raro de El impulso, ¿por qué?
–Todos los discos son diferentes. La Vela no tiene un estilo definido y lo que manda son las canciones. Depende de las canciones que traiga el Enano, que es el principal compositor, hacia dónde va a ir la banda; y él es muy honesto con lo que siente. En El impulso se dieron esas cosas por el momento que vivía él y algunos de nosotros. No es un disco muy radial, pero sí es para escuchar en tu casa, profundo, introspectivo y con mucha música. Fuimos honestos con el momento que vivíamos. Si quisiéramos ser comerciales… La verdad es que no nos faltaron oportunidades para serlo.

–El nuevo disco estará lejos de introspecciones y delicadezas entonces.
–Es un disco rockero. Yo me animaría a decir que no es tan melancólico y que viene con una energía más rockera. Es más directo, más simple.

lunes, 19 de abril de 2010

"Subimos al escenario a pasarla bien"

En su último disco, Dale que te gusta, contaron con la producción de Ricardo Mollo en guitarras. Fueron teloneros de Metallica y preparan un nuevo show.




Por Marcelo Maccio Villega
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Temas como “Nunca des al rock por muerto”, “De fiesta otra vez”, “Perdidos en el descontrol” o “Lima el limón” dan un guiño sobre las temáticas que la banda MAD toca en su reciente disco Dale que te gusta, que presentarán este sábado 10 de abril desde las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510). La banda se compone por Diego Castelli (bajo), Gato Medina (voz), Julián Méndez Morgan (guitarra), Nico Barreiro (guitarra) y Vasco Urionagüena (batería), quienes previo al show dialogaron con NU.

–¿Cómo planean el show?
–Con una gran puesta con imágenes, invitados sorpresa que participaron en el disco y preparando un lindo show con visuales copadas. Además nos estamos dando el gusto de que nos telonee Cygnus, un tributo chileno a Rush, que también acá tiene su público que lo sigue.

–¿Cómo eligen las bandas que los talonean?
–En la mayoría de los casos son bandas amigas. En MAD somos cinco amigos que subimos al escenario a pasarla bien y cagarnos de risa y disfrutar del rock and roll que tocamos. Y eso hace que cosechemos amigos, muchos de los cuales son músicos. La amistad se prioriza, aparte de que la banda sea buena.
–Estuvieron teloneando a Metallica, ¿cómo lo vivieron?
–Fue una gran experiencia para la banda desde todo punto de vista. Vimos equipos y marcas de amplificadores que ni sabíamos que existían, y luces que no conocíamos, cosas de otro planeta. Además, al hablar con ellos notás que son pibes haciendo rock and roll, de carne y hueso. Fue una experiencia inolvidable.

–¿Cómo surge el nombre del nuevo álbum?
–El disco tuvo cuatro posibles nombres, se iba a llamar de distintas formas y empezamos a tener problemas con la correlación gráfica-título. Finalmente, el bajista tenía un blog con el nombre “Dale que te gusta”, un día lo tiró en la sala y ahí quedó.

–El disco cuenta con una ilustración por tema, que complementa la letra.
–Son de un amigo que se copó. Cada dibujo es una interpretación del tema. Queríamos ilustrar cada canción, y luego de buscar un artista para que los hiciera, encontramos a Carlos Jiménez. Queríamos algo en tinta china, blanco y negro, que se notara que estaba hecho a mano y que tuviera calidad.

–¿Por qué ustedes mismos suben el disco a internet?
–Hoy la venta de discos es relativa, nadie vende discos salvo las megaestrellas. Bien o mal, la gente se lo iba a bajar, y para que lo bajen con una calidad de mierda, optamos por subirlo nosotros. Dejamos de lado el punto de vista económico, porque no ingresa dinero, pero ganamos una forma masiva de llegar a la gente.

–¿Y por qué si no rinde editarlo en formato físico lo lanzaron igual?
–Suponíamos algo que terminamos confirmando: que mucha gente lo bajó y después lo quiso comprar. La venta trepó a grandes niveles. Se vendió muy bien, quizás por el tema del arte de tapa mucha gente lo quiso tener. Es una estrategia: que la gente lo escuche gratis y que, si le gusta, venga a vernos en vivo, que es de lo que vive la banda, de los shows.

–¿Cómo fue trabajar con Ricardo Mollo en la producción de guitarras?
–Un aprendizaje atrás de otro. Él tiene la experiencia de haber tocado 20 años más que nosotros y de estar en la cima de todo con Sumo. Es un tipo que le dedicó la vida a la guitarra y unos días a nosotros. Fue como ir a un posgrado y escuchar una cátedra en Harvard de técnica y guitarra.

–¿Por qué suma tener invitados en la grabación del disco?
–Al Pity (Christian Álvarez, cantante de Viejas Locas) lo conocemos hace mucho y es amigo de la banda. En una canción nos sonaba en la cabeza que tenía que estar él. Lo llamamos y vino. Fue muy lindo escuchar algo que no es tangible y después hacerlo realidad.

–¿Cómo surgen las letras?
–Generalmente, de ideas a partir de vivencias personales y grupales, que son semillas que después toman forma hasta que sale la flor, que es el producto final que llamamos canción.

–¿Qué temáticas tratan?
–Es un disco variado, tiene de todo. Realidad, viajes nuestros, vivencias, temas sociales, letras con contenidos. El concepto general sería: “Nunca des al rock por muerto”.

–¿Qué sucedió con el final del tema "Bloqueado", sobre el cual ustedes, en la ficha técnica del disco, discuten con su ingeniero de sonido?
–¡Por fin alguien que lo pregunta!, porque nadie se hizo eco de la frase que pusimos en el disco. Fue por una discusión con el ingeniero de grabación. No le gustaba lo que queríamos hacer con un efecto de sonido y nosotros nos emperramos en que lo queríamos. Un día él dice algo así como "si lo dejan, pongan que yo no estoy de acuerdo". Nos cagamos de risa y lo pusimos, y agregamos que para nosotros eso era lo mejor del disco.

martes, 16 de febrero de 2010

Arbolito: "El folclore se abrió mucho más que el rock"


Aunque en sus espaldas ya hay miles de kilómetros, creen que todavía les falta mucho. Y en su pasado más reciente está Despertándonos, el último CD de estudio. Arbolito charló con NU, con la sinceridad como eje: “Los prejuicios joden siempre”.

Hace 12 años que Arbolito recorre un camino propio, con la fusión como estandarte y letras comprometidas con la realidad, intentando, desde su lugar, cambiar algo o, al menos, despertar un pensamiento en quien los escuche.

Y si de despertar se trata, su último disco, que salió a la venta a fines de 2009, se llama Despertándonos, nombre que surgió, tal como señalan sus integrantes, “por la sensación de que en Latinoamérica se está dando un despertar”.

–¿Qué significa haber lanzado un nuevo disco de estudio?
–Cada disco es una alegría, es hacer palpable lo que se hace a lo largo de un tiempo: canciones, ideas, ensayos. Es muy lindo ver el crecimiento de la banda disco a disco; cada vez está más aceitada, todos en la misma frecuencia, y en este disco se nota que hace mucho que tocamos y nos llevamos muy bien. Los discos son como fotos, y esta foto está muy bien sacada.

–Si al comenzar la carrera les hubieran mostrado esta foto actual, ¿firmaban el resultado?
–(Risas) No es que nos parezca poco o mucho, pero esperamos seguir evolucionando. Haber pasado por cinco discos, con sus virtudes y defectos, hace que lleguemos hasta acá. Grabamos en lugares prestados, con instrumentos prestados, en galpones, arriba de una camioneta viajando… Eso hace que disfrutemos y tomemos con seriedad las oportunidades que tenemos.

–¿Por qué Arbolito sigue creciendo?
–Porque mucha gente todavía no nos escuchó. Eso tiene que ver con lo que nosotros somos como banda. Vamos recorriendo un camino que no tiene un punto final. Disfrutamos de estar, tocar, compartir, grabar… No queremos demostrar que somos unos grosos ni que la tenemos re clara. Nos importa tocar y hace 12 años que no paramos. Eso hace que nos vean y nos crean.

–En las letras siempre reflejan una forma de pensar y ver el mundo, ¿cómo podrían definirla?
–Primero tiene que ver con la libertad: de cada persona y de cada cosa del mundo, que pueda hacer lo que quiera. Eso lleva a cuestiones económicas, de explotación, de esclavitud. Después hay cuestiones de medio ambiente, la conquista de América, el genocidio, la dictadura militar, todo lo que va en contra de la libertad de las personas. La libertad importa, pero con la otra cara de la moneda, que es la responsabilidad. Nosotros nos hacemos cargo de todas las cosas que hacemos. Desde las letras hasta los shows.

–Con la música también representan la libertad…

–Hacemos lo que tenemos ganas, sin que nos importen los ritmos.

–Aunque forman parte de una compañía, a la que le importan los números.
–Cuando nos sentamos a hablar con Sony planteamos ciertas cuestiones, libertades artísticas y poder expresar lo que queríamos. Ya grabamos dos discos con ellos y nunca nadie nos dijo qué hacer, ni nada. Si vos te dejás, seguro que ellos te van a hacer lo que quieran; nosotros estuvimos meses armando el contrato antes de firmar.

–Volviendo a las letras, ¿cómo componen?
–Las letras, muchas veces, son personales, aunque somos una banda que convive todos los días y por más que las escriba uno, el resto tiene la misma vivencia, porque las letras surgen de vivencias de la banda. Cualquier día puede salir un tema, y después, cuando presentamos los temas para los discos, cada uno muestra los que tiene.

–¿Nunca probaron con encerrarse a componer el disco un tiempo antes de grabarlo?
–No podemos, si no tocamos en dos o tres semanas nos comen los piojos (risas). No nos podemos dar el lujo de irnos a un campo a componer.

–Desde el principio, la banda luchó contra prejuicios musicales, ¿les sigue pasando ahora?
–El folclore se abrió mucho más que el rock. El folclore antes era muy cerrado, hasta el punto de ser reaccionario. Después empezó a abrirse y ahora está más abierto que el rock. En el ambiente rockero, si usás un charango no te llaman a equis festival, en el que después ves a bandas que son… cualquiera.

–O sea que siguen luchando contra los prejuicios.
–Los prejuicios joden siempre, pero nosotros hacemos la nuestra hace años y nunca le golpeamos la puerta a nadie. Si nos quieren invitar, que nos inviten, y veremos, pero no pedimos nada. Se decía que no tocábamos en festivales porque no queríamos, pero era porque no nos llamaban (risas). O nos llamaban y querían que toquemos por el pancho y la Coca; y nosotros, por el pancho y la Coca, preferimos tocar donde queremos, aunque nos vea mucha menos gente, pero no en un festival que auspicia una empresa multinacional, cobran un fangote la entrada y no te quieren pagar lo que corresponde.

Por Marcelo Maccio Villegas para el semanario Noticias Urbanas