sábado, 22 de noviembre de 2008

Nota semanario

ENTREVISTA A CRISTIAN 'TOTI' IGLESIAS

"Pensé en salir a robar"

Toti piensa y habla. Aunque pronuncie rápido, es cauto a la hora de las declaraciones, no dice nada que no quiere y repite lo que desea que quede claro. Recibió a NU en una charla en la que ningún tema quedó afuera.

Por Marcelo Maccio Villegas

Aunque acaba de lanzar "Estalla", el primer disco de Hijos del Oeste -banda que comparte con Carlos 'Melena' Sánchez en batería, Sebastián 'Loco' Escobar en bajo, Marcelo 'Profe' Marín en guitarra y Gabriel Podliszewski (un ex Jóvenes Pordioseros) en teclados-, Toti Iglesias tiene años en el camino. Desde joven se encontró al frente de Jóvenes Pordioseros, su vieja banda, con la que editó tres discos, aunque no recuerda con demasiada felicidad el momento de dar un paso al costado. "Me fui por que no estaba feliz. Me estaban tratando mal y antes de terminar a las piñas... Hubo un par de actitudes que no me gustaron, no hablábamos mucho y alguien corrió la bola de que me iba a abrir solo. Era mentira, y en vez de preguntarme prefirieron hacer reuniones por atrás. Eso no está en mi código, si tengo que hablar algo, lo hablo de frente. Así que preferí irme", comienza declarando. Entre las 'actitudes' que lo llevaron a alejarse recuerda que "ya vendían recitales de Jóvenes sin mí. Eso me pareció re bajo: nombre mío, la banda la armé yo y eso de venderla sin mí me pareció lo último que podían hacer". Aunque alguno pide que vuelva a su vieja banda, Toti responde que "si ya tenés una novia, no volvés a tu antiguo amor, no la extrañás".

EL NUEVO PROYECTO

"La verdad es que no fue difícil armar la nueva banda", dice Toti, antes de detallar el estilo de la formación: "Noto que hay un rocanrol un poco más crudo, pero yo componía en Jóvenes y compongo acá, entonces hay un par de parecidos, por momentos se codea, pero al ser otros músicos le encontramos otras cosas", agrega el intérprete.

La presentación oficial de "Estalla", que hace menos de un mes vio la luz, será el viernes 31 de octubre en el Teatro de Flores. Toti define al CD como "un disco corto, doce canciones. Hoy los chicos quieren las cosas rápido, el adolescente quiere todo ya, es un disco corto que se puede entender al toque", y aclara que aunque tiene baladas y otros ritmos, "es rocanrol, si lo tengo que ubicar en algún lado, va en la batea de rocanrol, no de rock, que siento que no hay mucho, hay rock dando vueltas, pero rocanrol no hay", especifica, insistente.

En el disco participan Juanse, cantante de Ratones Paranoicos; Manuel Quieto, de La Mancha de Rolando; Chucky, de Los Piojos; y Tomás, de Infierno 18. "Son gente que conocí en todos estos años y están, somos amigos, hubiesen estado en Hijos del Oeste o en cualquier otro proyecto mío, es gente a la que quiero mucho, que conocí en la ruta", asegura el cantante, quien recuerda la grabación de "Estalla" como "rarísima", y ejemplifica con el tema en que participó Juanse. "Lo grabamos de las 12 de la noche a las 8 de la mañana, en Saavedra". Del líder de los Ratones, recuerda que "un día, cuando yo vivía en Villa Lugano, llegó, no sé cómo consiguió mi teléfono, pero me dejó un mensaje que quería que vaya a cantar. Ahí empezó una relación de amistad, es una persona a la que respeto y quiero mucho, soy su amigo, está dentro de aquellos a los que les puedo pedir un consejo", asegura.

"Yo agarro la guitarra y hago canciones, y por ahí me repito, que el barrio, las mujeres, las drogas y siempre lo mismo, rocanrol. Pero bueno, es lo que veo, lo que me pasa y donde me gusta moverme, entonces no voy a hablar de las rosas y los pétalos en primavera. La búsqueda pasa por hacer canciones y poder expresarle a la gente que nos sigue un momento que vi o que me pasó", relata, seguro de sí mismo.De sus ex compañeros no guarda un buen recuerdo. "Al bajista me lo cruzo a veces y le mantengo el saludo, a los demás no. No tengo buena relación, no me interesa. No terminaron bien las cosas y no sé si están viviendo donde vivían, no sé nada, no me interesa. O somos amigos o no somos, y por mí ya pasó esa parte", asegura Toti.

CROMAÑÓN, SIEMPRE PRESENTE

"Con nosotros volvió Callejeros, pedimos perdón a los padres porque no nos dimos cuenta de que podíamos lastimar a mucha gente", comienza, y agrega: "creo que era una inconsciencia general, fue una tragedia y con el tiempo van a encontrar culpables, pero no sé si va a ser la verdad, por que la Justicia no entiende el rocanrol, va a determinar culpables, pero el dolor, a los padres, no se los saca nadie, fue un momento complicadísimo". Dice que las medidas posteriores "no sirvieron para nada, cerraron un par de lugares como para quedar bien, un poco de circo, y cerraron la puerta a la nueva movida de bandas, cortaron la cultura del under, lo vamos a notar en un par de años, no hay semillero".

EL FUTURO

La idea, al igual que cuando decidió alejarse de Jóvenes Pordioseros, es tocar todos los fines de semana: "No puedo estar quieto, si estoy quieto, tengo un problema muy grande que son los vicios y mientras más quieto, peor. Vicio en todo sentido, no sólo drogas, sino la joda, arranco fácil, la nafta la tengo puesta".

Aunque "Estalla" acaba de salir, Toti piensa en un nuevo disco, que saldría en un año y medio. "Trato de que no me agarre con las manos vacías", comenta. Está componiendo temas nuevos y lleva una guitarra y amplificador portátil a pilas a todos lados. "Ojalá lo hubiese tenido cuando tocaba en el subte", recuerda. "Yo pedía monedas en la calle, la pasaba mal, vengo de un lugar bastante pobre, la comida no faltaba porque mamá y los abuelos nunca hubieran dejado que yo dejara de comer, hubieran hecho cualquier cosa. Primero pedí monedas, caminaba Rivadavia varias veces, iba bien vestido, el truco era ése, era 'me falta diez centavos para el bondi para ir a trabajar', ésa era la idea. Después, el guitarrista de Jóvenes llama y dice: '¿Nadie se anima a ir a tocar al subte?' y le dije 'vamos' y estuvimos un tiempo largo tocando... Nos sentábamos en la galería de Carlos Pellegrini, abajo, en el pasaje, la otra vez fui y me senté. No me gustaría volver, estuvo buenísimo mientras duró pero no me gustaría volver, le ponía huevos pero no la pasaba bien, en dos o tres horas hiciste 20 centavos y te querés matar. Después, por suerte, Jóvenes empezó a pegarla".

"Tengo mucho miedo, a veces me despierto y se me sale el corazón porque una de mis pesadillas principales es volver a ser pobre; siempre es el mismo sueño, voy caminando en la calle y de repente me encuentro en el subte tocando y me despierto con el corazón acá (se agarra con fuerza la garganta), siento que se me sale, se ve que tengo terror, si tuviera que volver, volvería, pero con menos paciencia, terminaría haciendo cosas raras", relata con la voz cambiada, algo dubitativo. "A veces pienso 'y si me va mal, yo no vuelvo, no vuelvo a ser pobre', no porque sea algo malo, quiero decir que cuando pasaste y sentiste el gustito a lo otro, querés seguir progresando". Aunque asegura que no salió a robar, aclara que “en esa época lo pensaba”, y cree que no lo hizo "por la crianza, capaz que me enseñaron a no hacerlo, pero lo pensé ocho millones de veces". Estar preso le da "terror", "sin libertad debe ser complicado", reflexiona Toti.

Si no hubiese tenido suerte con la música, no sabe dónde estaría ahora. "Hubiera estado complicadísimo, no sé dónde estaría, hubiera hecho una buena jugada", revolea los ojos y se queda pensativo. "Hubiera terminado mal, porque en un momento te cansás, no hubiera aguantado mucho tiempo sin hacer algo medio oscuro, robar, vender falopa, lo primero que me hubiesen dicho 'esto te da plata', lo hubiese hecho, no lo hubiera pensado, plata fácil, vamos, era así. Pero por suerte estamos acá, sentados", remata Toti, mientras con las manos se aferra al sillón.

NOTA PUBLICADA ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS DEL JUEVES 23 DE OCTUBRE DE 2008.

lunes, 6 de octubre de 2008

Sin miedo en la tierra prometida

Nota publicada originalmente en el semanario Noticias Urbanas Nº 136 del día jueves 15 de mayo de 2008.

PERTENECER TIENE SUS PRIVILEGIOS

Sin miedo en la tierra prometida

Si la inseguridad es uno de los latiguillos favoritos de los porteños, Puerto Madero es la única zona que cumple las reglas de la seguridad, a un cierto costo. Esta crónica no deja escapar ni al ojo "ciego" de la cámara digital.

Por Marcelo Maccio Villegas

Mauricio Macri sigue en pugna con el gobierno nacional para conseguir el traspaso de los fondos y poder crear una policía propia de la Ciudad. Entretanto, el resto de la Capital Federal, bajo jurisdicción correspondiente a la Policía Federal Argentina, continúa solicitando respuestas a la problemática que inquietó (e inquieta) a los porteños desde la última década: la seguridad.Pero es sabido que toda ley tiene su excepción, es la que hace la regla. Dentro del ejido porteño existe un barrio, Puerto Madero, que se erige como un país propio dentro de los límites de la Ciudad Autónoma. Ha crecido en todas las direcciones desde el traspaso de sus tierras a este distrito, en 1989 -durante la presidencia de Carlos Menem y con Carlos Grosso al frente de la intendencia de Buenos Aires- a la sociedad anónima Corporación Antiguo Puerto Madero, que comenzó a escriturar los terrenos por demanda de capitales privados. En Puerto Madero se encuentran, cenan, pasean y viven, entre miles de turistas que frecuentan el barrio, los miembros de la alta sociedad, sus empresarios, la cultura top, la farándula y los políticos, incluso el mismísimo ex Presidente Néstor Kirchner, quien desde diciembre último tiene oficinas con vista al río.

Puerto Madero tiene una fisonomía particular -con un espejo de agua que lo divide, desde sus construcciones de ladrillo a la vista en los diques, hasta el modo de vida de los lugareños-, siempre listos a tomar un cafecito o una cerveza "abajo" o hacer el clásico "after hour" después del trabajo. Son sólo cuatro las entradas que la comunican con el otro mundo, el que existe a partir de la Avenida Ingeniero Huergo (o Madero) al norte y los pasos que se alteran al compás de los veleros, lo que provoca demoras de hasta veinte minutos mientras giran los puentes. Cuenta con cerca de cien locales gastronómicos, nueve bancos, locales exclusivos de indumentaria de marcas líderes -una campera puede costar mas de 4 mil pesos y una bufanda casi 500-, inmobiliarias que presentan una oferta de cuatro mil pesos el metro cuadrado para los edificios en construcción (los últimos), y meses donde se obtiene un dato no menor: el delito cero.

En este sentido, no es indiferente que el barrio se encuentra bajo la vigilancia de la Prefectura Naval Argentina.La estadística, que no pasa inadvertida para Noticias Urbanas, hace que nazca la necesidad de saber cómo se logra crear una ciudad segura como soñó Rudolph Giuliani para Nueva York dentro de esta capital. Giuliani habló de "tolerancia cero" para respirar seguridad y tranquilidad. Quien hoy se puede arrogar algo similar es el jefe del Servicio de Seguridad de Puerto Madero, Raúl Germán Groh. Con él estuvimos.

El prefecto principal nos recibió en su oficina personal, ubicada en Macacha Güemes 150, y al tiempo que contesta las preguntas, no cesa su atención a los llamados de celulares y handys y a todo lo que sucede en la vía pública mediante el amplio ventanal que da a la calle. Por las arterias del barrio, a lo largo de un fin de semana, circulan entre 40 y 50 mil personas, algo más de 250 mil personas por mes. La Prefectura logró, con un esquema preventivo, la meta deseada por cualquier vigilador: delito cero.

Groh advierte que el promedio es de tres a cinco "hechos", a los cuales denomina "descuidismos", ya que son casos en que la persona olvida pertenencias por ejemplo, en el interior de un restaurante. Lo que llama la atención es que, en la vía pública, el delito siempre es cero.


LA SEGURIDAD

Puerto Madero está sectorizado. Las 170 hectáreas bajo jurisprudencia de Prefectura Naval -comprendidas entre la Avenida Ingeniero Huergo y su continuación, Eduardo Madero al este, Cecilia Grierson al norte, Paseo de los Italianos al oeste y Avenida Elvira Rawson de Dellepiane al sur-, están divididas en cuatro sectores, de acuerdo al este-oeste y diques 1-2 por un lado y 3-4 por el otro. En cada una de estas divisiones hay una persona responsable del sector y entre 40 y 50 prefectos, asimismo hay un encargado que comanda las acciones desde un centro común. En total, hay 40 hombres que conforman el personal superior y 500 subalternos, además de servicios particulares adicionales.

Groh define al Sistema Integral de Seguridad (SIS) como una "mesa" que tiene sus patas formadas por las comunicaciones horizontales en frecuencia baja, donde todo el personal se entera de lo que está pasando en la zona; las cámaras, entre 40 y 50 que van cambiando de ubicación dependiendo de la necesidad y que también pueden rotar hasta 360 grados, para hacer "el seguimiento de lo que puede llegar a ver el hombre en tierra"; y un sistema interno de comunicación en frecuencia alta, que se utiliza para asuntos de mayor importancia. El jefe de Seguridad de Puerto Madero explica que "todo es parte del sistema, pero lo más importante es cumplir con el código de procedimiento, y para eso resultan imprescindibles los recursos humanos"; y aclara que "si no se tienen buenos y abundantes recursos humanos, es difícil". Groh insiste, el SIS es "un conjunto donde todo está coordinado y en permanente movimiento, nada debe estar estanco dentro del sistema".


LA DIFERENCIA

Lo que distingue a Puerto Madero del resto de la Ciudad es la sensación de seguridad que tiene quien se encuentra allí. Y si de sensaciones se trata, Groh explica que lo que diferencia a la prefectura es la "sensación y actitud de pertenencia" que tienen los miembros de la fuerza. "Eso no se logra en la Universidad", observa, al tiempo que explica que en caso de necesidad de acudir a un prefecto, éste debe estar presente y atento, además de hacerse presente de forma inmediata, porque no se tolera que la persona tenga que buscarlo por espacio de tres cuadras. En ese sentido, se busca que el personal pertenezca y no que esté parado por el solo hecho de cumplir con las ocho horas de trabajo. Esto se logra, según explica, mediante la conducción, "la necesidad de llegar a la gente que está parada en la esquina y hacer que sienta que esa esquina le pertenece y que nada va a pasar mientras él este ahí", según sus propias palabras. Ante un eventual traspaso de los fondos de la Nación a la Ciudad para una Policía propia u otra fuerza de seguridad como la policía porteña, Groh indica como indispensable que esa fuerza tenga ese sentido de pertenencia, y resalta que "la Prefectura ya tiene 200 años de existencia".

Puerto Madero no está exento de uno de los problemas que aqueja a toda la Ciudad, el tránsito. La única estadística que no se reduce es la de las multas que se labran en jurisprudencia de la Prefectura, alrededor de 300 al mes. La mayor parte de las mismas son por giros en U o mal estacionamiento. Los accidentes no son de mayor relevancia: generalmente golpes leves.

Los meses de enero y febrero, cuando es mayor el movimiento en la zona de la Costanera Sur se advierte un aumento en el número de delitos, y tal como sucedió con el paso de la Antorcha Olímpica por la Ciudad, Prefectura entonces aposta una mayor cantidad de efectivos en la zona.

La empresa New Tech Security provee la logística de las cámaras y tiene instaladas, a pedido de empresas, restaurantes y edificios, una cantidad de dispositivos de video, a los que Prefectura puede acceder de forma indirecta. Por otro lado, la fuerza cuenta con un grupo de civiles que recorren a diario la zona y son quienes llevan a cabo los arrestos.Entre las quejas que reciben, las más comunes son por parte de personas que viven o frecuentan a diario el barrio y que a veces, debido "a que Prefectura no discrimina entre personas que son de Puerto Madero y las que no", se ven demoradas u obligadas a dejar el vehículo o moto, en caso de no cumplir con las normativas vigentes. Además, piden tolerancia, pero esta no figura en el código ni en la cabeza de este hombre que entiende que "las leyes están hechas para cumplirlas". Parece fácil, ¿no?

jueves, 19 de junio de 2008

La “tecnologización” del lenguaje

Trabajo hecho por una obligación académica, pero que quizás valga la pena leer. Saludos
M.a.r.c.e.l.o.
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CAMBIOS
La “tecnologización” del lenguaje

El paso del tiempo y el cambio en la cultura llevan aparejados cambios en las sociedades, que en la búsqueda de adaptarse a los nuevos tiempos recurren a las modificaciones en sus lenguajes, ya sean mediante la invención de nuevos conceptos o agregando connotaciones a los preexistentes. En este sentido se mostrarán las modificaciones sufridas en los signos lingüísticos a partir de la masificación de las computadoras e Internet en la sociedad.

Analizar en estos momentos la ‘tecnologización’ del lenguaje no tendría un porqué específico si no fuese porque una medición reciente realizada por el INDEC indicó, entre otras cosas, que crecieron un 16.4 por ciento los hogares con Internet, aumentando la cifra de computadoras con acceso a la web a más de 3 millones.

En este contexto surge la necesidad de hablar del lenguaje, la terminología y los cambios que se producen en la lengua, que, tal como señaló Ferdinand de Saussure, “la lengua no es más que una determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos”
[1]. La lengua es un sistema que existe por contrato de la gente para crearla, es de una dimensión social, se comparte, sostiene Saussure.

Asimismo Saussure afirma que el signo lingüístico es mutable e inmutable al mismo tiempo. Es inmutable debido a que no se puede cambiar ya que para ello se necesita justamente de un consenso social, asimismo la relación entre significante y significado es arbitraria. Por otra parte, la inmutabilidad es debido a que al hombre lo rige la ley del mínimo esfuerzo, lo cual lleva a no batallarse en cambiarlo; otro de los condicionantes a que el signo no sea mutable es que a cada persona esta conforme con el idioma que habla, por último, para cambiar el lenguaje es preciso conocerlo y éste, es demasiado complejo.

Por otra parte, el signo lingüístico es mutable por el tiempo y por la masa hablante. Además es alterable debido a las mismas cosas por las que es inmutable, es decir, por la arbitrariedad de la relación significado significante, pero principalmente por que el signo lingüístico es “hijo” de la cultura, por ende necesita ir nombrando cosas a su paso.

En este sentido, desde que la computadora e Internet se expandieron en toda la sociedad, y la mayoría de las personas tienen acceso a los nuevos avances de la informática por medio de procesadores en los hogares o mediante cibercafés, que se reproducen como los maxikioscos en la década de los 90’, el lenguaje ha sufrido un cambio.

Dicho cambio podría decirse que es obligado, en el sentido en que, la sociedad en general, pero específicamente los porteños, adoptaron como un elemento fundamental de sus vidas a la computadora, Internet y por ende las comunicaciones cibernéticas.

Incluso, dentro de ese nuevo mundo ‘tecnologizado’ y cibernauta, surgieron palabras o elementos como el e-mail, el fotolog, el blog, el facebook, los pen-drives, el videolog o términos como googlear, zipear, backapear, rooteando, mp3, chat, “subir” o “bajar”, estos dos últimos, en un sentido distinto del conocido.

Para comenzar a analizar alguna de las nuevas terminologías, es conveniente utilizar una explicación de Jorge Luis Borges en El lenguaje de Buenos Aires que afirma que “no hemos variado el sentido intrínseco de las palabras, pero si su connotación”
[2]. Esto es algo que está, al mismo tiempo, relacionado con lo que aseguraba Saussure al hablar de mutabilidad del signo. En este sentido, tal como se señaló, palabras como ‘subir’ o ‘bajar’ tienen una nueva connotación al ser utilizadas en Internet. Mientras que la Real Academia Española señala en ambos términos una relación de altura o posicionamiento respecto a un movimiento, en la web se utilizan los vocablos como la acción de integrar a la red nuevos archivos (subir) o descargarlos de ella (bajar).

Quizás la expresión que más llame la atención, y que ha atravesado más capas de la sociedad por su frecuente uso, sea “googlear”. Para entender esto es oportuno citar a José Edmundo Clemente en El lenguaje de Buenos Aires, quien indica: “Bien dice Ortega que toda palabra fue en su comienzo una metáfora”[3], agregando que “siempre la metáfora es arbitraria, por que pretende ser original”[4]. De acuerdo a ello, “googlear” proviene de la acción de utilizar el buscador de Internet llamado Google. Del uso del buscador, es que se le llama “googlear” a las operaciones de búsqueda de información, incluso independientemente del uso específico de dicho portal.

Claro que no todo se reduce a googlear algo o alguien, sino que el uso de nuevas herramientas de Internet, como lo es el Fotolog (un sitio donde cada cibernauta puede mostrar sus fotos o imágenes) o el Blog (sitio donde cada uno puede expresar sus ideas, además de “subir” videos, fotos, archivos, etc) o el simple hecho de chatear (utilizar el chat, un programa de mensajería instantánea de uso online) obligan a las personas a conocer su significado, ya que, tal como Clemente asegura: “El lenguaje […] tiene una finalidad social y común: intercomunicación”.

De acuerdo a las nuevas palabras que se generan mediante la inclusión de la tecnología en la vida social de las personas, o las nuevas acepciones que reciben otras, resultan acertadas las afirmaciones de Saussure sobre la mutabilidad del signo lingüístico. Algo que señalaba el lingüista es la relación del signo con la cultura de la sociedad, por ello, la aparición de las computadoras e Internet marca el cambio en la sociedad y en la cultura de la misma, lo que explica la relación del cambio del lenguaje y la inclusión de nuevos términos, al cambio en la cultura de determinada sociedad.


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[1] Saussure, Ferdinan de. Curso de Lingüística general. Buenos Aires, Losada. Pag 51
[2] Borges, Jorge Luis y Clemente, José Edmundo. El lenguaje de Buenos Aires. Buenos Aires, Emecé, 1998. Pag 26.
[3] Ibidem Pag 78.
[4] Ibidem Pag 100.

lunes, 26 de mayo de 2008

Un día como hoy...

Su mirada serena, escondía sus pensamientos. Su dulzura cotidiana, calmaba los nervios. Su frescura natural, relajaba los ánimos.
Yo inmutable, sin querer recordar sus palabras.
Distancia. Frialdad. Sequedad. Lejanía. Irreconocible. Silencios, silencio.
El saludo es timidez.
Aún la recuerdo, aún la quiero.

viernes, 23 de mayo de 2008

La Quiero

Los segundos inmoviles. El oceano quieto, su movimiento potencial. Todos los recuerdos y nada a la vez. El acercamiento, imperceptible. Velocidad y lentitud. Serenidad. Encuentro.
La Quiero.

lunes, 19 de mayo de 2008

Micro relato

El frío aire cortó el silencio. El instante fue eternidad. Juro que no sufrió. Bastó con un disparo certero. Frío y exacto. Juro que no sufrió. Mi hermana, orgullosa.

lunes, 28 de abril de 2008

La casa de Asterión -Jorge Luis Borges-


Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

Claro que no me faltan distacciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

martes, 15 de abril de 2008

Jean Paul Sartre

Es quizás un poco largo, pero realmente entretenido de leer y muy interesante.

Jean-Paul Sartre nació en París en 1905. Estudió en la Escuela Normal Superior. En 1938 publicó La náusea, obra con la cual comenzó a ser reconocido. En la Segunda guerra mundial formó parte de la resistencia intelectual. En 1943, durante la ocupación nacionalsocialista, publicó El ser y la nada. Hacia 1950 se acercó al comunismo, aunque con el tiempo se iría alejando de este movimiento. En 1952 rompió su amistad con Albert Camus. En 1960 tomó partido abiertamente por la causa argelina. Ese mismo año, rechazó el Premio Nobel de literatura. En 1968 apoyó a los estudiantes del mayo francés. Murió en 1980.
Otras obras importantes, dentro de su inmensa producción, son las siguientes: A puerta cerrada (1944), El existencialismo es un humanismo (1946), El diablo y el buen Dios (1951), Crítica de la razón dialéctica (1960-1985).
Su compañera, Simone de Beauvoir, lo describió así: “Sin duda, no se había propuesto llevar una existencia de hombre de estudio; detestaba las rutinas y las jerarquías, las carreras, los hogares, los derechos y los deberes, todo lo que hay de serio en la vida. No se hacía a la idea de ejercer un oficio, tener colegas, superiores, reglas que observar e imponer, jamás se habría convertido en un padre de familia y ni siquiera en un hombre casado…No habría echado raíces en ningún lugar, jamás habría asumido la carga de una posesión: no para mantenerse ociosamente disponible, sino para experimentarlo todo. Todas sus experiencias fueron aprovechadas por su obra y descartó de manera categórica todas aquellas que hubiesen podido disimularla…Sartre sostenía que, cuando se tiene algo que decir, todo derroche es criminal. La obra de arte, la obra literaria, era para él un fin absoluto; llevaba en sí misma la propia razón de ser, la de su creador y, quizá, también la de todo el universo” (La fuerza de la verdad).


EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO

Quisiera defender aquí el existencialismo de una serie de reproches que se le han formulado.
En primer lugar, se le ha reprochado el invitar a la gente a permanecer en un quietismo de desesperación, porque si todas las soluciones están cerradas, habría que considerar que la acción en este mundo es totalmente imposible y desembocar finalmente en una filosofía contemplativa, lo que además, dado que la contemplación es un lujo, nos conduce a una filosofía burguesa. Éstos son sobre todo los reproches de los comunistas.
Se nos ha reprochado, por otra parte, que subrayamos la ignominia humana, que mostramos en todas las cosas lo sórdido, lo turbio, lo viscoso, y que desatendemos cierto número de bellezas risueñas, el lado luminoso de la naturaleza humana…Los unos y los otros nos reprochan que hemos faltado a la solidaridad humana, que consideramos que el hombre está aislado, en gran parte, además, porque partimos -dicen los comunistas- de la subjetividad pura, por lo tanto del yo pienso cartesiano, y por lo tanto del momento en que el hombre se capta en su soledad, lo que nos haría incapaces, en consecuencia, de volver a la solidaridad con los hombres que están fuera del yo, y que no puedo captar en el cogito. Y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas, puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscritos en la eternidad, no queda más que la estricta gratuidad, pudiendo cada uno hacer lo que quiere y siendo incapaz, desde su punto de vista, de condenar los puntos de vista y los actos de los demás.
A estos diferentes reproches trato de responder hoy; por eso he titulado esta pequeña exposición: El existencialismo es un humanismo. Muchos podrán extrañarse de que se hable aquí de humanismo…En todo caso, lo que podemos decir desde el principio es que entendemos por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana.
[…]
Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos, entre los cuales yo colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los existencialistas franceses y a mí mismo. Lo que tienen en común es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia, o, si se prefiere, que hay que partir de la subjetividad.
[…]
El existencialismo ateo que yo represento es más coherente [que el ateísmo del siglo XVIII]. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero, ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Porque queremos decir que el hombre empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor….Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es.
[…]
El existencialista, por el contrario, piensa que es muy incómodo que Dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo; no está escrito en ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no haya que mentir, puesto que precisamente estamos en un plano donde solamente hay hombres. Dostoievsky escribe: “Si Dios no existiera, todo estaría permitido”. Este es el punto de partida del existencialismo…En efecto, todo está permitido si Dios no existe y en consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas. Si en efecto la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar por referencia a una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace…Ninguna moral general puede indicar lo que hay que hacer.
[…]
La doctrina que yo les presento es justamente lo opuesto del quietismo, porque declara: sólo hay realidad en la acción; y va más lejos todavía, porque agrega: el hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es por lo tanto más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida. De acuerdo con esto, podemos comprender por qué nuestra doctrina horroriza a algunas personas. Porque a menudo no tienen más que una forma de soportar su miseria, y es pensar así: las circunstancias han estado contra mí; yo valía mucho más de lo que he sido; evidentemente no he tenido un gran amor, o una gran amistad, pero es porque no he encontrado ni un hombre ni una mujer que fueran dignos; no he escrito buenos libros porque no he tenido tiempo para hacerlos; no he tenido hijos a quienes dedicarme, porque no he encontrado al hombre con el que podría haber realizado mi vida. Han quedado, pues, en mí, sin empleo, y enteramente viables, un conjunto de disposiciones, de inclinaciones, de posibilidades que me dan un valor que la simple serie de mis actos no permite inferir. Ahora bien, en realidad, para el existencialismo, no hay otro amor que el que se construye, no hay otra posibilidad de amor que la que se manifiesta en el amor…Un hombre que se compromete en la vida dibuja su figura, y fuera de esta figura no hay nada. Evidentemente, este pensamiento puede parecer duro para aquel que no ha triunfado en la vida. Pero, por otra parte, dispone a la gente para comprender que sólo cuenta la realidad, que los sueños, las esperas, las esperanzas, permiten solamente definir a un hombre como sueño desilusionado, como esperanzas abortadas, como esperas inútiles. […] pero el existencialista, cuando describe un cobarde, dice que el cobarde es responsable de su cobardía. No lo es porque tenga un corazón, un pulmón o un cerebro cobarde; no lo es debido a una organización fisiológica, sino que lo es porque se ha construido como hombre cobarde por sus actos…Y en el fondo es esto lo que la gente quiere pensar: si se nace cobarde, se está perfectamente tranquilo, no hay nada que hacer, se será cobarde toda la vida, hágase lo que se haga; si se nace héroe, también se estará perfectamente tranquilo, se será héroe toda la vida, se beberá como héroe, se comerá como héroe. Lo que dice el existencialista es que el cobarde se hace cobarde, el héroe se hace héroe; hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser más cobarde y para el héroe de dejar de ser héroe. Lo que tiene importancia es el compromiso total y no es un caso particular, una acción particular lo que compromete totalmente. Así, creo yo, hemos respondido a cierto número de reproches concernientes al existencialismo. Ustedes ven que no puede ser considerada como una filosofía del quietismo, puesto que define al hombre por la acción; ni como una descripción pesimista del hombre: no hay doctrina más optimista, puesto que el destino del hombre está en él mismo; ni como una tentativa para descorazonar al hombre alejándole de la acción, puesto que le dice que sólo hay esperanza en su acción, y que la única cosa que permite vivir al hombre es el acto. En consecuencia, en este plano, tenemos que vérnoslas con una moral de acción y de compromiso.
[…]
…esta teoría es la única que da una dignidad al hombre, la única que no lo convierte en un objeto. Todo materialismo tiene por efecto tratar a todos los hombres, incluido uno mismo, como objetos, es decir, como un conjunto de reacciones determinadas, que en nada se distingue del conjunto de cualidades y fenómenos que constituyen una mesa o una silla o una piedra. Nosotros queremos constituir precisamente el reino humano como un conjunto de valores distintos del reino material.
[…]
Y además puedo formular un juicio moral. Cuando declaro que la libertad a través de cada circunstancia concreta no puede tener otro fin que quererse a sí misma, si el hombre a ha reconocido que establece valores, en el desamparo no puede querer sino una cosa, la libertad, como fundamento de todos los valores. Esto no significa que lo quiera en abstracto. Quiere decir simplemente que los actos de los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda de la libertad como tal…Ciertamente la libertad, como definición del hombre, no depende de los demás, pero en cuanto hay compromiso, estoy obligado a querer, al mismo tiempo que mi libertad, la libertad de los otros; no puedo tomar mi libertad como fin si no tomo igualmente la de los otros como fin. En consecuencia, cuando en el plano de la autenticidad total, he reconocido que el hombre es un ser en el cual la esencia está precedida por la existencia, que es un ser libre que no puede, en circunstancias diversas, sino querer su libertad, he reconocido al mismo tiempo que no puedo menos que querer la libertad de los otros.

El existencialismo no es nada más que un esfuerzo por sacar todas las consecuencias de una posición atea coherente.






miércoles, 9 de abril de 2008

Carta abierta de Fernando Peña a Cristina Kirchner

Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mí cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡que lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.

Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada.

Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.

Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó.

Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel.

Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.

Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.

Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él.

De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.

Quiero creer que pronto la Argentina , además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.

Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no.

La saluda cordialmente, Fernando Peña

lunes, 18 de febrero de 2008

Sin ley no existiría el rock

Analizar la existencia del rock desde la existencia de la Ley no es sencillo. Hay que hacer distintas salvedades antes de introducirse de lleno al tema.

El término "Rock" será entendido en este escrito como un estilo de vida, como una manera de llevar a cabo diferentes actos bajo una órbita de sentidos que así lo expresan. El rock como estilo de vida fue definido de diversas formas, tiene varios iconos que lo personifican, pero sin embargo en este momento hay un personaje -ficticio- que encarna mejor que nadie el estilo de vida rockero, Pomelo. Este rocker, creación de Diego Capusotto y que puede verse en "Capusotto y sus videos. Un programa de rock" por la pantalla de Canal 7 es, de un modo pragmático y visible, todo lo que el estilo de vida rockero exige en sus mandamientos. Bardero, descontrolado, alcohólico y drogadicto, pedófilo, trasgresor de cuanta ley exista, con problemas con los medios y hasta portador de una imagen que -haciéndose el descuidado- cuida con uñas y dientes. En él es posible encontrar lo que la gente entiende por rock, lo que la sociedad quiere significar al hablar de estilo de vida rockero.

Por el otro lado, la afirmación del comienzo se refiere a Ley no en su grueso de significaciones, sino en la línea que prohibe al ser humano determinadas acciones, dejando de lado aquellas leyes que regulan por ejemplo la relación entre países o la política de estado. Las leyes a las que hace referencia la frase disparadora de la reflexión son aquellas que, por ejemplo, están en contra del consumo de estupefacientes, de los desmanes, de la trasgresión, uso de violencia o altercados en vía pública, es decir, a aquellas que delimitan el accionar de una persona y su relación con el mundo.

En la intersección de estas dos cuestiones se afirma la frase de partida. Sin ley no existiría el rock. El rock existe -más allá que como estilo musical- por que existen las leyes. El estilo de vida rockero existe por que existen leyes para transgredir. El rock nació -o fue inventado- para romper esos límites, pasarse de la línea en nombre de algo, de creencias, de una nueva forma de expresión y rebeldía.

El rock existe desde que existen las leyes, las reglas. Sin Ley el rock no tendría que violar, no tendría razón de ser en cuanto a estilo de vida, quedaría en la existencia sólo como un estilo musical.

El rock existe por que existen las leyes. Sin Ley no existiría el rock. Tan cierto como la teoría de la relatividad.

jueves, 7 de febrero de 2008

Pensamientos

Reflexionando en una situación bella de la vida, fue imposible no cuestionarse sobre que viene después de la muerte. Pero no fue ese el eje de la charla, ni lo que ahora les quiero comentar, sino que empezando por ese punto, terminamos debatiendo sobre para que vivimos. Gran pregunta. Y creo haberle encontrado, una respuesta alentadora.

Usando la idea del eterno retorno de Nietzsche, imaginemos al ciclo de la vida, tal como quizás enseñan en el primario, como un circulo, q tiene su fin en el comienzo, o su comienzo en el fin. De esta forma uno nace cuando otro muere, y muere cuando otro nace. No acaso exactamente a cada nacimiento le corresponde una muerte ni a cada muerte un nacimiento, pero el concepto es ese. ¿De donde proviene esto?

¿Que hay después de la muerte? VIDA.

¿Cual es el sentido de la vida? LA FELICIDAD

Unamos esto. Uno vive, en el fondo para ser feliz (leer Sobre el pasado, presente y futuro. Sobre la VIDA ), convencido estoy q uno de los caminos, sino el único, es el amor. Quizás el punto menos firme del pensamiento sea este, pero creo que me entenderán. Por medio de un amor es que la gente llega a ser feliz y puede tomar las fuerzas necesarias de él para poder vivir, para tener una excusa para levantarse todos los días, para luchar contra enfermedades y catástrofes.

Si el sentido de la vida es ser feliz, por medio del amor, ¿que sucede cuando nos morimos? Cuando nos morimos, como la vida es un circulo, cada uno de nosotros contribuye a que haya cada vez mas vida, para que mas gente pueda vivir y para que mas gente pueda ser feliz, que luego muere y ayuda a que terceros vivan y sean felices.

Después de la muerte. Vida. Uno perece, el cuerpo se descompone bajo tierra, oficia de abono para q las plantas crezcan y propaguen la vida. El cuerpo queda sobre la tierra, es comida de animales. Los cuerpos de los nichos, un atentado contra la vida misma. El cuerpo nace de la tierra en definitiva y debería retornar a ella para continuar el ciclo de la vida. La vida es un círculo. Un segmento de la idea del eterno retorno de Nietzsche.