Nota publicada originalmente en el semanario Noticias Urbanas Nº 136 del día jueves 15 de mayo de 2008.
PERTENECER TIENE SUS PRIVILEGIOS
Sin miedo en la tierra prometida
Si la inseguridad es uno de los latiguillos favoritos de los porteños, Puerto Madero es la única zona que cumple las reglas de la seguridad, a un cierto costo. Esta crónica no deja escapar ni al ojo "ciego" de la cámara digital.
Por Marcelo Maccio Villegas
Mauricio Macri sigue en pugna con el gobierno nacional para conseguir el traspaso de los fondos y poder crear una policía propia de la Ciudad. Entretanto, el resto de la Capital Federal, bajo jurisdicción correspondiente a la Policía Federal Argentina, continúa solicitando respuestas a la problemática que inquietó (e inquieta) a los porteños desde la última década: la seguridad.Pero es sabido que toda ley tiene su excepción, es la que hace la regla. Dentro del ejido porteño existe un barrio, Puerto Madero, que se erige como un país propio dentro de los límites de la Ciudad Autónoma. Ha crecido en todas las direcciones desde el traspaso de sus tierras a este distrito, en 1989 -durante la presidencia de Carlos Menem y con Carlos Grosso al frente de la intendencia de Buenos Aires- a la sociedad anónima Corporación Antiguo Puerto Madero, que comenzó a escriturar los terrenos por demanda de capitales privados. En Puerto Madero se encuentran, cenan, pasean y viven, entre miles de turistas que frecuentan el barrio, los miembros de la alta sociedad, sus empresarios, la cultura top, la farándula y los políticos, incluso el mismísimo ex Presidente Néstor Kirchner, quien desde diciembre último tiene oficinas con vista al río.
Puerto Madero tiene una fisonomía particular -con un espejo de agua que lo divide, desde sus construcciones de ladrillo a la vista en los diques, hasta el modo de vida de los lugareños-, siempre listos a tomar un cafecito o una cerveza "abajo" o hacer el clásico "after hour" después del trabajo. Son sólo cuatro las entradas que la comunican con el otro mundo, el que existe a partir de la Avenida Ingeniero Huergo (o Madero) al norte y los pasos que se alteran al compás de los veleros, lo que provoca demoras de hasta veinte minutos mientras giran los puentes. Cuenta con cerca de cien locales gastronómicos, nueve bancos, locales exclusivos de indumentaria de marcas líderes -una campera puede costar mas de 4 mil pesos y una bufanda casi 500-, inmobiliarias que presentan una oferta de cuatro mil pesos el metro cuadrado para los edificios en construcción (los últimos), y meses donde se obtiene un dato no menor: el delito cero.
En este sentido, no es indiferente que el barrio se encuentra bajo la vigilancia de la Prefectura Naval Argentina.La estadística, que no pasa inadvertida para Noticias Urbanas, hace que nazca la necesidad de saber cómo se logra crear una ciudad segura como soñó Rudolph Giuliani para Nueva York dentro de esta capital. Giuliani habló de "tolerancia cero" para respirar seguridad y tranquilidad. Quien hoy se puede arrogar algo similar es el jefe del Servicio de Seguridad de Puerto Madero, Raúl Germán Groh. Con él estuvimos.
El prefecto principal nos recibió en su oficina personal, ubicada en Macacha Güemes 150, y al tiempo que contesta las preguntas, no cesa su atención a los llamados de celulares y handys y a todo lo que sucede en la vía pública mediante el amplio ventanal que da a la calle. Por las arterias del barrio, a lo largo de un fin de semana, circulan entre 40 y 50 mil personas, algo más de 250 mil personas por mes. La Prefectura logró, con un esquema preventivo, la meta deseada por cualquier vigilador: delito cero.
Groh advierte que el promedio es de tres a cinco "hechos", a los cuales denomina "descuidismos", ya que son casos en que la persona olvida pertenencias por ejemplo, en el interior de un restaurante. Lo que llama la atención es que, en la vía pública, el delito siempre es cero.
LA SEGURIDAD
Puerto Madero está sectorizado. Las 170 hectáreas bajo jurisprudencia de Prefectura Naval -comprendidas entre la Avenida Ingeniero Huergo y su continuación, Eduardo Madero al este, Cecilia Grierson al norte, Paseo de los Italianos al oeste y Avenida Elvira Rawson de Dellepiane al sur-, están divididas en cuatro sectores, de acuerdo al este-oeste y diques 1-2 por un lado y 3-4 por el otro. En cada una de estas divisiones hay una persona responsable del sector y entre 40 y 50 prefectos, asimismo hay un encargado que comanda las acciones desde un centro común. En total, hay 40 hombres que conforman el personal superior y 500 subalternos, además de servicios particulares adicionales.
Groh define al Sistema Integral de Seguridad (SIS) como una "mesa" que tiene sus patas formadas por las comunicaciones horizontales en frecuencia baja, donde todo el personal se entera de lo que está pasando en la zona; las cámaras, entre 40 y 50 que van cambiando de ubicación dependiendo de la necesidad y que también pueden rotar hasta 360 grados, para hacer "el seguimiento de lo que puede llegar a ver el hombre en tierra"; y un sistema interno de comunicación en frecuencia alta, que se utiliza para asuntos de mayor importancia. El jefe de Seguridad de Puerto Madero explica que "todo es parte del sistema, pero lo más importante es cumplir con el código de procedimiento, y para eso resultan imprescindibles los recursos humanos"; y aclara que "si no se tienen buenos y abundantes recursos humanos, es difícil". Groh insiste, el SIS es "un conjunto donde todo está coordinado y en permanente movimiento, nada debe estar estanco dentro del sistema".
LA DIFERENCIA
Lo que distingue a Puerto Madero del resto de la Ciudad es la sensación de seguridad que tiene quien se encuentra allí. Y si de sensaciones se trata, Groh explica que lo que diferencia a la prefectura es la "sensación y actitud de pertenencia" que tienen los miembros de la fuerza. "Eso no se logra en la Universidad", observa, al tiempo que explica que en caso de necesidad de acudir a un prefecto, éste debe estar presente y atento, además de hacerse presente de forma inmediata, porque no se tolera que la persona tenga que buscarlo por espacio de tres cuadras. En ese sentido, se busca que el personal pertenezca y no que esté parado por el solo hecho de cumplir con las ocho horas de trabajo. Esto se logra, según explica, mediante la conducción, "la necesidad de llegar a la gente que está parada en la esquina y hacer que sienta que esa esquina le pertenece y que nada va a pasar mientras él este ahí", según sus propias palabras. Ante un eventual traspaso de los fondos de la Nación a la Ciudad para una Policía propia u otra fuerza de seguridad como la policía porteña, Groh indica como indispensable que esa fuerza tenga ese sentido de pertenencia, y resalta que "la Prefectura ya tiene 200 años de existencia".
Puerto Madero no está exento de uno de los problemas que aqueja a toda la Ciudad, el tránsito. La única estadística que no se reduce es la de las multas que se labran en jurisprudencia de la Prefectura, alrededor de 300 al mes. La mayor parte de las mismas son por giros en U o mal estacionamiento. Los accidentes no son de mayor relevancia: generalmente golpes leves.
Los meses de enero y febrero, cuando es mayor el movimiento en la zona de la Costanera Sur se advierte un aumento en el número de delitos, y tal como sucedió con el paso de la Antorcha Olímpica por la Ciudad, Prefectura entonces aposta una mayor cantidad de efectivos en la zona.
La empresa New Tech Security provee la logística de las cámaras y tiene instaladas, a pedido de empresas, restaurantes y edificios, una cantidad de dispositivos de video, a los que Prefectura puede acceder de forma indirecta. Por otro lado, la fuerza cuenta con un grupo de civiles que recorren a diario la zona y son quienes llevan a cabo los arrestos.Entre las quejas que reciben, las más comunes son por parte de personas que viven o frecuentan a diario el barrio y que a veces, debido "a que Prefectura no discrimina entre personas que son de Puerto Madero y las que no", se ven demoradas u obligadas a dejar el vehículo o moto, en caso de no cumplir con las normativas vigentes. Además, piden tolerancia, pero esta no figura en el código ni en la cabeza de este hombre que entiende que "las leyes están hechas para cumplirlas". Parece fácil, ¿no?